Probamos el coche eléctrico más caro de España, pero esta es la triste consecuencia que nos encontramos

Los coches son cada vez más caros, pero hay algunos que superan cualquier cifra imaginable. El mercado del lujo no entiende de modas o tendencias, aunque el impresionante EQS SUV Maybach reúne dos de ellas.

Probamos el coche eléctrico más caro de España, pero esta es la triste consecuencia que nos encontramos

18 min. lectura

Publicado: 17/08/2025 12:00

El segmento del lujo es tan limitado que no entiende ni de crisis ni de modas. El lujo, el verdadero lujo, no pasa de moda. El lujo puede presentarse en muchos formatos, tamaños y colores. Desde una pequeña piedra preciosa al más grande de los coches eléctricos que podemos encontrar en el mercado. Puede que sean presentaciones diferentes, pero el cliente es el mismo. El Mercedes EQS SUV Maybach es la quintaesencia del lujo eléctrico. Un coche como pocos hay en el mundo.

Un breve repaso a la historia de Maybach

Una marca convertida entre las más prestigiosas y elitistas del mundo.

Hablar de Maybach supone hablar de una de las marcas más exclusivas del mundo. Fue fundada por Wilheim Maybach y su hijo Karl a principios del siglo pasado (1909). En sus inicios, la empresa se dedicó a fabricar motores para dirigibles y, más tarde, coches de lujo. Siempre ha mantenido una estrecha relación con la marca Mercedes. Wilheim fue el director técnico de la Daimler-Motoren-Gesellschaft, la Daimler original.

Durante las décadas de los 20, 30 y 40, Maybach fabricó algunos de los coches más lujosos y ostentosos de su época, adquiriendo fama internacional. Durante la Segunda Guerra Mundial, Maybach se centró en diseñar y fabricar los motores de muchos de los vehículos blindados del Tercer Reich, así como motores diésel para la infantería o el ferrocarril. Llegado el fin de la guerra la compañía prácticamente desapareció, pasando a formar parte de la órbita de Mercedes en 1960.

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Demos un salto en el tiempo. Avancemos más de 50 años hasta el curso del 2002. Entonces, Mercedes decidió recuperar la más ilustre y lujosa de sus marcas con dos coches que marcaron un antes y un después; los Maybach 57 y 62. Se dice que Daimler intentó comprar la marca conjunta Rolls-Royce-Bentley, pero la operación no acabó bien. Como todo el mundo sabe, Rolls-Royce pasó a formar parte del Grupo BMW, mientras que sus colegas de Bentley engrosaron las filas del Grupo Volkswagen. Mercedes necesitaba fortalecer su presencia en el segmento del lujo y por eso recuperó Maybach.

Y no pudo hacerlo más a lo grande. Yo, que nací en los 80 y crecí en los mejores años de la industria del motor, recuerdo con mucho cariño y admiración a los Maybach 57 y 62. Ocupaban un puesto privilegiado en mi carpeta del instituto a pesar de que no eran deportivos. Maybach (Mercedes) desarrolló ambos productos a la vez con enfoques muy diferentes. El 57 estaba enfocado a aquellos clientes que además de ser propietarios de un Maybach querían conducirlo. El 62 era un producto centrado exclusivamente en sus plazas traseras. Se compraba para disfrutar, no para conducir.

El EQS Maybach resulta imponente visto desde cualquier punto de vista.

A pesar de la ostentosa presentación y del descomunal precio, Mercedes consiguió vender más de 3.000 unidades en el plazo de una década. En 2013, la marca Maybach y sus coches volvieron a desaparecer del mercado. Los alemanes se quedaron huérfanos del lujo, que pasó a ser exclusividad inglesa hasta la entrada de la siguiente década. En 2016, Mercedes hizo un intento de recuperación con el Vision Mercedes-Maybach 6. Un prototipo 100% eléctrico que adelantó sin saber, el futuro de la división. En 2023, Maybach vuelve al escenario con el EQS, su primer coche eléctrico de producción.

El primer eléctrico de Maybach

Hoy la firma Maybach tiene bajo su paraguas a los modelos más grandes y caros de Mercedes, entre los que se incluyen el SL, el GLS, el Clase S (por supuesto) y el EQS SUV. Entre sus exclusivos clientes encontramos a grandes millonarios como Amancio Ortega. El dueño del Grupo Inditex se ha dejado ver en más de una ocasión con un GLS Maybach de lo más discreto. A nivel internacional son muchas las figuras públicas que se mueven con un Maybach. Yo he podido acceder a ese estrellato durante una semana, aunque como se suele decir, no es oro todo lo que reluce.

Ni uno solo de los Maybach actuales baja de los 200.000 euros. Y eso es el precio mínimo. Superado ese primer paso el límite lo pone la imaginación del cliente, su discreción o el fondo de su cartera. Todo es posible. Sirva como ejemplo el EQS SUV Maybach que Mercedes me ha cedido una semana. El precio base es de 214.575 euros. A eso hay que sumar la pintura de 23.500 euros, la tapicería de 18.000 y un el acabado especial Night Series que suma otros 30.000 a la factura final. Sumándolo todo el precio de venta al público roza los 318.000 euros. Una auténtica barbaridad.

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Como podrás imaginar, el EQS SUV firmado por Maybach es el más potente y exclusivo de los EQS SUV registrados por Mercedes. Aunque no sepas de coches su sola presencia intimida. Mide 5,12 metros de largo y su distancia entre ejes es de 3,2 metros. Por superficie hay apartamentos de estudiantes mucho más pequeños que este coche. Es descomunalmente grande en todas sus medidas. Es excesivamente largo, ancho (más de 2 metros sin retrovisores) y alto. También es escandalosamente pesado tal y como se siente. La báscula lo confirma: 3.075 kilogramos sin conductor.

La combinación escogida por Mercedes lo hace incluso más imponente. La carrocería de dos colores (la misma que vale 23.500 euros) llama la atención por su fina ejecución. La línea intermedia no es una pegatina. Está pintada. Mención aparte merecen las llantas de horroroso diseño. 21 pulgadas con diseño de siete radios y espacios rellenados por molduras de plástico con el emblema Maybach. Si vas al configurador verás que equiparlas cuesta -no es broma- 50.578 euros. Obligan a instalar el paquete Night Series y los asientos traseros de primera clase. Ridículo.

A pesar del precio y la calidad hay detalles de dudoso gusto.

¿Me lo compraría? ¿Me compraría uno de los coches más caros que he probado? No. Lamentablemente no. No me gusta ni la presentación ni la ordinaria configuración. Por todo el coche encontramos el logo o el nombre de Maybach. No veo necesario llamar tanto la atención. No es algo que corresponda al lujo, al verdadero lujo silencioso de aquellos que tienen el dinero suficiente para comprar este coche. Puedo contar más de 30 sitios diferentes donde aparece el emblema o el logotipo. Desde los cojines de los asientos traseros a las llantas, pasando por el estribo lateral, la parrilla delantera y muchos más espacios del interior.

Más lujo que gusto. Demasiado ostentoso

Crecí en la época de los Maybach 57 y 62. Coches que no necesitaban gritar a los cuatro vientos que eran un Maybach. Lujo discreto, que no sencillo. Sólo veías una impresionante berlina de lujo. No hacía falta nada más. Mucho me temo que este EQS SUV Maybach está más pensado para clientes con mucho más dinero que gusto. Asiáticos, americanos y algún que otro europeo despistado. No hablo de saudís, porque dudo que les interese un coche eléctrico. El coche eléctrico no es sinónimo de lujo, como bien saben muchas compañías que están retrasando sus proyectos con cable.

El coche está pensado para los ocupantes de las plazas traseras.

Como he dicho al principio, el lujo no entiende ni de crisis ni de modas. A los ricos les da absolutamente igual el medio ambiente y el tener que pagar multas por exceso de emisiones. Se mueven por el mundo en sus yates, en sus aviones privados y en sus coches de consumo incalculable. El EQS SUV Maybach es un ejercicio de poder. La demostración de que Mercedes es capaz de hacer coches que casi nadie más puede. Una marca capaz de fabricarte los mejores camiones y a la vez un SUV eléctrico de lujo de más de 300.000 euros. Ese mérito no se le puede ni se le debe negar a Mercedes.

Pero insisto que no me lo compraría ni con todo el oro del mundo. No digo que no me compraría un Maybach, pero no me compraría el EQS SUV. Y eso que no puedo poner ni una sola pega a su ejecución interior. Si impresiona por fuera, también lo hace por dentro. Lo hace en todos y cada uno de sus detalles, desde las alfombrillas de pelo alto hasta la cobertura de cuero en cada uno de sus recovecos o las impresionantes butacas que adornan las plazas delanteras, pero sobre todo las traseras. Es un coche para disfrutar desde detrás mucho más que tras el volante.

Equipamiento de lujo como la nevera con capacidad para dos botellas de champán.

Los pasajeros traseros disfrutan de la mayor parte de las comodidades, lujos y extravagancias que Mercedes es capaz de integrar. La lista es larga, pero destacan elementos como: nevera, televisión por satélite, asientos con masaje, iluminación ambiental, climatización particular, soporte para copas de champán, mesitas de trabajo, auriculares y todo lo que se te pueda ocurrir a excepción de un baño. Lujo en su máxima expresión donde no es necesario ni abrir o cerrar la puerta. Un botón hace ese trabajo por nosotros.

Al fin y al cabo el verdadero lujo no solo es sinónimo de exclusividad. El dinero te compra la comodidad y te ahorra tiempo. Te evita tener que hacer el esfuerzo de cerrar la puerta o el tiempo de pasar por el control de pasajeros del aeropuerto. En eso consiste el verdadero lujo. No en mostrar tu riqueza al resto del mundo. Se puede hacer, se hace, pero cuando hablamos de Maybach las formas y las presentaciones tienen que ser mucho más discretas. No como las que ofrece el EQS SUV con dos mil insignias Maybach repartidas por su carrocería.

Poco feeling tras el volante

Es demasiado grande, pesado y caro como para conducirlo a gusto.

Igual podrías pensar que al igual que el Maybach 57 original el EQS SUV está pensado para conducir y para disfrutar como pasajero, pero la verdad es que al volante tampoco se pasa muy bien. Es tan grande y pesado que resulta torpe, aunque realmente no lo sea. El eje trasero obra el milagro de la maniobrabilidad. Las ruedas traseras pueden girar hasta en un ángulo de 10 grados en sentido contrario a las delanteras para reducir el radio de giro. Aunque mide 5,12 metros de largo maniobra como un coche mucho más pequeño. Ayuda y se agradece.

La suspensión neumática crea un efecto de alfombra voladora con una clara tendencia al rebote. El departamento Maybach ha reforzado el aislamiento de cada panel o hueco del coche para hacer del habitáculo un espacio insensible del mundo exterior. Es exageradamente caro, pero conducirlo es una labor tediosa. Durante la semana de pruebas no he encontrado el feeling con el coche. Demasiado grande para un mundo real. Problema del que debe preocuparse el conductor, no el pasajero que es quien desembolsa el dinero por el coche. Problemas del primer mundo se suele decir.

El precio de algunos opcionales resulta ridículo.

Como eléctrico tengo que reconocer que tiene la pegada, pero con una larga lista de inconvenientes. Ahí donde lo ves, gracias a sus 658 caballos, este edificio de una planta acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y alcanza los 210 km/h de velocidad punta. Ritmo al que no he llegado y al que bajo ningún concepto recomiendo llegar. No niego que no pueda superar esa velocidad, pero buena suerte para aquél que lo intente a la hora de frenar. Puede que acabe en otra comunidad o incluso en otro país cuando el marcador quiera llegar a los 0 km/h. El problema no solo es el peso, es el tacto del freno. Defecto que siempre ha acompañado a los EQ de Mercedes, especialmente a los modelos más grandes.

Tampoco es que sea el eléctrico más eficiente del mundo. Mercedes asegura que puede completar hasta 607 kilómetros de autonomía con su batería de 118 kWh de capacidad neta, pero será cuesta abajo. Homologa un consumo de 22,2 kWh/100 km. En mis más de 600 kilómetros hechos he marcado un registro de 22,6 kWh/100 km yendo tranquilo. La media homologada es posible si vamos con calma, pero la autonomía que dice tener ni se asoma a la verdadera. En ningún caso supera los 500 kilómetros, y eso cumpliendo con el objetivo de consumo. Los kilómetros se escapan por algún lado, pero todavía no sé por dónde.

Reconozco el trabajo, pero no es un coche que me compraría.

Mercedes equipa todo el sistema eléctrico habitual, incluyendo sus fatídicos programas de regeneración mediante levas. Digamos que tienen mucho espacio de mejora. Las levas nos permiten regular la frenada del coche a la hora de levantar el pedal del acelerador, desde un modo automático a un programa más fuerte. Realmente hay tres modos: no frena, frena demasiado o te clava. Es imposible encontrar el término medio. Cualquier modo dificulta mucho una frenada progresiva, elegante y refinada. Algo que no gustará mucho a los ocupantes traseros. Mercedes tiene que seguir puliendo este problema.

Javier Gómara

La opinión de Javier Gómara

Creo que el EQS SUV Maybach es un ejercicio de demostración. Demostración por parte de Mercedes para decirle al resto del mundo que con mucho dinero y ambiciones eléctricas ellos son los mejores fabricantes a los que puedes llamar. Sin embargo, creo que los alemanes no han acertado con la presentación. El cliente de un Maybach, a parte de dinero, tiene clase, algo que no se puede decir del EQS SUV. Es demasiado ostentoso, llamativo y ordinario para el mundo al que pretende atacar. El hecho de ser eléctrico tampoco juega a su favor. A los millonarios les da absolutamente igual el medioambiente. Los Maybach de hoy deberían recordar a los del pasado. Algo que sólo consigue el Clase S o en su defecto el GLS. Cualquier otro invento sobra.

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