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La nueva crisis entre Irán y Estados Unidos ya tiene consecuencias

Cada vez que Donald Trump cumple una de sus extravagantes promesas electorales, políticos a lo largo del mundo se preparan para un mal trago. Esta semana se juega la vigencia de un acuerdo que había pacificado los ánimos en Irán desde la caída del Sha en 1979.

6 min. lectura

Publicado: 09/05/2018 20:30

Renault Tondar 90, el Logan persa

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, vuelve a agitar las aguas de la política internacional ante su amenaza de retirarse del tratado antinuclear con Irán. EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Alemania e Irán firmaron en Viena un alivio de las sanciones contra el país persa a cambio de ralentizar su programa sobre energía nuclear, el Plan de Acción Conjunto funcionó.

Dicha firma sirvió para restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales rotas desde el ascenso al poder de los ayatolás en 1979, cuando Irán pasó a ser una teocracia poco amistosa con Occidente. Donald Trump ya prometió en campaña salir de dicho acuerdo, que no le gusta ni a él ni a sus aliados israelíes y saudíes.

El sábado 12 de mayo es una fecha en la que EEUU puede salirse del acuerdo, ya que se revisa cada 120 días. De hacerlo, se complican las perspectivas para los países o multinacionales que están haciendo negocios con Irán. El país norteamericano puede responder con sanciones o barreras hacia su sistema financiero, entre otras medidas de represalia.

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Centro de Teherán - Fotografía: Kamyar Adl (CC BY)

La postura europea es mantener el acuerdo, considerado como uno de los mayores éxitos diplomáticos de las últimas décadas, ya que efectivamente puede reducir el acceso de Irán a las armas nucleares a cambio de una mayor prosperidad económica y normalidad en las relaciones internacionales.

En el bando contrario, la postura es la de endurecer el acuerdo o salir del mismo, ya que Irán está relacionado con movimientos que desestabilizan Oriente Medio, como el apoyo a Hizbulá en el Líbano, y que tiene una caducidad temporal que pueden acabar con Irán con armas nucleares. Es más, se cree que otros países podrían continuar con la escalada atómica, convirtiendo Oriente Medio en un polvorín.

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El presidente Trump está sacudiendo el orden internacional en los ámbitos de la lucha contra el cambio climático, la seguridad y el libre comercio. Lo hace con amigos y con enemigos, aunque últimamente parece haber más sintonía entre Estados Unidos y Corea del Norte, que son técnicamente enemigos desde 1950.

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Hasta los aliados más importantes de Irán, que son Rusia y China, son favorables a mantener el acuerdo de no proliferación nuclear. Volver a sancionar a Irán puede radicalizar a los sectores más extremistas, retrasar décadas la prosperidad de la región y volver a la situación previa de gran inestabilidad y retórica belicista.

La consecuencia más visible para el europeo medio es el rápido aumento del precio del barril de crudo Brent, el de referencia en Europa, ya que Irán volvió a introducir en el mercado su petróleo. Un incremento del 20% del barril implica un aumento del 10% de lo que se paga en el surtidor.

El Brent cotiza a 77 dólares, un 12,42% más en un mes natural

Varias multinacionales europeas vislumbran complicaciones si EEUU sigue adelante, como pueden ser las automovilísticas PSA y Renault, la petrolera Total o la aeronáutica Airbus. Decenas de miles de millones de euros en inversión pueden quedar en dique seco de persistir Trump en lo que muchos analistas consideran un error. El mercado iraní tiene mucho potencial de crecimiento por su envejecido parque móvil y su gran población.

Desde el miércoles, las empresas ya no están autorizadas a hacer acuerdos con Irán en los sectores energéticos, el sector automovilístico quedará comprometido en agosto. Lo gordo vendrá en noviembre, cuando los acuerdos en materia de energía y comercio sean directamente prohibidos por Estados Unidos.

El principal damnificado será PSA, que aspiraba a recuperar su posición de dominio en el mercado local con una inversión de 400 millones de euros, además de Renault, que hizo inversiones para fabricar más de 300.000 coches al año. También hay que mencionar a Pininfarina, que firmó un acuerdo con Iran Khodro para otro desarrollo conjunto. SEAT, que ya vio esto venir, no se la jugó.

Si las sanciones siguen adelante, PSA tendrá que recular en Irán para evitar un mal mayor, tener la zancadilla puesta para volver al mercado estadounidense. La multinacional francesa aspira al lucrativo segundo mercado mundial más importante, del que lleva fuera más de 25 años, que puede compensar la pérdida de la posición en Irán: menos coches, más ganancia por unidad.

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