Miles de conductores contratan este seguro sin saber que puede dejarles en la ruina
Cuando adquirimos un vehículo, estamos obligados a asegurarlo, pudiendo elegir entre hacerlo a terceros o a todo riesgo (con o sin franquicia). Si el coche es nuevo más te vale tenerlo asegurado a todo riesgo o podrías arruinarte con cualquier percance.

Cuando nos disponemos a comprar un coche, generalmente echamos cuentas sobre lo que nos cuesta adquirirlo (o financiarlo) y asegurarlo. Sin embargo, la mayoría de las veces no nos detenemos en calcular el coste del mantenimiento o las potenciales reparaciones que podríamos tener que afrontar en el futuro.
Y es que, sobre todo a partir de determinado nivel de calidad y precio, estos dos aspectos pueden llegar a ser vitales a la hora de saber si nuestra capacidad económica nos permitirá tener dicho vehículo en buenas condiciones durante toda su vida útil.
Esto, además, es muy importante a la hora de elegir qué tipo de seguro contratar, puesto que la diferencia entre una póliza a terceros y una a todo riesgo no siempre es excesiva en precio, pero sí en cobertura.
El coste de los repuestos es prohibitivo en la mayoría de los casos
Un jefe de taller alerta a los compradores de coches
Miquelturbo, uno de los creadores de contenido relacionado con la automoción más conocidos de Instagram, ha afrontado este asunto en uno de sus vídeos más recientes.
En el mismo, visita el taller ID Auto Reparació. Y la pregunta es muy directa: ¿Por qué asegurar un coche relativamente nuevo a terceros puede ser una ruina? La respuesta está en el coste de los repuestos, que son prohibitivos en la mayoría de los casos. Y más aún si el vehículo es de gama media-alta o superior.
David, propietario del taller, señala que un faro convencional sin tecnología LED, láser o similar (aquí puedes conocer los tipos de faros que hay) para un coche nuevo puede costar entre 1.500 y 7.000 euros, lo que sin duda supone un desembolso brutal para el propietario en caso de tener que pagarlo. Lo mismo puede decirse de otros elementos actualmente presentes en muchos coches como son los sensores de proximidad, los radares de aparcamiento, etc.
Lo cierto es que este rango de precios puede ser un poco exagerado para vehículos de gama media, en los que un faro delantero puede costar entre 400 y 600 euros en función del modelo. En cualquier caso, un pequeño golpe en el que haya que cambiar un faro, un paragolpes y los sensores de aparcamiento puede salir por varios miles de euros si tu seguro no se hace cargo de ello.
Seguro a terceros o a todo riesgo
Como seguramente sabes, el seguro a terceros cubre únicamente los daños ocasionados al vehículo contrario, pero no los del tuyo. Si en el incidente ha sido el otro conductor quien ha sido declarado culpable, entonces será su aseguradora quien cubra los daños de tu vehículo.
En cambio, con un seguro a todo riesgo, el vehículo protegido está cubierto independientemente de quién haya sido el responsable del accidente. En caso de haber contratado una póliza a todo riesgo con franquicia, el asegurado pagará el coste de la reparación hasta el límite marcado por dicha franquicia (que suele oscilar entre 200 y 600 euros, tú eliges), y todo lo que supere la misma correrá a cargo de la compañía aseguradora.

De este modo, el cliente puede reducir el coste del seguro y, en caso de accidente, tener la seguridad de que sólo pagará una cantidad reducida del coste total de reparación.
La diferencia de precio tampoco es excesiva, oscilando entre unos 200 y 250 euros anuales para un seguro a terceros básico o ampliado, desde unos 300 euros para un seguro a todo riesgo con franquicia de 300 euros o desde 500 euros para uno a todo riesgo sin franquicia.
¿Merece la pena arriesgarse a una factura prohibitiva en el taller por ahorrarse unos euros con un seguro a terceros? Parece que no.
