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5 motivos para amar el Mercedes G 500 4×4²

Extravagante, bestial, absurdo, superlativo, genial. Hemos conocido en primera persona al gigantesco Mercedes G 500 4×4², una locura sobre ruedas tan contundente que hemos caído rendidos ante sus virtudes. No en vano es uno de los todoterrenos más increíbles jamás fabricados.

5 motivos para amar el Mercedes G 500 4×4²

9 min. lectura

Publicado: 28/07/2016 11:00

La única unidad que hay en España del descomunal Mercedes G 500 4×4² está en manos de Mercedes-Benz Madrid, la mayor red de concesionarios del grupo Daimler en nuestro país. Tras ver este Clase G tan especial por primera vez en el Salón de Ginebra, no podíamos dejar pasar la oportunidad de conocer con mayor profundidad uno de los todoterrenos más impresionantes de la historia.

La sede de Mercedes-Benz Madrid Barajas (C/ Alcalá, 728), el más grande de los siete centros que conforman Mercedes-Benz Madrid y toda una institución para la marca de la estrella, nos ha abierto las puertas de sus instalaciones para admirarlo en todo su esplendor. Buscar un espacio conveniente para este Clase G superlativo ya es todo un reto y para la ocasión el escenario elegido fue uno de los box de la renovada zona de taller, el primer paso de una remodelación con la que este centro aspira a convertirse en una de las referencias entre las concesiones del grupo Daimler en Europa.

Se trata de un vehículo que impone desde todos los ángulos. El titánico Mercedes G 500 4×4² es sin, duda, uno de los coches más espectaculares fabricados por la marca alemana. Deriva del no menos formidable Mercedes G63 AMG 6x6 y, aunque el Clase G de tres ejes pueda ser más extremo, el G 500 4x4 al cuadrado es el que nos roba el corazón.

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Es verdad que el 6x6 está firmado por AMG, pero es quizá demasiado extravagante y obliga a disponer de carnet C de camión. El 4×4² es la mejor elección a la hora de configurar nuestro garaje ideal -soñar no cuesta nada- porque su imagen sigue siendo igual de impactante pero es más compacto y ligero en términos relativos lo que le permite presumir de mejores aptitudes offroad ¿No lo tienes claro? Aquí van cinco motivos para amar el Mercedes G 500 4×4² que te convencerán:

1.- Es imposible pasar desapercibido

Este coloso sobre ruedas no es apto para gente tímida, la discreción no va con él. Su presencia se deja notar desde muy lejos sobresaliendo entre el tráfico porque es grande. Muy grande. Enorme. Las medidas del modelo de Mercedes-Benz impresionan, empezando por sus 2,25 metros de altura. Además, la carrocería es 30 centímetros más ancha que un Clase G normal con unos abultados pasos de rueda están pintados en efecto fibra de carbono negro brillante, por lo que la anchura alcanza los 2,10 metros.

¿Crees que a pesar de todo no llamará tanto la atención? La deslumbrante pintura en color amarillo brillante High Gloss Electric Beam con la que está vestida la carrocería de esta unidad permite distinguirlo a kilómetros. Eso sí, a pesar de la transformación estética el G 500 4×4² sigue reconociéndose como un Clase G, el todoterreno más emblemático de Mercedes-Benz, y eso también nos gusta.

2.- Corazón deportivo

Un vehículo tan flamante como éste no podía conformarse con un propulsor vulgar. Bajo el capó del G 500 4×4² habita una de las mecánicas más sobresalientes fabricadas por la marca alemana en los últimos años. Se trata del motor de gasolina V8 biturbo de 4,0 litros derivado del que emplea el Mercedes-AMG GT, el gran deportivo de Daimler. Al igual que éste, los turbocompresores se sitúan dentro de ambas bancadas de cilindros para ser más compacto. Una obra de arte de la ingeniería.

Este motor entrega 422 CV y un no menos sorprendente par máximo de 610 Nm, cifras que dotan a este todoterreno de un dinamismo insospechado ¡Para quien adore las emociones fuertes esta mole de casi tres toneladas es capaz de alcanzar los 210 km/h! Otra de sus ventajas es que siempre nos acompaña el provocador ronroneo que emana de los escapes laterales dobles de acero inoxidable pulido, convertido en un estremecedor bramido al pisar el acelerador a fondo.

3.- Es absolutamente imparable

En un mercado plagado de descafeinados modelos SUV, el Clase G es un todoterreno de verdad en vías de extinción. Sus virtudes lejos del asfalto son ejemplares pero se multiplican, se elevan al cuadrado, con el G 500 4×4². Esta bestia de color amarillo puede superar cualquier obstáculo, aplastarlo o atravesarlo. No se detiene ante nada. La distancia libre al suelo es de 450 milímetros, más del doble que cualquier otro todoterreno convencional. Los principales responsables de esta característica son los ejes pórtico, unos ejes excéntricos que no están alineados con el centro de la rueda sino que se sitúan a una altura mayor.

Las llantas de 22 pulgadas calzadas con enormes neumáticos Pirelli Scorpion ATR 325/55 R22 circulan sin inmutarse sobre arena, piedras, barro e incluso se enfrentan a corrientes de agua porque la capacidad de vadeo alcanza el metro de profundidad. Con una vista tan elevada, el conductor tiene un dominio del entorno total. No hay que olvidar la exclusiva suspensión adaptativa compuesta por ocho amortiguadores y ocho muelles y el efectivo sistema de tracción integral permanente con reductora y tres bloqueos mecánicos para los diferenciales.

4.- Lujo a raudales

A pesar de su rudo aspecto exterior, el habitáculo nos sorprende con un refinamiento exquisito propio de las mejores berlinas de representación. Para comprobarlo el peaje que hay que pagar es demostrar nuestra agilidad: con la estribera situada a medio metro del suelo, para meterse dentro hay que trepar mientras buscamos con la mirada un asidero al que echar mano.

La excelsa calidad de Mercedes-Benz se nota en cada detalle. El contorno de los asientos, los reposacabezas, el volante, el pomo de la palanca de cambios, el tablero de instrumentos, la consola central y los apoyabrazos de las puertas están tapizados en cuero negro con costuras de contraste en color amarillo. Para las superficies de los asientos, los paneles de las puertas y el techo se recurre a microfibra acolchada con un pespunteado de rombos. La extraordinaria atmósfera se completa con varias las molduras con efecto fibra de carbono negro brillante.

5.- Exclusividad asegurada

El desmedido Mercedes G 500 4×4² se produce de forma muy limitada y sus principales clientes se encuentran en Oriente Próximo. Por eso las probabilidades de encontrarse con una unidad por la calle en nuestro país tienden a cero. Ser una auténtica rara avis forma parte del encanto de este contundente todoterreno y, sin duda, su exclusividad y poder de diferenciación es una razón adicional que lo hace aún más deseable.

Evidentemente, siendo uno de los coches más ridículamente sorprendentes que se puede comprar, el 4x4 al cuadrado no está al alcance de cualquier economía. Su mantenimiento puede alcanzar cifras obscenas y su precio de compra es de 275.550 euros, más del doble que un G 500 convencional. Aunque el equipamiento de serie es muy completo, algunos elementos de personalización pueden incrementar la factura final como, por ejemplo, la pintura High Gloss Electric Beam que cuesta ¡más de 26.000 euros!

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