Prueba Mercedes V 300 d, 5,1 metros de pura versatilidad (Con vídeo)
La compra de un gran monovolumen nunca es algo pasional, pero a día de hoy estos grandes familiares son capaces de cumplir en muchos campos. De entre todos probamos el único de categoría premium, el Mercedes V 300 d 4MATIC. Lujo en gran formato.
En 1888 se realizó el primer gran viaje por carretera de la historia. Una madre con sus dos hijos recorrió la por entonces espectacular cifra de 104 kilómetros, la distancia que separaba su casa de la de sus padres. Por ese motivo se podría decir que el primer coche de la historia era un coche familiar. Aquella mujer que tardo 12 horas en completar el recorrido se llamaba Bertha Benz, la mujer del mismísimo Karl Benz. Y muchas cosas han cambiado y evolucionado a lo largo de estos 130 años. A día de hoy Mercedes sigue fabricando coches familiares, y alguno de ello tan espectacular como la Clase V que este mismo año se ha renovado con la intención de seguir siendo uno de los monovolúmenes más vendidos en nuestro país y del mundo.
Lo primero de todo hay que decir que el Mercedes Clase V no es una simple furgoneta con asientos. Aunque tiene una hermana melliza en la división de comerciales de la marca, el Clase V es un turismo en toda regla y aunque su formato puede cambiar solo tiene capacidad para pasajeros, así que turismo al fin y al cabo. Uno bien grande, todo sea dicho de paso. Mercedes nos propone varias alternativas de tamaño, un chasis normal de 4,9 metros, otro largo de 5,1 y otro extra largo de 5,3 metros en total.
Esos tamaños se notarán principalmente en el voladizo trasero y en la distancia entre ejes, aunque este último caso solo en la unidad extralarga, el espacio para los ocupantes no cambia mucho, pero sí que podemos incrementar el volumen de carga del maletero. La unidad de pruebas es la más común de todas, la versión intermedia de 5,1 metros. Su volumen mínimo con las tres filas de asientos desplegadas es de 1.030 litros. 420 litros más que la carrocería compacta y 380 litros menos que la versión extralarga. Pero ojo que esos solo son volúmenes mínimos, porque si nos vamos a los máximos estamos hablando de capacidades próximas a las de una furgoneta industrial.
Y es que su interior es completamente personalizable. Mercedes nos propone varias configuraciones posibles para el Clase V. Dos pasajeros delante y tres detrás, dos pasajeros delante, dos en medio y tres detrás. Dos pasajeros delante, dos en medio y dos detrás, y por último dos pasajeros delante, tres en medio y tres detrás. Para que quede claro, las opciones pueden variar entre los cinco y los ocho ocupantes, aunque lo más normal y habitual ya que llega de serie es la configuración que tenemos con nosotros con capacidad para siete pasajeros. Más que suficiente.
Una vez tengamos la configuración que queremos podemos empezar a jugar con la disposición y el orden de la segunda y tercera fila de asientos porque cada una se puede mover libremente. Podemos desplazar los asientos hacia delante, hacia detrás e incluso dar la vuelta a los de la segunda fila. La modularidad es total y llega a tal punto que podemos deshacernos de todos los asientos para así convertir al Clase V en una Mercedes Vito. Eso sí, te recomiendo que esa operación la hagas a la sombra o en invierno porque la maniobra no es sencilla porque cada asiento pesa una barbaridad y vas a sudar la gota gorda.
Pero dejando a un lado toda esa construcción y reconstrucción que pocas veces vamos a necesitar y centrándome más en lo que a comodidad y habitabilidad de la segunda fila de asientos se refiere, se nota que Mercedes tiene experiencia en coches familiares porque todo está muy bien pensado y resuelto. Lo primero es que disponemos de dos grandes puertas correderas que se pueden abrir de forma manual o electrónica si pagamos los 860 euros extra. A mi entender es un dinero que nos podemos ahorrar porque al fin y al cabo el desplazamiento es fácil y no hay que hacer mucha fuerza. Otra cosa es el portón del maletero. En ese caso sí que aconsejo comprarlo de apertura eléctrica porque es bastante pesado y cerrarlo a veces puede ser complicado.
Pero volviendo a lo del acceso y el espacio, decir que las comodidades son muchas. Tenemos un asa que nos ayuda a impulsarnos y así entrar más fácil. Obviamente el acceso más cómodo es a la segunda fila de asientos, pero el de la tercera no está nada mal resuelto. Basta con usar cualquiera de los tiradores de la base de los asientos de esta segunda fila y el asiento por completo se desplaza hacia delante permitiendo una entrada y una salida muy cómoda. Eso sí las personas que tengan la movilidad algo más reducida es recomendable alojarlas en las segunda fila.
Fácil acceso y mucho espacio en cada una de las plazas. Esto es un siete plazas de verdad, de los buenos. En cualquiera de las filas hay espacio de sobra para las piernas y tampoco habrá problemas de estrecheces laterales ya que cada asiento tiene un ancho generoso. Además como ya he dicho, cada asiento es regulable longitudinalmente, por lo que podemos modificar ese espacio para las piernas en función de los pasajeros. Por ejemplo podemos reducir el espacio de los niños para dárselo a los adultos o viceversa. Las configuraciones son prácticamente infinitas.
Aunque esas dos filas traseras nos tienten a todos, alguien tiene que conducir, y el que lo haga no va a ir tampoco nada mal. En la parte delantera del Clase V apenas hay cambios con respecto al modelo anterior a este 2019. Nos encontramos la misma estructura con los mismos materiales. Materiales de los buenos, bien acabados y que incrementan la sensación de calidad en todo el coche. Como ya digo no hay ninguna diferencia a excepción de las salidas de ventilación, que han sido sacadas de un Mercedes Clase E Cabrio.
Tampoco nos vayamos a pensar que por tener aspecto de furgoneta no tenemos equipamiento, porque no es así. Esto es un coche de lujo, empleado por grandes marcas en desplazamientos de directivos, y por ese motivo el equipamiento es digno de cualquier berlina o SUV de alta gama. La lista es prácticamente infinita, pero por destacar algunos elementos están los faros de LED matriciales, cámaras de 360º, asientos delanteros eléctricos y térmicos, sistema COMMAND, climatizador de tres zonas, mesa interior plegable, y por supuesto un amplio despliegue de seguridad con todos los asistentes a la conducción que te puedes imaginar y todos los airbags concebidos por el ser humano. Y por ese motivo se gana las cinco estrellas en los test de seguridad Euro NCAP con excelentes notas en la protección de ocupantes adultos e infantiles.
El factor estético nunca ha entrado en juego en el mundo de los grandes monovolúmenes. Al fin y al cabo la funcionalidad está por encima del diseño y nada más práctico y espacioso que una forma geométrica. Históricamente los grandes familiares presentaban un aspecto similar al de una caja de zapatos con ruedas, pero tuvo que llegar Mercedes y demostrarnos cuánto tiempo habíamos estado equivocados. El Clase V no será el coche más bonito de la casa alemana, pero sin lugar a dudas es un ejemplo perfecto de que con atención los grandes furgones pueden lucir un poco más de lo que pensamos.
En el rediseño de 2019 no hay grandes cambios con respecto a lo visto en años anteriores. De hecho los cambios más significativos los encontramos en el morro de los acabados Rise, Exclusive y Avantgarde. En éstos la parte inferior del parachoques se remoza gracias a la introducción de una gran parrilla que recorre de extremo a extremo el ancho del coche. En el acabado AMG Line el cambio es si cabe más sutil con una parrilla superior con efecto diamantado. Si a esto le sumamos unos faros principales de igual forma pero diseño diferente, damos con todos los cambios introducidos en el Clase V edición 2019.
Ni en la vista lateral ni en la trasera se modifica componente alguno salvo por las llantas que han sido actualizadas pero que presentan los mismos tamaños, de entre 17 y 19 pulgadas. La zaga es la que es y poco puede cambiar. Sigue mostrando muchos detalles cromados para que así podamos diferenciar un poco mejor al Clase V de su hermana comercial la Vito. Como ya digo en líneas generales muy buen esfuerzo por parte de los diseñadores que nos muestran otra cara más amable de los prácticos pero poco agraciados monovolúmenes de gran formato.
En cuanto a las mecánicas no esperes versiones híbridas o híbridas enchufables, ni siquiera de gasolina. A la espera de la llegada de la variante 100% eléctrica, todas las versiones montan el mismo motor diésel de cuatro cilindros y dos litros. Éste está configurado para presentar varios niveles de potencia, desde la versión 220d de 163 caballos hasta la nueva versión 300d de 239 caballos. Todas las unidades llegarán asociadas a una caja de cambios automática de nueve velocidades, y aunque no sea de serie todas ellas a su vez podrán disponer de un sistema de tracción a las cuatro ruedas 4MATIC de Mercedes.
Prueba Mercedes V 300 d 4MATIC
Hasta este momento he repetido unas cuantas veces que debemos considerar al Clase V como un turismo y no como una furgoneta. Su aspecto no lo deja tan claro pero sí su interior, su calidad y su comportamiento. Aunque su fabricación se lleva a cabo en la misma línea de montaje que los vehículos industriales, en la planta de Vitoria por cierto, el Clase V recibe ciertas modificaciones y mejoras que lo alejan de ese mundo para atraerlo más al lado más familiar y refinado.
Más que nada porque si hay una palabra que defina a este turismo es la palabra refinamiento. Habrá quien no se lo crea, pero la verdad es la verdad. Hay que tener en cuenta que el Clase V es también considerado como un vehículo de representación, es decir un vehículo usado por empresas y servicios de transporte para desplazamientos de altos ejecutivos y personas importantes. Y no es de extrañar el por qué.
Se podría decir sin temor a equivocarme o a exagerar que el Clase V es el Mercedes Clase S de los grandes monovolúmenes. Cada viaje en él se convierte en una experiencia de primera clase para cualquiera de sus ocupantes. El aislamiento acústico con el exterior es tan detallado que ni siquiera el ruido aerodinámico, sus formas ayudan, se filtra al interior. Tan solo notaremos el avance de los neumáticos en función del tipo de asfaltado que estemos pisando, porque si la calzada ayuda ni siquiera la rodadura supondrá un problema. Por ende los motores tampoco lo son.
Esos bloques diésel que antes mencionaba son los encargados de impulsar al coche. En nuestro caso hemos optado por una mecánica novedosa para el Clase V, el 300 d 4MATIC que trae consigo 239 caballos y un sistema de tracción total gestionado por una caja de cambios 9G-Tronic que reparte la fuerza a las cuatro ruedas. En el pasado ya había tenido la ocasión de probar la variante inmediatamente menos potente, el 250 d, y creo firmemente que aunque nunca viene mal un poco más de potencia esa es la variante más correcta. Más corta puede llegar a quedarse la V 220 d que también hemos analizado y probado.
La suspensión está sacada de un turismo y gracias a ello el confort de marcha es muy elevado
La pérdida de potencia apenas nos deja con 50 caballos menos, el 250 d cuenta con 190 CV, la entrega de par tampoco supone un gran lastre porque aunque contemos con 90 Nm menos los 440 disponibles entre las 1.350 y las 2.400 vueltas son más que suficientes. Con todo esto no quiero decir que la variante 300 d no sea correcta, que lo es, pero en muchos casos resulta excesiva. Es decir, que no se necesita tanto en la mayoría de ocasiones.
A lo largo de la semana de pruebas, tras haber realizado viajes largos con seis pasajeros y carga, el V 300 d se ha mostrado muy resolutivo, tanto como el 250 d. Sí que es cierto que tiene más pegada, más patada, que corre más y que tiene más energía, pero no creo que ese sea el concepto general de este monovolumen. Al fin y al cabo estamos hablando de mucho peso en movimiento, y aunque el coche te permite coger grandes velocidades no es muy sensato alcanzarlas porque en caso de emergencia hay que tener ese margen de seguridad suficiente como para detener el coche.
Que quede claro que no podemos pretender ninguna cualidad especialmente dinámica. Los hasta 5,3 metros de longitud, las más de dos toneladas de peso y el centro de gravedad alto impiden un excelente comportamiento dinámico. Por ese motivo el Clase V, en cualquiera de sus carrocerías y versiones, se siente muy cómodo en carreteras rápidas, en autopistas y vías secundarias donde poder circular a una velocidad sostenida. Las carreteras más reviradas suponen un problema y una incomodidad y algo parecido pasa en entornos urbanos donde, a pesar de un excelente radio de giro, el maniobrar se puede convertir en una verdadera tortura.
El hecho de ser tracción total y no tracción trasera como es lo lógico, no afecta demasiado al comportamiento del coche. Mercedes nos propone dos modos de conducción; Confort y Sport, pero sinceramente no aportan nada. Lo lógico es circular en modo confortable todo el rato porque la diferencia es apenas inapreciable con respecto al modo deportivo. Lo mismo pasa con la tracción total, que solo será útil cuando nos movamos por carreteras de montaña donde la situación de la calzada puede variar rápidamente. Por lo tanto es un opcional que podemos ahorrarnos y destinar a otros menesteres.
Quién piense que por ser grande y pesado va a consumir mucho es porque no conoce la nueva hornada de motores diésel de Mercedes. Gracias a tecnología avanzada el Clase V es capaz de consumir mucho menos de lo que realmente uno podría imaginar. Aunque los datos a los que nos relega la marca son difíciles de alcanzar, durante los casi 1.500 kilómetros de pruebas hechos el Clase V fijó un consumo medio final de 8,5 litros. Eso son apenas cinco décimas más que el dato conseguido para el V 250 d, y ahora al igual que entonces es un valor realmente bueno y positivo.
Eso sí, hay que tener en cuenta que estamos hablando del gran monovolumen más caro del mercado. El Clase V es un segmento en sí solo, pues ninguna compañía premium ha plantado cara a semejante apuesta de Mercedes. Eso nos deja con unos precios de venta altos comparados con otras versiones generalistas como el Peugeot Traveller o el Toyota ProAce Verso. El Clase V fija su precio de salida en los 50.202 euros para la variante menos equipada con el motor V 200 d y el chasis corto. En el otro lado de la balanza está el V 300 d 4MATIC extralargo con el acabado más alto de todos, que tiene su precio de salida en los 83.191 euros. Barato, lo que se dice barato, no es.
Conclusiones
La compra de un monovolumen nunca es una compra pasional sino que está apoyada en la lógica y la necesidad de espacio. Oteando el mercado vemos que muchos monovolúmenes ofrecen capacidad para siete pasajeros, pero en realidad la inmensa mayoría de ellos presentan una configuración 5+2, donde esos dos últimos ocupantes deben ser niños obligatoriamente. Mercedes no apuesta por ese formato y por ese motivo el Clase V es un siete plazas de verdad con un maletero en condiciones. De hecho es el único siete plazas premium que hay en el mercado, algo que lo convierte en todo un bicho raro.
Las cualidades de este gran vehículo familiar son muy claras, versatilidad, practicidad y modularidad. La disposición de sus tres filas de asientos permite tantas configuraciones posibles que no solo es un coche para familias, sino también para empresas de transporte y como vehículo de representación. Pero además de esas cualidades podemos sumar una buena conducción, un diseño atractivo y una tecnología y calidad dignas de cualquier berlina. En cuanto a pegas, pues su precio, no es especialmente barata, y su tamaño, que no es especialmente práctico para entornos urbanos.