Probamos el coche que no querrás comprarte, pero sí el que puedes pagar y eso no tiene por qué ser nada malo
Los monovolúmenes han perdido posiciones frente a los más modernos SUV, pero no hay nada mejor que ellos para ofrecer la excelente combinación de practicidad y espacio. El Toyota ProAce City Verso tiene todo lo que puedas necesitar.

A la hora de comprar un coche, ya sea nuevo o no, entran en juego varios aspectos importantes, desde la marca a la carrocería, pasando por el precio o la mecánica. Nunca antes se habían presentado ante nosotros tantas opciones de compra diferentes. Una bendición envenenada ya que la decisión se vuelve muchísimo más completa de tomar. Cada vez quedan menos coches buenos, bonitos y baratos. El Toyota Proace City Verso puede que no sea el más pasional de todos, pero pocas compras hay mejores.

Como digo, las habrá más bonitas, pero no más prácticas. Los monovolúmenes compactos han llegado casi a la desaparición por culpa de los SUV. Los conductores prefieren formas más musculosas y menos ‘industriales’. Totalmente respetable y lógico. Sin embargo, muchos se dan cuenta, generalmente tarde, que muchos de los todocamino a la venta no cubren sus necesidades. Los coches están cada vez más caros, inclusive el que hoy centra esta prueba, por lo que gastar bien el dinero es más importante que nunca.
Si, el Proace City Verso deriva de la versión industrial. La de carga de toda la vida, vaya. A pesar de ello, el apellido Verso nos da una pista de que estamos ante la versión de pasajeros. Mejor dicho, estamos ante la carrocería más polivalente de todas. Mitad industrial, mitad coche familiar. No hace falta desprenderse de nada para tenerlo todo y a un precio bastante competitivo. El Toyota Proace City Verso L1 tiene un precio de salida de 28.250 euros, sin ofertas e incluyendo IVA. Un modelo Advance como la unidad de pruebas cuesta, como mínimo, 35.250 euros.

Vale que no es tan barata como hace unos años, pero nadie puede negar que este tipo de vehículos han ganado muchísimas cualidades con el paso del tiempo. El hecho de usar plataformas derivadas de turismos -no de industriales- ha obrado gran parte del milagro. El Proace City Verso de Toyota es en realidad un producto fabricado por el Grupo Stellantis. Un hermano mellizos de modelos como el Citroën Berlingo o el Peugeot Partner. Todos emplean los mismos componentes.
En realidad son todos el mismo coche con diferentes aspectos. Su forma está condicionada por la función. Solo hay un objetivo: ofrecer la mayor de las versatilidades y, de paso, mejorar el comportamiento y el uso diario. La carrocería L1 es la más corta de todas. Sus medidas son equivalentes a las de cualquier compacto: 4,403 metros de largo, 1,848 metros de ancho y 1,837 metros de alto para una distancia entre ejes de 2,785 metros. La versión L2 aumenta la longitud y la batalla hasta los 4,753 y los 2,975 metros.
Ese mayor tamaño se deja notar, sobre todo, en el espacio de carga y en el número potencial de pasajeros. El Toyota Proace City Verso L1 ofrece una configuración de cinco asientos individuales y un volumen mínimo de maletero de 597 litros, ampliable a 2.126 litros si abatimos por completo la segunda fila de asientos. Si lo hacemos podremos cargar sin problemas un euro palet con un peso máximo de 700 kilogramos. Mitad familiar, mitad furgoneta.
Además familiar de los buenos. La segunda fila de pasajeros presenta tres asientos individuales de iguales proporciones. Eso quiere decir que tres pasajeros adultos pueden viajar con mucha comodidad. Hay tres fijaciones ISOFIX y eso quiere decir que se pueden instalar tres sillitas infantiles, algo que no es nada habitual en la industria. Pocos coches pueden decir eso. La última de estas ventajas es que podemos jugar con el espacio a nuestra voluntad. Podemos reorganizar la cabina en función de las necesidades puntuales.

Vale, estamos de acuerdo que su aspecto es quizá demasiado industrial, pero la nueva generación de monovolúmenes derivados de industriales no obligan a desprenderse de muchos lujos. A nivel tecnológico ofrece elementos comunes a cualquier turismo correspondiente, como faros de LED, instrumentación digital, pantalla multimedia de 10 pulgadas con conectividad para teléfonos móviles, cámaras de aparcamiento, climatizador bizona y mucho más. Tiene más que suficiente. Eso sí, la calidad sigue siendo algo pobre. Plásticos duros pensados para una vida dura.
Tirando de pragmatismo y conocimiento del entorno, Toyota (Stellantis) tira de dos motores para su Proace City Verso. Una variante eléctrica de escasa autonomía y solo recomendable para un uso profesional en radios cortos, y un modelo diésel con etiqueta C mucho más polivalente. Se trata de un motor de cuatro cilindros turbo y 1.5 litros que desarrolla 130 caballos y 300 Nm de par motor. Toda la potencia se deriva al eje delantero, en este caso, mediante la gestión de un cambio automático de convertidor de par con 8 velocidades.

Al volante del Toyota Proace City Verso
Sin lugar a dudas esta la configuración más similar a la de un turismo. Diésel, con cambio automático y alicatado hasta el techo de opciones de equipamiento y confort. De ahí que sea la unidad más cara de la familia. Sin embargo, en términos mecánicos es exactamente igual que cualquier otro. Los motores diésel están en plena retirada en favor de los más modernos conjuntos híbridos de bajo consumo. A pesar de que hablamos de un Toyota no puede equipar uno de los fantásticos conjuntos ECO de la marca japonesa. Sin duda alguna, el punto más débil que tiene.
A pesar de que los híbridos se están imponiendo, los diésel todavía tienen su lógica en modelos como el Proace City Verso. Coches en los que la improvisación forma parte del día a día. No depender de un enchufe es clave para muchos conductores de este tipo de vehículos. Con sus cuatro cilindros, el motor responde perfectamente, incluso cuando vamos cargados. No es el más prestacional de los conjuntos, pero personalmente me resulta de lo más equilibrado.
Toyota Proace City Verso L1 1.5D (Verde Oliva)
Buenas prestaciones, sorprendente refinamiento y bajos consumos. Al arrancarlo apenas transmite vibraciones o ruidos típicos a la cabina. Solo en fases de fuerte aceleración se deja notar más, pero no es desagradable ni mucho menos. De hecho, me ha llamado gratamente la atención. El cambio automático no es el más rápido del mercado, pero cumple bastante bien. Aprovecha al máximo el conjunto y aporta ese toque de confort para los que no quieran estar haciendo el juego pie-mano. Yo siempre lo recomiendo.
Presenta dos modos de conducción: ECO y Normal. Sinceramente, la diferencia entre ellos es tan mínima que da igual cuál programes. Lo que menos me ha gustado es el tacto de la dirección, demasiado asistida. Cómoda en maniobras de baja velocidad, pero falta de transmisión en el resto de situaciones. Un poco más de peso no le vendría mal y tampoco afectaría al confort. Los frenos, en cambio, me han resultado buenos. De directa mordida y progresivo tacto.

Lo mejor de todo son los consumos. El Toyota Proace City Verso monta un tanque de combustible de 53 litros con el que podremos completar trayectos de unos 900 kilómetros sin tener que repostar. El consumo medio ronda los 6 litros en un trayecto combinado. En ciudad el gasto supera fácilmente la barrera de los 6,5 litros. No me parece mal resultado teniendo en cuenta la presentación del conjunto. Hay diésel que gastan menos, pero en este caso la aerodinámica no juega a su favor.
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Solicitar prueba Toyota Proace City Verso- Versatilidad
- Espacio
- Consumos ajustados
- Sin etiqueta ECO
- Dirección muy asistida
- Poco refinamiento interior








