Prueba Volkswagen ID. Buzz, escandalosamente atractivo (Con vídeo)
El Volkswagen ID. Buzz es uno de los eléctricos más esperados del año. Tras su presentación, los alemanes no han hecho más que recibir pedidos. Tras meses de espera las primeras unidades llegan a España y nosotros ya lo hemos podido probar.
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Publicado: 07/03/2023 18:00
A lo largo de los más de 100 años de historia del automóvil el mundo ha visto nacer a miles, millones, de coches, pero sólo unos pocos han estado tocados por la varita mágica de la fama y el éxito. Volkswagen es una de las marcas que más modelos ha inscrito en esas páginas de oro de la automoción. Desde el Bettle al Golf pasando por la clásica T1. Con el lanzamiento del Volkswagen ID. Buzz los de Wolfsburgo quieren abrir un nuevo capítulo en esa particular saga. Un monovolumen eléctrico diferente que mantiene una herencia mirando claramente al futuro.
Hay que echar la vista atrás, muy atrás, para saber de dónde venimos. La clásica T1 nació en el año 1947. Tras la debastadora guerra que asoló Europa, Volkswagen pasó a manos del Gobierno británico. Con muchas dudas sobre cómo proceder con ella, los ingleses recibieron un pedido muy especial desde Países Bajos. Producir una furgoneta basada en la plataforma T. Así es como nació una de las furgonetas más icónicas de todos los tiempos que hoy ve en la electrificación un nuevo horizonte de supervivencia.
Aunque no fue hasta las décadas de los 60 y los 70 cuando la T1 y sus sucesoras ganaron fama. La era hippie hizo de ellas auténticos iconos sobre cuatro ruedas. Hoy algunos de esos modelos clásicos cotizan sus precios al alza. Se puede decir que el ID. Buzz es el siguiente paso en la evolución de la especie. El concepto es prácticamente idéntico, aunque la presentación es bastante diferente. De la mano de la electrificación, el más reciente miembro de la familia ID de Volkswagen quiere crearse su propio hueco en la industria. A día de hoy no hay nada equiparable.
Resulta raro que los alemanes hayan optado por un formato tan atípico para tratarse de un eléctrico, pero en Wolfsburgo no dan puntada sin hilo. Tras varios años en fase de desarrollo, el Volkswagen ID. Buzz se nos presenta con una imagen muy característica. Las formas rectangulares son difíciles de decorar, pero los creativos alemanes han hecho muy buen trabajo. Se mire por donde se mire el aspecto es atractivo. Si a eso le sumamos algunos recursos clásicos como las pinturas de dos colores, el resultado es de absoluta conquista.
Es imposible no atender a su paso. Las miradas caen en parte condicionadas por la rareza y en otras por el formato. Parece una furgoneta y lo es, pero las versiones de pasajeros han sido decoradas con mimo para evocar ese pasado que todos conocemos. Aunque parezca grande la verdad es que su tamaño es bastante comedido: 4,71 metros de largo, 1,98 metros de ancho y 1,94 metros de alto con una distancia entre ejes de 2,99 metros. Es más pequeña que un Volkswagen Passat familiar.
Con el configurador español ya abierto, Volkswagen nos propone dos acabados diferentes: Pro y 1st Edition. Estamos hablando de las dos versiones más completas y equipadas de la gama, por lo que no podemos esperar precios de venta razonables. Además de pequeñas diferencias creativas entre ellas, como el tamaño o el diseño de las llantas, las mayores discrepancias las encontramos en el equipamiento y en los acabados. De puertas para dentro la presentación es la misma, un espacio ya corriente en la familia ID.
Hace tiempo que Volkswagen avisó de su intención de incrementar la calidad de acabados de su gama eléctrica, pero ese salto se producirá con el lanzamiento del nuevo Volkswagen ID.3. El ID. Buzz no ofrece malas calidades, pero sigue sin corresponder a un modelo generalista como Volkswagen. Demasiado plástico duro para un vehículo que se antoja tan familiar como este. Entiendo esos acabados en el ID. Buzz Cargo (el industrial), pero en este caso se deberían haber cuidado los detalles y corresponderlos con el precio. Le falta algo del refinamiento que sí ofrece la Volkswagen Multivan.
La simplicidad del interior recuerda bastante a la de las Transporter originales. La era de la digitalización permite quitar botones y controles analógicos para incluirlos en una pantalla. No supone mayor problema siempre y cuando la integración y la funcionalidad primen por encima de lo estético, que no es este caso. Volkswagen ha dado uno, por no decir varios, pasos atrás a la hora de desarrollar un sistema multimedia lento, ridículamente complejo y poco práctico. Se requieren demasiados toques digitales en la pantalla para controlar algo tan sencillo como la temperatura o la radio.
En lo que a equipamiento se refiere, los alemanes no se han dejado ni un sólo detalle en el almacén. Como cualquier otro turismo del Grupo Volkswagen basado en la plataforma MEB es capaz de disfrutar de sistemas como: faros matriciales de LED, llantas de hasta 20 pulgadas, conectividad inalámbrica para dispositivos móviles, cámara de marcha atrás, climatizador zonas, mando fónico, navegador y un completo equipo de asistentes con un nivel 2 de conducción autónoma. Por si te lo estás preguntando, la pintura de dos colores llega de serie en el acabado 1st Edition mientras que en el acabado Pro supone un pago adicional de 2.870 euros.
Los detalles de color permiten crear ese ambiente desenfadado que siempre ha caracterizado a las versiones hippies de la Transporter. El ambiente te traslada a otra época y la tecnología te mantiene con los pies en la realidad. Sobre todo cabe destacar el generoso espacio que ofrece el Volkswagen ID. Buzz en todas sus plazas, a pesar de ser la carrocería más corta de las dos que van a estar disponibles en la gama. Los asientos delanteros tipo butacan son extraordinariamente cómodos.
En la banqueta trasera encontramos una fila que podría estar mejor aprovechada. En lugar de incluir tres asientos individuales, Volkswagen ha optado por una partición 60:40 típica de turismo. La plataforma MEB que comparte con sus hermanos ID, además del Skoda Enyaq, no está pensada para semejante flexibilidad, requisito indispensable en un vehículo de estas categorías. La anchura permite que tres adultos viajen con comodidad, aunque tres asientos habrían hecho un espacio mejor. Solo las plazas laterales tienen fijaciones ISOFIX.
Donde no puede haber queja alguna es el inmenso espacio que se esconde en la parte trasera. El gran portón eléctrico abre a un maletero con nada más y nada menos que 1.121 litros de capacidad que puede ampliarse hasta los 2.123 litros si se abate por completo la segunda fila de asientos. El suelo no queda completamente plano, pero aun así es muy práctico. Si te estás preguntando por la tercera fila déjanos decirte que sólo estará disponible en la versión de batalla extendida que llegará los próximos meses.
Bajo el capó, o mejor dicho bajo la carrocería, vamos a encontrar un tren motriz 100% eléctrico, el mismo que vemos en el Volkswagen ID.4. Los modelos de lanzamiento se presentan con un solo motor trasero de 204 caballos y 310 Nm de par motor alimentado por una batería de iones de litio con 77 kWh de capacidad neta. Teniendo en cuenta un peso en vacío cercano a los 2.500 kilogramos y una aerodinámica no muy eficiente, la autonomía homologada del Volkswagen ID. Buzz oscila entre los 405 y los 417 kilómetros en ciclo WLTP. Llega el momento de saber cómo se comporta.
Al volante del Volkswagen ID. Buzz
El objetivo de Volkswagen siempre ha sido el de vender la electricidad como un paso natural. Para eso no sólo vale con la concienciación, también con la conducción. Por ese motivo el ID. Buzz, al igual que cualquier otro miembro de la familia ID destaca por su sencillez de manejo con una conducción que resulta de lo más estimulante para tratarse de un vehículo de estas características. Al volante nadie podrá decir que hablamos de un monovolumen de gran espacio.
La batería y todos los componentes eléctricos se instalan lo más abajo posible y eso permite lograr un centro de gravedad atípico en un coche de esta altura. Hay SUV que se controlan peor que el ID. Buzz y eso que el peso no lo pone nada sencillo en algunas circunstancias. En orden de marcha estamos hablando de casi dos toneladas y media de peso, ágiles cuando se trata de pisar el acelerador, pero complicados cuando el objetivo es frenar. Los 204 caballos cunden de maravilla y de hecho parece que tiene más potencia de la que realmente anuncia, pero es esa falta de percepción la que puede poner en aprietos.
Aunque el chasis está muy bien ajustado, con poco balanceo de la carrocería y bastante agilidad en los cambios de ritmo, el paso por curva es mucho más alegre de lo que cualquiera pueda necesitar en un monovolumen de este tipo. El problema reside en unos de tambor instalados en el eje trasero que no aportan nada en esos momentos delicados. La frenada hay que tomarla con tiempo para detener tanta masa en movimiento. Es algo a lo que te acostumbras rápidamente, pero pienso que unos buenos discos solucionarían mucho mejor el inconveniente.
El ID. Buzz nos propone varios modos de conducción: Eco, Normal, Sport e Individual. Este último permite un ajuste detallado de aquellos componentes que son sensibles a modificarse. La principal diferencia radica en la respuesta del acelerador y mínimamente en el tacto de la dirección, además de ajustar otros elementos como la gestión de la climatización. En los modo Eco o Normal el comportamiento es suficientemente generoso como para no necesitar saltar al modo Sport y así contener el gasto energético de la batería.
Durante la presentación no ha dado lugar a realizar ejercicios de consumo para comprobar la veracidad de los registros oficiales. Volkswagen anuncia que el ID. Buzz tiene un gasto medio de 20,9 kWh por cada 100 kilómetros bajo el protocolo de homologación WLTP. No parece un dato excesivamente ambicioso ya que durante esta primera toma de contacto el consumo medio se ha quedado en los 23,8 kWh a los 100 kilómetros. La ruta y el ritmo pusieron en un aprieto a los consumos y no me parecen muy exagerados teniendo en cuenta el conjunto.
La sencillez de uso que comentábamos más arriba tiene un ligero inconveniente y es que la gestión personal de la energía no es especialmente satisfactoria. El ID. Buzz, más allá de un modo B en la palanca de cambios, no presenta las habituales levas de control tras el volante. Volkswagen lo apuesta todo al sistema automático unido al radar de proximidad y a ese modo B adicional que resulta más agresivo al levantar el pedal del acelerador. En ningún momento podemos decir que sea un vehículo de pedal único.
El tremendo atractivo del ID. Buzz resulta embriagador, por fuera enamora y por dentro convence. Su comportamiento es bueno y agradable, aunque su autonomía real está lejos de los puestos de cabeza. El verdadero problema reside en los precios. La popularidad del coche y la democratización de este están en entredicho por culpa de unas tarifas que se alejan más y más del común de los mortales. Los precios del Volkswagen ID. Buzz están en un abanico entre los 63.560 y los 71.425 euros. Es mucho dinero por un coche que en condiciones de uso corrientes difícilmente pasará de los 320 kilómetros sin parar.
Conclusiones
A pesar del elevadísimo precio del ID. Buzz la lista de espera para hacerse con uno es larga. Volkswagen ha propuesto a muchos clientes reducir el equipamiento y eliminar algunos opcionales para así acelerar el proceso de entrega, ahora mismo fijado en casi un año. Está claro que la clásica furgoneta eléctrica ha empezado con buen pie en el mercado, pero debe mejorar en puntos críticos para que realmente se labre esa fama de típico monovolumen familiar eterno e indestructible. Su rango eléctrico y su precio son sus puntos más débiles, aunque en cierto modo quedan compensados por su tremendo atractivo y su ampliointerior.
- Diseño
- Espacio interior
- Confort de marcha
- Precio
- Acabados
- Autonomía real