Prueba Volkswagen Touareg R, potencia bien recibida para un SUV muy familiar
La evolución sufrida por el Touareg en los últimos años ha sido espectacular. El SUV más grande de Volkswagen ya no es tan campero como antes, pero eso no significa que sea un coche peor.
El Touareg fue en 2002 el intento de Volkswagen de acercarse al campo. La primera generación fue considerada por todos cómo un auténtico todoterreno, con los elementos comunes a estos, cómo la reductora o el bloqueo de diferenciales. Si bien fue alabada por todos, desde Alemania pronto se dieron cuenta que no muchos Touareg acababan usándose para ese propósito. Muchos clientes lo compraron porque eran más baratos que un X5, Q7 o GLE equivalente. Hoy, se ha alejado por completo del campo. Pocos Touareg nuevos verás manchados de barro. El Asfalto es su terreno natural y ninguno mejor en ese terreno que el Volkswagen Touareg R sobre el que versa esta prueba.
Tras esa primera edición, con ventas destacadas, en 2010 llegó al mercado la segunda de sus ediciones. Atrás quedaron esas excelentes cualidades offroad, que rápidamente fueron ocupadas por nuevos atributos típicamente SUV. El diseñó también cambió, al igual que la calidad. El segundo Touareg fue mejor que el primero, se acercó significativamente a los modelos premiun rivales. Las ventas crecieron. Obviamente, Volkswagen se dió cuenta del caminó a seguir; más carretera y menos caminó. Así, en 2018, sacaron una nueva generación, la tercera, la misma con la que convivimos, aunque en 2023 se actualiza para así afrontar una segunda mitad de ciclo de vida digna, aunque nada sencilla.
La vida ha cambiado mucho en estos años. El mercado ha evolucionado y las tendencias de comprar, condicionadas por las normativas que rigen en Europa, han cambiado. Hoy los coches ECO y CERO ocupan gran parte del interés general de los conductores españoles. Bruselas exige coches cada vez más eficientes y menos contaminantes. Los híbridos, híbridos enchufables y eléctricos tienen ante sí el futuro más inmediato de la movilidad. Los fabricantes han tenido que cambiar sus estrategias para adaptarse a estas nuevas exigencias y coches tan grandes cómo el Touareg son los que más modificaciones han recibido. La versión R la que más.
La fuerza bruta ya no es cuestión de cilindros, pistones y bujías. Hoy la potencia habla otro idioma cómo el de los kW, voltios y amperios. Los coches son ahora más potentes de lo que jamás han sido y eso es gracias a la electricidad. El viejo Touareg R no contaba con nada de esto, era potencia pura y dura. En su mejor momento, el Touareg llegó a montar un gran motor W12 de 450 caballos. Fue a partir de 2018 cuando la película cambió. La electrificacioń nos permitió disfrutar del Touareg más potente de la historia. Al igual que el restó de la gama se actualizó a mediados de 2023 para seguir luciendo las excelentes credenciales que hoy presenta a todo el mundo.
Ya no hay un gran motor de 12 cilindros bajo el capó, pero lo que lleva no es poco. Volkswagen equipa un motor de gasolina turboalimentado de seis cilindros en uve con tres litros de cilindrada. Un propulsor diseñado y fabricado en Alemania que se combina con un motor eléctrico acoplado y una batería de iones de litio de 14,3 kWh de capacidad neta. En su mejor configuración estamos ante 462 caballos de potencia y 700 Nm de par motor, cerquita de los 750 Nm que llegaba a desarrollar el V8 TDI del 2012. Para rematar el apartado de prestaciones hay que decir que el Touareg R es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 5,2 segundos y alcanzar una velocidad punta de 250 kilómetros por hora. Cifras realmente importantes teniendo en cuenta otro dato importante.
El peso. Sobre la báscula este SUV de 4,90 metros de largo, 1,98 metros de ancho (sin retrovisores) y 1,69 metros de alto pesa nada más y nada menos que 2.481 kilogramos, en vacío. Es mucho peso y gran parte de la culpa la tiene la batería y todo el sistema eléctrico. Sin nada de eso no podría disfrutar de la etiqueta CERO de la DGT, pero sin ella tampoco podría correr tanto. Porque creéme que corre muchísimo, más de lo que es necesario, de verdad te lo digo. Pero resulta curioso que su mayor virtud sea a su vez el mayor problema de todos. La electrificación tiene muchas caras buenas, pero también malas; peso, precio, equilibrio y consumos. El dato homologado asegura un gasto de 2,3 litros a los 100 kilómetros, pero olvídate de eso.
La batería es grande, pero no tan grande como la que otros SUV similares acostumbran a montar. La autonomía eléctrica oficial asegura 51 kilómetros, pero en la realidad será difícil superar la barrera de los 40 kilómetros. El sistema te permite gestionar la parte eléctrica mediante programas de ajuste que da al conductor la potestad para regular la forma en la que se combinan la batería y los motores. Se puede mantener la carga, abusar de la energía e incluso recargarla, aunque este último programa eleva, aún más, el consumo. Por norma general el coche tiende a usar toda la electricidad que pueda. Personalmente creo que el modo Hybrid es el más equilibrado de todos.
En él se combinan todos los elementos para reducir el consumo usando el motor eléctrico en una medida razonable. De todos modos hay que ser conscientes que no estamos ante el coche más ahorrador del mercado. Llevará la etiqueta CERO, pero los consumos del Touareg R se corresponden con los de un deportivo de gran cilindrada. Durante la semana las cifras han variado mucho en función del nivel de carga eléctrica, desde no consumir una sola gota de combustible en recorridos urbanos y limítrofes, a cifras superiores a los 10 litros cuando dejamos atrás la ciudad y emprendemos un largo viaje. Lo más habitual es ver cifras altas.
Imagino que para aquellos conductores que puedan permitirse el capricho de tener un Touareg R en el garaje el tema del consumo les da un poco igual, pero sí debes saber que, como cualquier otro coche híbrido enchufable, es necesario recargar la batería habitualmente para bajar los datos de gasto y para que el coche no se rompa. Los PHEV están pensados para cargarse y hay que cargarlos. De lo contrario, con el paso del tiempo, el coche pierde efectividad y el sistema eléctrico termina dando fallos. Reemplazar una batería de este tamaño no resulta nada barato. Así que tenlo en cuenta.
Si bien la potencia del Touareg R anima a pensar en él como un deportivo con formato SUV, hay un par de puntos que debo aclarar. Sí, tiene mucha potencia, pero no por eso vayas a pensar que en un tramo de curvas es un coche ágil. Su peso limita mucho el paso por curva y, sobre todo, la frenada. Cuesta detenerlo cuando va lanzado pues es mucha la velocidad que coge rápidamente. Hay que predecir con mucha antelación la curva y el radio de esta para no entrar en problemas. Los asistentes y las ayudas no son muy intrusivos, pero siempre se mantienen atentos para cortar el acelerador si somos vamos demasiado animados.
En realidad es un coche cuya potencia se aprovecha mejor en espacios abiertos. Acelera con mucha fuerza y como siempre guarda una pequeña cantidad de energía en la batería siempre es posible dar un zapatazo al acelerador para coger impulso rápidamente, al menos en esas fases tempranas de aceleración. Con la batería descargada se mueve con el impulso de su V6 de gasolina que por sí sólo desarrolla 340 caballos. No está nada mal y es más que suficiente para viajar tranquilamente a altas velocidades. Incluso su sonido es bastante agradable, aunque todo está pensado para mitigar cualquier molestia exterior.
Los cristales son dobles y el material aislante reduce las molestias exteriores, tanto de la rodadura como de la aerodinámica. Al igual que cualquier otro Touareg es un coche muy agradable de conducir, cómodo y disfrutón en viajes por autopista, donde si duda saca lo mejor de sí. Los kilómetros caen sin que uno se dé cuenta y usando apenas una mínima parte del potencial total. Es el típico concepto GT, pero transformado en un SUV de más de dos toneladas y media y casi cinco metros de largo. ¿Y qué tal fuera del asfalto? Pues la verdad es que se desenvuelve muy bien.
Mantiene buenos ángulos offroad, 24,5 grados de entrada, 21,2 grados de salida y 16,8 grados ventrales con una altura libre respecto al suelo variable de más de 20 centímetros. La suspensión neumática (de serie para el R) no sólo sirve para garantizar el confort en carretera, sino también para reglar la distancia al suelo cuando tocamos tierra. Se puede regular desde la cabina ganando casi 10 centímetros de altura adicional. También tiene programas específicos para el campo que regulan la respuesta del motor en función del terreno que pisemos. La tracción total es de serie, obviamente, al igual que unos neumáticos de verano que serán el factor más limitante ante los obstáculos.
He de reconocer que me gusta el Touareg en todas sus versiones porque con el paso de los años ha ido refinándose cada vez más. Como SUV familiar es excelente. Bien acabado, con muchísimo equipamiento y una habitabilidad extraordinaria. El maletero también es generoso, aunque en el caso del R disfrutamos del volumen más pequeño de la familia, 665 litros. Sigue siendo muchísima capacidad para el común de los mortales. No hay opción de añadir dos plazas adicionales en el maletero pues ese espacio queda ocupado por gran parte del sistema eléctrico del coche.
Como no podía ser de otra manera, el Touareg R trae consigo el mejor equipamiento de la familia. La lista es enorme, así que voy a destacar los elementos que, según mi opinión, son los más interesantes: faros matriciales de LED, Head-Up Display, pantalla central de 15 pulgadas, visión nocturna, asientos delanteros eléctricos, climatizados y con masaje, climatizador de tres zonas, techo panorámico, tapicería de cuero, Android Auto, Apple CarPlay y un completo equipo de seguridad con un nivel 2 avanzado de conducción autónoma. No se puede echar en falta absolutamente nada. Es de lo más completo.
Ahora bien, esa electrificación, potencia, equipamiento, calidad, espacio y rendimiento tienen un precio, uno bien alto. La factura mínima del Touareg R es de 97.285 euros, sin ofertas o promociones. Si ya empiezas a sumar algunos de los detalles anteriormente mencionados el precio se dispara rápidamente hasta superar la barrera de los 110.000 euros. ¿Es mucho? Sí, claro que es mucho, pero si echamos un vistazo al pasado, un Touareg W12 de 2006 costaba la friolera de 108.000 euros. Así que no está nada mal teniendo en cuenta las considerables mejoras recibidas. Rivales similares tienen un coste ligeramente superior.