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Prueba Volvo EX30: puede que sea el más barato y pequeño, pero sigue siendo un Volvo

El EX30 llega finalmente a España. El SUV eléctrico más barato y pequeño de la casa sueca ha llamado la atención entre la comunidad. Nosotros ya hemos tenido ocasión de probarlo durante su presentación nacional.

Prueba Volvo EX30: puede que sea el más barato y pequeño, pero sigue siendo un Volvo

16 min. lectura

Publicado: 20/03/2024 20:00

Los coches eléctricos centran casi toda la actividad de la industria del motor. Cada día grandes promesas ocupan las portadas de los periódicos, pero pocas de ellas acaban llegando al público general. Diversos estudios demuestran que varios son los factores que están lastrando la adopción de la movilidad más sostenible, el principal de ellos es el precio. Muchos son los coches que llegan cada día de los cuatro puntos cardinales, pero pocos han sabido captar tanto la atención como el Volvo EX30. El modelo sueco aterriza por fin en España con una colección de promesas que se han de cumplir.

A simple vista se puede reconocer que estamos ante un Volvo por su diseño.

Volvo ha asegurado más de una vez que su futuro, al igual que el de muchas otras marcas del sector, es eléctrico. Sus primeros lanzamientos han sido sobre la base del Volvo XC40, aunque recientemente han sido reconvertidos a Volvo EX40 y Volvo EC40 para así dar continuidad a la nueva forma de reconocerlos. Cada vez que veamos las siglas EX asociadas a un modelo sueco ya sabemos que es un SUV eléctrico, si cambiamos la X por la C es que estamos ante una carrocería coupé. En este caso, como es un SUV normal y corriente la denominación EX30 es la que debe centrar toda nuestra atención. Es el más pequeño de la casa, sí, pero no por eso deja de ser un Volvo.

Ya sólo con verle la cara uno lo identifica rápidamente. Como no podía ser de otra manera, los suecos aportan sus propios elementos representativos, empezando por los faros diurnos de LED con el tradicional martillo de Thor. Para tratarse de un SUV hay que reconocer que los ingenieros se han esforzado en hacerlo lo más aerodinámico posible, apenas 0,28 de coeficiente de arrastre aerodinámico. También se integran elementos estéticos habituales del segmento B, como el techo en color de contraste para crear ese efecto flotante y más juvenil, aunque hay que reconocer que no llega de serie en la gama.

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El techo en contraste crea un efecto de ligereza visual y un toque muy juvenil.

Incluso en su acabado más básico podría decirse que es atractivo a la vista. En la parte posterior también hay muchos elementos que gritan Volvo, como las ópticas verticales, aunque en este caso quedan dividida por la línea que separa la luna posterior del resto del maletero. Un efecto creativo que tiene una pega a la hora de echar un vistazo por el espejo retrovisor interior. La luna es muy pequeña y si sumamos pasajeros en la segunda fila la visibilidad es prácticamente nula. Todo el conjunto se completa con llantas de gran tamaño, entre las 18 y las 20 pulgadas. En la paleta cromática encontramos cinco colores diferentes, destacando la presencia del Moss Yellow. Muy atrevido viniendo de los suecos.

Volvo ya nos ha acostumbrado a un diseño muy vanguardista y escandinavo para el interior, pero en este caso se ha llevado al extremo. Destaca la práctica total ausencia de botones físicos. El volante recibe la mayor parte de ellos, incluyendo los mandos satélites de la columna de dirección, en cuya parte derecha encontramos el selector de cambio de la transmisión. De esta forma se despeja toda la consola central y en ella sólo encontramos un pequeño módulo que controla el cierre centralizado y el control de las ventanillas. Un lugar extraño y atípico al que cuesta acostumbrarse.

No busques muchos botones porque no los hay. Todo se hace desde la pantalla.

No podía faltar la habitual calidad de la compañía. A pesar de ser el coche más pequeño producido por Volvo, encontramos agradables materiales al tacto y la siempre excelente sensación de acabados y confort. En este caso se aprovechan recursos más económicos como los guarnecidos en tela, pero hay que reconocer la buena labor en materia de confección. Sin embargo, todo el protagonismo se centra en una gran pantalla central en posición vertical. Con 12,3 pulgadas de tamaño recibe todas las funcionalidades del coche, incluyendo la climatización. Se nota el efecto Tesla. Por no haber no hay ni instrumentación.

Toda la información queda reflejada en el único display. La lectura es clara, pero obliga a desviar la atención en exceso. Personalmente no soy muy partidario de este tipo de soluciones y mucho me temo que Europa tampoco. Recientemente hemos podido saber que Euro NCAP castigará a las marcas que apuesten por el formato 'todo digital'. Entre el equipamiento del EX30 caben destacar varios elementos como el enorme techo panorámico, sin cubierta plegable, cámara de 360 grados, climatizador automático por bomba de calor, iluminación ambiental, asientos delanteros con ajuste eléctrico, conectividad inalámbrica para dispositivos móviles y un completo despliegue de seguridad y asistentes a la conducción.

Cada ajuste requiere de varios toques en la pantalla. No me gusta ni me parece seguro.

Con 4,23 metros de largo, 1,84 metros de ancho y 1,55 metros de alto y una distancia entre ejes de 2,65 metros no se puede esperar la habitabilidad de un Volvo XC90 o de un Volvo S90. Es un coche con un marcado carácter urbano y eso quiere decir que sus plazas traseras son estrechas. Pasajeros de más de 1,80 metros de estatura irán con cierta dificultad y lo ideal será no ocupar más de sus cinco plazas. En cuanto a volumen de carga, el Volvo EX30 anuncia un volumen mínimo de 318 litros a los que podemos sumar 7 litros más de un pequeño baúl delantero. Justo para los cables de carga.

A pesar de ser un coche pequeño, Volvo ha apostado por ofrecer un gran rendimiento. La oferta está segmentada en unidades con uno o dos motores eléctricos, uno por cada eje. A eso hay que sumar dos tamaños de batería diferentes. Las unidades monomotor con batería LFP de 49 kWh de capacidad anuncian 272 caballos de potencia, 343 Nm de par y 344 kilómetros de autonomía. Si mantenemos el motor y sumamos la batería de mayor capacidad, en este caso de iones de litio, con 64 kWh, la autonomía asciende hasta los 475 kilómetros. Las versiones más excepcionales de motor dual elevan el rendimiento hasta los 428 caballos, a costa de reducir su autonomía hasta los 450 kilómetros, a pesar de ofrecer la opción energética más grande.

La potencia de carga no es excesiva, pero suficiente para el tipo de coche que es.

A la hora de recargar, Volvo apuesta por alimentadores de alta potencia. La batería LFP de 49 kWh de capacidad puede cargarse a un máximo de 134 kW en corriente continua y hasta 11 kW en corriente alterna. Eso quiere decir que en una toma reforzada de 7,4 kW es capaz de recuperar el 100% de la batería en 9 horas y media y pasar del 0 al 80% de la capacidad en 26 minutos a máxima potencia. La pila de iones de litio de 64 kW eleva el ritmo hasta los 153 kW en corriente continua y hasta los 22 kW en corriente alterna. En las mismas condiciones anteriores recarga al completo su batería en 11,5 horas (toma de 7,4 kW) y recarga del 0 al 80% en 26 minutos y medio en corriente continua.

Con todo esto no es de extrañar que el EX30 haya llamado la atención de muchos clientes pendientes del salto a lo eléctrico, pero sin lugar a dudas lo que más destaca es el precio de venta. Para España, Volvo ha fijado una tarifa mínima de 37.436 euros, antes de ofertas o descuentos aplicados por ayudas gubernamentales. La unidad más cara de todas, el EX30 Performance Twin Motor de 428 caballos, arranca sus precios en los 52.077 euros. La compra más recomendable es la unidad con batería de autonomía extendida que cuesta un mínimo de 42.699 euros, sin descuentos o ayudas.

El maletero es bastante aprovechable, aunque no es especialmente grande.

Al volante del Volvo EX30

Está claro que hay coches eléctricos más grandes y más baratos, a todos nos viene a la cabeza los Tesla, pero hay que tener en cuenta que hablamos de un Volvo y eso es sinónimo de calidad, durabilidad y confort. Al principio de la esta primera toma de contacto he comentado que no por el hecho de ser el más pequeño de la familia el EX30 deja de ser un Volvo. Si bien ha quedado demostrado en cuanto a calidades, diseño y equipamiento, a la hora de ponerse tras el volante también queda patente el buen hacer de la casa sueca, aunque ya no es tan sueca como lo era.

Volvo ahora forma parte del Grupo Geely, uno de los conglomerados automovilísticos más importantes de China. Cuenta con marcas como Polestar, Lotus, Zeekr, Lynk&Co y Smart. Con esta última comparte muchos elementos, incluida la plataforma, la misma que emplean el Smart #1 y el Smart #3. Si bien he podido probar los tres modelos, el EX30 me parece más coche que los otros dos. La compañía europea ha aportado su propio toque y circulando se nota claramente que el Volvo es mucho más confortable.

El selector del cambio se coloca en la columna de la dirección, al estilo americano.

Podría decirse que parece un coche de un segmento superior. El aislamiento del habitáculo es excelente. Apenas se filtran ruidos o molestias a la cabina y eso incide en un mayor confort para todos los pasajeros. La suspensión es blanda, absorbe bien los obstáculos de la carretera y si bien peca de cierto rebote, sujeta bastante bien la carrocería en un paso rápido por curva. Obviamente no es el mejor coche para irse de tramo, pero tras probar la versión de 272 caballos y un sólo motor he de reconocer que tiene potencia más que de sobra.

De hecho, mi recomendación es que no te gastes más dinero por la unidad de motor dual. Si los 272 caballos ya me parecen exagerados ni pensar quiero cómo tiene que ser disponer de 428 caballos en un coche de 4,2 metros. Totalmente innecesario. De 0 a 100 km/h en 5,3 segundos y velocidad punta de 180 km/h. Las salidas desde parado son fulgurantes y las recuperaciones son perfectas casi a cualquier ritmo. El coche transmite mucho aplomo y la respuesta de la dirección es rápida y precisa. Si bien no hay inútiles modos de conducción, Volvo sí permite regular la dureza del volante y activar el modo de pedal único.

Las plazas traseras son buenas, espaciosas, pero tampoco son excelentes.

Si bien la frenada automática no es excesiva, sí permite poder circular de forma tranquila sin necesidad de tocar el pedal del freno. El coche llega a pararse, aunque no de forma agresiva, requiere un cierto periodo de aprendizaje, pero su uso es muy beneficioso en ciudad. Durante esta primera toma de contacto no ha dado lugar a comprobar los consumos, ni la ruta era favorable ni el ritmo ha sido beneficioso. Sin embargo, tengo que reconocer que los primeros datos han sido prometedores, así que esperemos poder confirmar esas sensaciones en una prueba de larga duración que pronto realizaremos.

Conclusiones

Es normal que el Volvo EX30 haya captado tanto interés entre los conductores y potenciales clientes del coche eléctrico. Por primera vez nos encontramos con un modelo premium impulsado por baterías que puede comprarse muchos conductores. Con descuentos y ayudas estatales podemos encontrarlo por debajo de los 30.000 euros. Insisto que la unidad más recomendable es la de 272 caballos con batería extendida, son 5.000 euros más, pero merece la pena poder disponer de ese alcance extra. Para todo lo demás estamos ante un coche 100% Volvo. Destaca en calidad, confort y equipamiento. Lo único que no me termina de convencer es el hecho de tenerlo todo en la pantalla principal. Tanto minimalismo no resulta ni práctico ni seguro.

Volvo espera matricular en 2024 3.500 unidades del EX30. Creo que lo logrará.
Opiniones del Experto
Nos ha gustado
  • Confort de marcha
  • Acabados
  • Prestaciones
Nos ha gustado menos
  • Precio acabados superiores
  • Todo en la pantalla central
ValoraciónNota8.4
Comportamiento8
Confort de marcha9
Prestaciones9
Seguridad9
Diseño8
Calidad interior8
Equipamiento8
Habitabilidad8

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