F1, la película que debes ver, y en la que Brad Pitt me ha hecho recordar por qué Alonso es tan grande
He tenido la oportunidad de ver ‘F1’, la película dirigida por Joseph Kosinski y protagonizada por Brad Pitt y Damson Idris. Dos horas y media de acción que van a generar opiniones muy dispares. Esta es la mía.

A poco que busques, encontrarás numerosas críticas de F1, la película que Hollywood ha hecho sobre el tradicionalmente llamado Gran Circo. Las habrá de críticos de cine y también de periodistas del mundo del motor.
Yo no soy crítico de cine, obviamente, pero sí soy un aficionado a la gran pantalla y a las series, así como un apasionado de las carreras y, sobre todo, de la Fórmula 1, desde finales de los años 80. Así que, como firme defensor de que ambos mundos tratan sobre todo de generar emociones, voy a contarte las mías.
Pero antes voy a empezar por el final. Seguro que has leído, escuchado o visto todo tipo de opiniones. Lo que yo te recomiendo es que no pierdas la oportunidad de ver esta película. Y si es en una pantalla de cine, mucho mejor, porque el despliegue técnico y sonoro lo merecen por completo.
Especial mención merecen Brad Pitt, Kerry Condon y Javier Bardem, quienes le imprimen mucho carácter y carisma a sus personajes
¿Esperas un argumento original? Olvídalo
Seguro que ya lo sabes, pero el argumento de la película es uno de los más trillados de la historia del cine, en este caso adaptado a las carreras: el veterano que vuelve para enseñarle un par de cosas al joven aspirante que se cree que lo sabe todo.
Más concretamente, la gran promesa, Sonny Hayes (Brad Pitt), sufre un accidente en el Gran Premio de España de 1990 (para lo cual se han utilizado las imágenes del terrorífico accidente de Martin Donnelly en Jerez ese mismo año), y pierde el tren de la Fórmula 1.
Eso le lleva a una espiral autodestructiva que le acaba convirtiendo en un jugador (de los de los casinos y esas cosas), así como en un piloto errante que vaga por los circuitos de todo el mundo, un poco a modo de piloto de alquiler para quien lo necesite.
Hasta que, tras ganar las 24 Horas de Daytona, su viejo compañero y ahora propietario de Apex GP (APXGP), Rubén Cervantes (Javier Bardem), recurre a él para salvar al equipo de la desaparición a final de temporada.
No voy a contarte más, para no destriparte la película, pero está claro que a nivel argumental, F1 no vale gran cosa. O, dicho de otro modo, no aporta nada nuevo ni te va a sorprender en ningún momento. De principio a fin, ocurre justo lo que estás pensando que va a ocurrir.
El accidente de Martin Donnelly que inspira la creación del personaje de Brad Pitt, Sonny Hayes (es susceptible de herir sensibilidades)
¿Homenaje a la Fórmula 1 o todo lo contrario?
La respuesta a esta pregunta es la que va a generar más controversia y opiniones encontradas. Habrá gente que la considerará una traición, mientras que otra pensará que es un gran homenaje a un mundo tan complejo y desconocido como el de la Fórmula 1.
Personalmente, no me considero un purista. Crecí con los grandes pilotos de finales de los años 80, por lo que vi correr a Prost, Piquet, Senna, Mansell, Schumacher… podría decirse que tengo licencia para ello. Sin embargo, nunca me ha atraído lo de quedarme anclado en el pasado, ni lo de exigir que el cine refleje las carreras como si fuera un documental o una competición real.
Es más, adoro la Le Mans de Steve McQueen o la mítica Grand Prix de John Frankenheimer, pero por la calidad de sus imágenes, ya que como películas me parecen soberanamente aburridas. Y el cine no es eso, pues para disfrutar de la esencia y el realismo del automovilismo ya tenemos los circuitos.
F1, la película, no es eso. Es cine trasladado al Mundial de Fórmula 1 con una excelencia técnica y una atención a los detalles que a mí me ha enganchado desde el principio (gran elección empezar en Daytona, por cierto).

Si quieres ver un documental, olvídalo, porque vas a ver una película. Eso sí, una película en la que vas a ver muchos detalles de pureza. Algunos sutiles, como el empujón hacia atrás que los mecánicos le dan al coche antes de que el piloto salga en la vuelta de formación para dejar goma en su posición de salida, o los ingenieros trabajando virtualmente desde la fábrica mientras se disputa la carrera. Otros más personales, como el ritual previo a la carrera de un piloto profesional.
Y todo ambientado en el Mundial de Fórmula 1 de 2023, con todos los pilotos y coches reales. Con ruedas de prensa protagonizadas por Frédéric Vasseur y Zak Brown, o conducidas por periodistas como Tom Clarkson y Will Buxton. Incluso, con maniobras, adelantamientos y toques reales de aquel campeonato, en los que se han incluido los coches de Apex GP.
Tampoco falta el homenaje a la figura del mecánico, representando la importancia de su trabajo en los pit-stops o para recuperar un coche dañado durante un periodo de bandera roja.
Por supuesto, también se rinde tributo a los ingenieros, en este caso representados por la directora técnica (Kerry Condon), que toma un papel crucial en el desarrollo de la trama y, además, protagoniza unas espectaculares imágenes en el túnel de viento. Lo mismo podemos decir del trabajo en el simulador, que también aparece y no poco.
En definitiva, la película se preocupa de tocar todos y cada uno de los palos que debe tocar para que el espectador se sumerja en la complejidad y entienda que, como la propia Kerry Condon le dice a Sonny Hayes en un momento de la película, que «la Fórmula 1 es un deporte de equipo, siempre lo ha sido».
Así se hizo la película 'F1'
Lo peor de la película
Ahora bien, no todo es bueno, ni de lejos. Y tengo que reconocer que el homenaje que Joseph Kosinki y compañía le han hecho a la Fórmula 1 se ve empañado por un aspecto principal: Sonny Hayes recurre a muchas ilegalidades para salirse con la suya en la pista. No solamente eso, además su joven compañero lo aprende orgulloso.
Eso incluye provocar toques y accidentes de forma intencionada y asumir penalizaciones conscientemente por un bien mayor, entre otras lindezas. Nada que no hayamos visto en Hollywood un millón de veces, pero que al aficionado a la Fórmula 1 no gustará por la imagen que da del deporte.
Otra cuestión que rechina mucho desde el punto de vista del aficionado son las estrategias. En la película toman un papel crucial para el resultado de las carreras, lo cual es rigurosamente cierto. Sin embargo, generalmente no tienen ningún sentido y simplemente son una herramienta poco trabajada para llevar el argumento por el camino que el guion necesita.
Por tanto, reitero, no veas la película con la intención de analizar cada carrera como si estuvieras en tu casa con la pantalla de tiempos y la tabla de neumáticos disponibles para cada piloto, porque te llevarás una decepción mayúscula.

Mi conclusión sobre la película
No me considero un experto en cine ni en interpretación, pero creo que, en líneas generales, el reparto aprueba con muy buena nota y es capaz de transmitir lo que la película pretende.
Especial mención me merecen Brad Pitt (ahora un enamorado de la Fórmula 1), Kerry Condon y Javier Bardem, quienes a mi juicio le imprimen mucho carácter y carisma a sus personajes, aportando a la película un plus de calidad.
Lo cierto es que F1 es una película que es algo así como un Top Gun: Maverick sobre ruedas. Su argumento es extremadamente simple y previsible, pero las dos horas y media se te pasan volando si lo que pretendes es ver una peli ‘palomitera’ que te haga pasar un buen rato.
Si, además, eres aficionado a la Fórmula 1, entonces hará más que eso. Llegará a emocionarte por el espectáculo visual y sonoro que ofrece (una pena que, por lo visto en los tráileres traducidos al español, cosas como el efecto de sonido de las conversaciones por radio en los circuitos y en los briefings desaparezcan).
Y también por algo realmente importante: el homenaje al piloto de vocación, al que ama pilotar por encima de cualquier otra cosa y persigue ese trance que solamente unas pocas veces en la vida es capaz de alcanzar dentro de un coche de carreras. Al piloto que, además, tiene miedo de dejarlo porque teme no ser capaz de hacer otra cosa.
Ya me contarás si cuando la termines no te acuerdas, aunque solamente sea un poco, de un tal Fernando Alonso.