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Fernando Alonso, cada vez menos piloto de F1 y más ajedrecista

Este año, Fernando Alonso está haciendo gala de un amplio repertorio de trucos. El piloto de Alpine es plenamente consciente del potencial de su coche y no duda en jugar al ajedrez para conseguir sus objetivos.

Fernando Alonso, cada vez menos piloto de F1 y más ajedrecista
Fernando Alonso está elevando la gestión de las carreras a un nivel fascinante.

9 min. lectura

Publicado: 26/07/2022 11:30

Que Fernando Alonso es uno de los pilotos más rápidos y competitivos de la parrilla es un hecho que poca gente se atreve a discutir. Sin embargo, el verdadero factor diferenciador del piloto español con respecto a sus colegas de profesión es que complementa todo ello con una excepcional inteligencia en carrera.

Y en un momento de su trayectoria en el que múltiples títulos mundiales con una experiencia al alcance de muy pocos (346 Grandes Premios, piloto con más kilómetros recorridos en la historia de la Fórmula 1), sabe sacar partido de todas sus armas mejor que nadie.

Velocidad vs. inteligencia

Este año, Fernando Alonso es plenamente consciente de la capacidad de su Alpine A522 número 14. Conoce sus fortalezas y limitaciones, así como las de sus rivales. Y está llevando a un nuevo nivel todo ese conocimiento.

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Y es que, aunque suene paradójico, el piloto más enamorado de la velocidad parece haber perdido el interés por ser lo más rápido posible en todo momento, que es lo que se le presupone a un piloto de Fórmula 1. En su lugar, ha pasado a priorizar el resultado final. Un resultado que muchas veces no se consigue exprimiendo al máximo el potencial del coche, sino impidiendo que los demás lo consigan.

La velocidad de Fernando Alonso sigue intacta, pero el español sabe que no siempre es la mejor arma.

Ya hemos tenido varios ejemplos de ello este año. En Mónaco, por ejemplo, Fernando Alonso ralentizó al grupo de coches que tenía detrás para asegurarse de no tener que parar en boxes una vez más.

Tras la bandera roja provocada por un accidente de Mick Schumacher, el español montó neumáticos medios nuevos, pero debía completar 33 vueltas con ellos. Sabedor de que los adelantamientos en Mónaco son imposibles a no ser que un piloto cometa un error, dejó marchar a Lando Norris y se dedicó a rodar entre tres y cuatro segundos por vuelta más lento para asegurarse de llegar al final.

Esta maniobra desquició a Lewis Hamilton, que rodaba justo detrás y veía impotente como el tren liderado por Alonso perdía medio minuto con Norris en pocas vueltas. Cuando estaba seguro de que llegaría al final con los neumáticos en buen estado, Alonso aceleró y terminó séptimo con varios segundos de ventaja sobre un irritado Hamilton.

«Sabíamos que con nuestro coche era demasiado optimista hacer 33 vueltas con neumáticos amarillos (medios), así que hice mucha gestión de neumáticos», explicaba Fernando Alonso tras ser preguntado por su ritmo al inicio de esta segunda carrera tras la bandera roja.

«Luego empecé a abrir un poco de hueco, pero Hamilton, o no tenía ya neumáticos o no tenía ya el chip de ir más rápido, estaba un poco enfadado. Bueno, es lo que hay», concluyó Alonso con una sonrisa en la cara.

En Bakú, sus estrategias fueron por un camino similar, esta vez en la Q1. Incluso, Alexander Albon llegó a acusar a Fernando Alonso de provocar una bandera amarilla a propósito para impedir que los pilotos que marchaban detrás de él mejoraran sus tiempos.

«¡Hice 350 carreras, así que sé lo que hago! Hemos jugado la carrera como una partida de ajedrez»

Al día siguiente, en la carrera, el de Alpine mantuvo a raya a los McLaren con un monoplaza lastrado por un mayor desgaste de los neumáticos, pero poseedor de una excepcional velocidad punta en recta.

«Sabíamos que teníamos este extra de velocidad y sabíamos que esperaban algún fallo, pero intentaba hacer siempre bien las tres últimas curvas, con calma. Creía que podía mantener la posición», declaró Alonso tras la carrera. Y lo hizo.

La última, en Francia

El último ejemplo de gestión de carrera por parte de Fernando Alonso lo tuvimos en Paul Ricard, circuito en el que el McLaren de Lando Norris se mostró medio segundo más rápido en clasificación tras una profunda actualización aerodinámica estrenada ese fin de semana.

Fernando Alonso sabía que sería complicado batir al británico, rival directo en la lucha por el cuarto puesto del campeonato de constructores entre Alpine y McLaren. Pero cuando lo adelantó en la primera vuelta y se colocó quinto, tuvo claro que si no había errores le tendría en el bote.

Fernando Alonso se dispone a ganar dos posiciones en la salida de Francia.

«¡Estoy muy contento!», dijo Alonso. «Creo que la salida ha sido muy buena, desde la séptima hasta la quinta posición, con algunos movimientos arriesgados y una buena gestión de los neumáticos. Creo que P6 era lo máximo hoy», señalaba Fernando Alonso tras la carrera.

«Estoy satisfecho con nuestra carrera. La hemos ejecutado bien y hemos gestionado bien el ritmo y los neumáticos», ampliaba.

La clave, una nueva partida de ajedrez en la que los neumáticos y el aire limpio eran sus armas. Tras relanzarse la carrera después del accidente de Charles Leclerc, Fernando Alonso sabía que ni los Mercedes ni Sergio Pérez eran rivales para él, por lo que se centró en contener a los McLaren.

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¿Cómo? No, yendo lo más rápido posible no. Dejando que los pilotos de delante se escaparan para rodar con aire limpio y obligando a los McLaren a exigir un esfuerzo extra a sus neumáticos para intentar adelantar a Fernando Alonso.

«¡Hice 350 carreras, así que sé lo que hago!», bromeó Alonso al ser preguntado por ello. «Fue divertido. La salida fue crucial, probablemente, para adelantar a Lando (Norris). Creo que McLaren tiene un ritmo muy similar, pero estar delante de ellos en las primeras vueltas fue suficiente para controlar la carrera y el ritmo».

«Hemos jugado la carrera como una partida de ajedrez; hemos intentado colocar a los McLaren cerca de nosotros e intentar tener algo de aire libre delante, así que en general... ha sido un buen domingo», ampliaba.

«Me gustaría poder desafiar a los Mercedes que teníamos delante o a Checo (Pérez), pero esa no era nuestra liga, así que a partir de ahí sólo había que controlar a los McLaren y, si se acercaban a nosotros, dañarían los neumáticos, así que no era una preocupación en ese momento», concluyó.

La suerte no está acompañando a Fernando Alonso de momento, pero su velocidad sigue intacta (está arrasando a Esteban Ocon en clasificación) y su inteligencia al volante, también. Luche o no por las victorias y los podios, ver competir al asturiano sigue siendo un placer que pocos pilotos son capaces de igualar.

Fotos: Alpine F1 Team

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