El oscuro lado del Valkyrie, Aston Martin ofrece recomprarlo por lo que vale un Audi Q5
Aston Martin también tiene su propio hypercar y, como no podía ser de otra forma, también tiene sus problemas. Por ahora, no hay constancia de que alguno de los ejemplares del exclusivo Valkyrie haya echado a arder, pero sí que un cliente está tan sumamente descontento que los de Gaydon han tomado una decisión nada habitual.

Se dice que si tienes dinero para un hypercar con más de 1.000 CV, tienes para echarle gasolina, para mantenerlo y para las averías, aunque esto último no debería de ocurrir. Ni en cualquier coche del mercado, ni mucho menos en un «torpedo» que cuesta millones de euros. Los de la estrella están pasando las de Caín con el exclusivo Mercedes-AMG ONE.
No lo sabremos nunca, pero los que han decidido de algunos ejemplares del hypercar de la estrella quizá está relacionado con el hecho de que, al menos, dos lo han perdido todo en sendos incendios y prefieren hacer buena caja antes. La realidad es que el Aston Martin Valkyrie tampoco se está librando de estos fortuitos accidentes, y nos lo creemos porque durante su desarrollo ya dejó muestras de que su configuración motriz no iba a ser fácil.

El Aston Martin Valkyrie empieza a dar fallos y grandes
Pero, aunque los de Gaydon lograron salvar la papeleta, uno de los propietarios está seriamente enfadado con la marca británica, y ya le ha trasladado su intención de devolver el coche. Sí, como lo has leído. Esto no es normal, ni siquiera cuando se producen problemas de esta categoría.
El desafortunado dueño, alemán, apunta que «su Valkyrie tiene problemas prácticamente desde el día en el que se lo entregaron». El mismo ha explicado a un diario alemán que «Tras solo unos cientos de kilómetros, se encendieron las luces de advertencia y falló el sistema de alto voltaje». El principio de un quebradero de cabeza, de un coche que costó alrededor de tres millones de euros cuando era nuevo.
Por supuesto, ha demandado a Aston Martin ante el Tribunal Regional de Aquisgrán, apuntando que el secreto sistema «Rocket Locker», diseñado para evitar que el Valkyrie se hunda al desconectar la presión hidráulica, fue desmontando de su coche sin permiso previo al creerse que la avería estaba en su módulo de control, por lo que la carrocería se desplomó y quedó apoyada sobre las ruedas.

Aston Martin quiere recomprar el Valkyrie a un cliente...
Un incidente que, según el informe, Aston Martin ha reconocido este fallo de sus mecánicos, pero no es el único. Porque otra de las cuestiones de la demanda se halla en el complejo sistema de propulsión híbrida de 1.155 CV. Nada menos que 1.015 CV son parte del motor V12 de 6.5 litros que, a pesar de no contar con turbos, sí es capaz de girar hasta las 10.000 rpm produciendo un ruido ensordecedor.
Por ello, se recomienda conducirlo con unos auriculares especiales, conectados a micrófonos externos para transmitir señales de advertencia, como la bocina de una ambulancia, al conductor. Y este también falla.
Aston Martin considera que el coche se le entregó en perfecto estado, acusando al dueño de querer dañar la imagen de la marca. Una guerra a la que Aston Martin quiere poner fin cuanto antes, por lo que ha ofrecido al demandante la posibilidad de quedarse con el Valkyrie a cambio de dos unidades de sus modelos, y que ha sido rechazada.
… por un precio de risa
Otra ha sido una indemnización de 55.000 euros por el uso realizado, de solo 441 kilómetros, lo que supone 125 euros por kilómetro. Una cantidad que la marca considera más que real, teniendo en cuenta el uso de que suelen tener este tipo de coches. El juez ha obligado a las partes a encontrar un acuerdo pero no va a ser posible.
Además, hay un problema y puede ser punto en contra para el decepcionado cliente pues, según Aston Martin, el contrato de compraventa estipula que cualquier disputa relacionada con el Valkyrie debe resolverse conforme a la legislación británica. El tribunal germano debe decidir primero sobre la validez de esta cláusula, por lo que obtener rédito se le puede complicar mucho al tener que hacer valer sus derechos ante un tribunal británico.
