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Escándalo #Monkeygate: la bola de nieve se sigue haciendo más grande

Pasada una semana del estallido del escándalo sobre los experimentos financiados con el dinero de BMW, Daimler y Volkswagen, siguen saliendo detalles escabrosos al goteo. Estas revelaciones periodísticas pueden poner en jaque a la industria del motor, la comunidad científica e incluso al Gobierno de Alemania.

6 min. lectura

Publicado: 04/02/2018 20:00

Cuanto más sabemos sobre los experimentos financiados con dinero de BMW, Daimler y Volkswagen, peor es la situación mediática de estos tres fabricantes. A través del Grupo de Investigación Europeo en Medio Ambiente y Salud en el Sector del Transporte (EUGT) se financiaron experimentos separados con 10 primates y con 25 voluntarios para comprobar los efectos en la salud del humo de los motores diésel.

Los fabricantes han alegado que desconocían esos experimentos y que se desmarcan totalmente de los mismos. Sin embargo, esa posición no parece muy sólida. El sitio Politico recoge una entrevista con el científico Helmut Greim, profesor de la Universidad de Múnich, en la que afirma que había representantes de los fabricantes en reuniones trimestrales o cuatrimestrales.

Helmut Greim fue uno de los responsables del experimento de los primates

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La controversia trasciende el ámbito automovilístico y entra en el deontológico y el ético. Los experimentos contaban con el visto bueno de comités éticos, lo cual choca frontalmente con las posturas animalistas y contra el maltrato animal. Y es que el experimento con los 10 macacos fue un poco más hardcorede lo que sabíamos.

Cada ejemplar de macaco cangrejero costó 3.500 euros, todos llegaron desde China

En un primer momento, conocimos que los 10 monos respiraron humo de escape de un Beetle TDI Clean Diesel mientras veían dibujos animados. También se suponía que, al tener ese coche la centralita trucada (como todos los de serie) las emisiones de su escape serían menos dañinas para la salud que en un uso real, ya que estaba en un banco de rodillos.

Ni una ni otra cosa eran ciertas

Los gases de escape se insuflaron en las jaulas de los animales durante horas. No solo eso, se les introdujeron endoscopios hasta los bronquios para hacerles análisis de sangre. Esto lo ha desvelado el Bild Zeitung, que ha tenido acceso al informe de 58 páginas que el EUGT no llegó a publicar.

¿Y por qué no llegó a publicarlo? Las conclusiones del informe eran "devastadoras", lo contrario a lo buscado: un Ford F-250 Super Duty de 1999 con motor diésel de uso industrial contamina menos que un Volkswagen Beetle TDI con el último grito en tecnología alemana para reducción de emisiones contaminantes.

1999 Ford F-250 Super Duty Crew Cab

Los F-250 Super Duty son camiones con carrocería de pick-up, populares en Estados Unidos, aptos para trabajos donde hace falta mucha fuerza bruta. Para hacernos a la idea, el motor más potente de su gama diésel era un 7.3 Powerstroke V8 con una potencia de 235 CV y un par máximo de 678 Nm a 1.600 RPM.

Ciertamente, ese informe habría sido devastador para los intereses lobistas de la industria automovilística alemana. A nivel estrictamente personal, no le encuentro explicación, lo lógico sería que un motor industrial contaminase más que el de un turismo que pesa menos de la mitad, especialmente si el motor es más moderno y encima está "trucado" para aparentar contaminar menos.

Respecto al experimento con 25 voluntarios en el Hospital universitario de Aquisgrán, Thomas Kraus, representante de la citada entidad, defiendió los métodos empleados por no haber sido peligrosos para la salud de los voluntarios. Todo era reversible, controlado, aprobado por comités... La parte estética se quedó a un margen.

De todas formas, la opinión pública está más concienciada con la falta de ética de estas empresas. La reciente aparición de la serie documental "Dirty Money", en cuyo primer episodio se habla del #MonkeyGate, es el último mazado a su reputación. De los tres fabricantes, el que se lleva la peor parte es Volkswagen.

Es más, los representantes legales de Volkswagen en Estados Unidos piden un aplazamiento de varios juicios por las emisiones fraudulentas precisamente por dicho documental. Su argumento es que los jurados pueden verse influenciados por la pieza televisiva, y por tanto no emitir un veredicto justo. Vamos, que se temen lo peor.

Precisamente uno de los testimonios más duros contra Volkswagen viene de un abogado que representa a 300 clientes de modelos Volkswagen TDI, Michael Melkersen, que ligó los conceptos Volkswagen, Adolf Hitler y el Holocausto. Es una afirmación muy atrevida con poco rigor, y poco afortunada, pero que sin duda puede influenciar en la opinión pública.

¿De verdad se puede meter más la pata en este tema?

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