El engaño de los biocombustibles que Europa quiere colarnos: harían falta 120 cerdos al año para alimentar cada coche nuevo

Europa está decidida a permitir la supervivencia de los motores de combustión a partir del 2035, siempre que estos estén alimentados por combustibles sintéticos o biocombustibles. Sin embargo, detrás de estos, hay una trampa enorme.

El engaño de los biocombustibles que Europa quiere colarnos: harían falta 120 cerdos al año para alimentar cada coche nuevo
T&E alerta de los riesgos de apostar por los biocombustibles en Europa. Imagen generada con IA

5 min. lectura

Publicado: 03/12/2025 10:30

Aunque hay que esperar hasta el próximo 10 de diciembre para conocer los planes revisados de la UE en su transición hacia el vehículo eléctrico de cara al 2035, el comisario europeo de Transportes ya ha dejado caer que los motores de combustión seguirán teniendo vía libre a partir de esa fecha.

Eso sí, con un condicionante: de que puedan ser alimentados por combustibles sintéticos y biocombustibles. Una decisión que llega justo después de la carta enviada por el canciller alemán a la presidenta de la Comisión, y que se unió a las presiones constantes por parte de toda la industria germana en los últimos meses.

Parece que estos se han salido con la suya y que los motores térmicos podrán seguir vendiéndose después del 2035. Sin embargo, desde Transport & Environment alertan del grave error y de las consecuencias que esta medida puede traer para nuestra región y para nuestra economía.

T&E alienta a seguir apostando por el coche eléctrico y no por los biocombustibles.

«Un callejón sin salida para Europa»

Así califica T&E al uso de los biocombustibles en los automóviles. Que Europa permita el uso de los e-fuels y de estos combustibles alternativos acarreará importantes consecuencias, como han revelado en su último informe.

Antes de nada, repasemos: los biocombustibles son aquellos que provienen de materia orgánica, como los cultivos, los residuos, los aceites usados, las grasas animales… Existen dos tipos: los biocombustibles básicos de primera generación, procedentes de cultivos alimentarios como el maíz o la caña de azúcar; y los avanzados (segunda y tercera generación), producidos a partir de residuos no alimentarios.

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A priori parece que estos sean más sostenibles, sí, ya que no compiten con la producción de alimentos y normalmente aprovechan materiales de desecho. No obstante, T&E alerta de los riesgos que traerá para Europa si se permite su uso para alimentar no solo a los vehículos, también a los aviones y a los barcos, con el “objetivo” de reducir emisiones contaminantes.

Lo más claro y directo: cada coche nuevo que se mueva con grasa animal requerirá unos 120 cerdos al año, o bien el equivalente a 25 kg de patatas fritas diarios si se mueve con aceite usado. El problema es que Europa no podrá producir tanta cantidad de biocombustibles de forma sostenible en el futuro.

Según sus cálculos, las industrias del automóvil, la aeronáutica y la naviera necesitaría entre 2 y 9 veces más biocombustibles avanzados de los que se pueden obtener de forma sostenible en 2050.

De esta forma, ya solo el sector del automóvil «absorbería las limitadas reservas de biocombustibles sostenibles y avanzados», y se produciría una «enorme brecha entre la demanda y la disponibilidad», generando aún más dependencia de las importaciones, advierten desde T&E.

Los riesgos que supondría para la industria la demanda creciente de biocombustibles. Fuente: T&E

Europa seguirá dependiendo de Asia

El problema es doble: la transición hacia biocombustibles básicos es perjudicial para el medio ambiente, ya que el uso masivo de superficies de cultivo empujan a la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la destrucción de hábitats… así como a la competencia con la producción de alimentos, entre otros factores negativos.

El otro problema es que los biocombustibles basados en residuos ha demostrado generar una alta dependencia de las importaciones en Europa, lo que además acrecienta la preocupación por los riesgos de fraude.

A día de hoy, el 60 por ciento de los biocombustibles se importan de países no pertenecientes a la Unión Europea, un porcentaje que incluso sube al 80 por ciento en el caso del aceite de cocina usado, que procede principalmente de China y Malasia. Lugares donde, además, T&E atestigua la existencia de fraude y desajustes en las importaciones.

Si se incrementa la demanda de biocombustibles por parte de estas industrias, la dependencia de las importaciones aumentará todavía más, generando además «ahorros de CO2 limitados o inexistentes», e incluso aumentará las emisiones hasta en un 23% para el 2050.

Fuente: T&E

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