El miedo a los apagones invernales dispara la venta de baterías portátiles para el coche: qué son y cuándo funcionan de verdad

Este invierno los apagones ya no solo se afrontan con velas y mantas. Cada vez más conductores miran hacia las baterías portátiles capaces de alimentar un coche eléctrico… y de sacar de apuros a toda la casa.

El miedo a los apagones invernales dispara la venta de baterías portátiles para el coche: qué son y cuándo funcionan de verdad
Un coche eléctrico cargando con una batería portátil

8 min. lectura

Publicado: 11/12/2025 17:00

Aunque muchos las llaman “baterías de coche portátiles”, en realidad son estaciones de energía o power stations: cajas con una gran batería interna, inversor y varios enchufes y puertos (USB, 12 V tipo mechero, toma “schuko” de pared, etc.). No son lo mismo que los típicos arrancadores de coche, que solo dan un pico de corriente para encender el motor.

Las estaciones modernas montan baterías de litio (NMC o LiFePO4) y ofrecen capacidades que van desde unos 300 Wh hasta más de 3.000 Wh. Traducido: pueden ir desde cargar unas cuantas veces un portátil hasta aguantar horas con un pequeño electrodoméstico. Esa combinación de capacidad, enchufes estándar y cierta portabilidad es la que está disparando las ventas cuando la red eléctrica se vuelve poco fiable.

¿Sirven de verdad para cargar un coche eléctrico?

La respuesta corta es: sí, pero con muchos matices. No sustituyen a un cargador doméstico ni de lejos, pero pueden darte esos kilómetros extra que marcan la diferencia en un apagón o en un viaje.

La mayoría de las estaciones portátiles no cargan el coche directamente por CCS o Mennekes, sino a través del cargador portátil del propio vehículo, conectado a un enchufe de la estación. Eso implica que dependes de la potencia máxima que pueda dar la batería portátil y del mínimo que acepte el cargador del coche. Muchos EV necesitan al menos unos 1,3–1,8 kW para empezar a cargar en modo “enchufe doméstico”.

En la práctica, con una estación de 1–2 kWh y cargador a 1,3 kW, puedes rascar unos pocos kWh reales, suficientes para obtener entre 5 y 15 km extra según el consumo del coche. No es una recarga completa, pero sí un “colchón” en caso de corte eléctrico prolongado o de quedarte corto en una escapada.

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Un coche cargando gracias aun batería portátil
Un coche cargando gracias aun batería portátil

Qué potencia y capacidad necesitas para que tenga sentido

Aquí está el quid de la cuestión. No todas las power stations se comportan igual, y muchas se quedan cortas para algo más que cargar móviles.

  • Potencia del inversor: si quieres usarla con el cargador de tu coche, busca modelos que den al menos 1.500 W continuos, mejor 2.000 W o más, para evitar que vaya siempre forzada y se dispare la protección.
  • Capacidad útil: por debajo de los 1.000 Wh es más un apoyo para portátil, router y poco más. A partir de 1.500-2.000 Wh empieza a tener sentido para dar algunos kilómetros de emergencia al coche y aguantar varias horas con pequeños electrodomésticos.
  • Tipo de batería: las LiFePO4 suelen ofrecer más ciclos de carga y una vida útil más larga, algo clave si piensas usarla a menudo, no solo para emergencias puntuales.

Si tu objetivo principal es el coche, lo razonable es pensar en la estación como un “depósito de seguridad”: no te va a llevar de 0 a 100 %, pero puede evitar una grúa o permitirte llegar al siguiente punto de carga cuando el barrio se queda a oscuras.

Cuándo compensa de verdad comprar una power station

No todo el mundo necesita una batería portátil grande. Pero hay perfiles para los que sí tiene mucho sentido.

En primer lugar, quienes viven en zonas donde los apagones invernales son frecuentes. Si cada temporal implica quedarte sin luz varias horas, poder mantener el router, la iluminación básica, la nevera y algo de calefacción portátil marca una diferencia muy clara en confort.

También es muy interesante para quien depende del coche eléctrico a diario y no tiene alternativas cercanas de carga rápida. Tener una estación preparada puede ser la red de seguridad para no quedarse tirado durante una incidencia en la red o una avería en el punto de recarga del garaje.

El tercer grupo son los que combinan coche eléctrico y vida “todo-en-uno”: teletrabajo, niños, dispositivos por todas partes. Para ellos, una power station es casi un SAI vitaminado: protege el trabajo, mantiene conectividad y, si hace falta, da un extra al coche mientras vuelve la luz.

Algunas baterías portátiles son fáciles de transportar
Algunas baterías portátiles son fáciles de transportar

Más allá del coche: usos extra en casa que marcan la diferencia

Lo interesante de estas baterías portátiles es que no se quedan en el coche. En casa pueden convertirse en una especie de enchufe de emergencia inteligente para muchas situaciones.

Durante un apagón permiten alimentar el router, el móvil, un portátil y una pequeña lámpara sin depender de velas ni de la cobertura del móvil. También pueden mantener activa una nevera eficiente durante un rato, para que la comida no se estropee si el corte se alarga.

Y en invierno pueden alimentar un pequeño radiador eléctrico o un emisor térmico de baja potencia durante un tiempo limitado, lo justo para pasar el bache sin congelarse.

Fuera de las emergencias, son muy útiles para terraza, jardín, camping o furgoneta: enchufas una cafetera, una tele pequeña o unas luces sin tirar cables por toda la casa. Esa doble vida, entre lo cotidiano y la emergencia, es lo que hace que cada vez más gente las vea como una inversión y no solo como un “gadget”.

Cómo integrarlas en tu día a día sin complicarte

La clave para que no se quede olvidada en un armario es integrarla en tu rutina. Tenerla siempre medio cargada, conectada a la red o incluso alimentada por un pequeño panel solar plegable hace que, cuando llegue el apagón, no tengas que pensar en nada.

Puedes usarla como enchufe habitual para el equipo de trabajo o para una zona concreta de la casa. Así la batería se va moviendo, pero nunca cae en el olvido. Y si un día la necesitas para el coche, solo tendrás que cogerla, conectarla al cargador portátil y ganar esos kilómetros que te faltan.

En el fondo, estas estaciones portátiles han pasado de ser un accesorio para aventureros a convertirse en un seguro extra frente a una red eléctrica cada vez más imprevisible, sobre todo en invierno. No sustituyen a una instalación fija, pero sí dan algo casi igual de valioso: tranquilidad.

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