Este sistema que ya llevan los coches nuevos decide cómo conduces… y no puedes desactivarlo del todo

Los coches nuevos llegan cargados de asistentes obligatorios que leen la carretera, corrigen tu velocidad y se reactivan solos cada vez que arrancas: existe un sistema silencioso que ya decide parte de cómo conduces sin que puedas apagarlo del todo.

Este sistema que ya llevan los coches nuevos decide cómo conduces… y no puedes desactivarlo del todo
Coche detectando la velocidad por la señal de tráfico

7 min. lectura

Publicado: 02/12/2025 17:00

Si has probado un coche nuevo últimamente, quizá te suene esta escena: te pasas un poco de la velocidad, el cuadro empieza a parpadear, suenan avisos y el acelerador ya no responde igual. Da la sensación de que alguien más está al mando.

Ese “alguien” es un conjunto de asistentes electrónicos encabezados por el ISA, el Asistente Inteligente de Velocidad. Usa cámaras que leen las señales, mapas digitales y GPS para saber a qué velocidad deberías ir y, si te pasas, se encarga de recordártelo… o de ponértelo difícil.

ISA y ayudas obligatorias: la letra pequeña de la nueva normativa

La idea original es clara: menos accidentes y menos despistes. La Unión Europea exige que los coches nuevos incluyan ayudas avanzadas a la conducción, y el control de la velocidad es una de las piezas clave. El coche “sabe” cuál es el límite y te compara con él cada pocos segundos.

Junto al ISAllegan de serie otros sistemas: aviso de cambio involuntario de carril, frenada automática de emergencia, detección de peatones o ciclistas, monitorización de la atención del conductor. Sobre el papel suena a red de seguridad; en la práctica, muchos conductores lo viven como una supervisión constante que no siempre encaja con la realidad de la carretera.

Cuadro de instrumentos de un coche
Cuadro de instrumentos de un coche

Cómo interviene en tu forma de conducir

En su versión más suave, el ISA se limita a lanzar avisos visuales o sonoros cuando superas el límite. Es molesto, pero no toca la mecánica. El problema aparece cuando el sistema está configurado de forma más agresiva y decide actuar sobre la respuesta del acelerador.

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Tú pisas igual, pero el coche acelera menos. En un adelantamiento o al incorporarte a una autovía, puede dar la sensación de que “no tira”. Si a eso sumas obras, señalización confusa o límites mal puestos, acabas discutiendo con el coche más que con el tráfico.

Por qué no puedes apagarlo del todo

Casi todos los fabricantes ofrecen algún menú para suavizar el ISA o cambiar su modo de funcionamiento. Lo que no permiten es desconectarlo de forma permanente. Por normativa, el sistema tiene que activarse de nuevo cada vez que arrancas, aunque el último día lo hubieras desactivado.

Eso significa que, si quieres conducir con menos intervención, te toca pelearte con menús cada mañana. En algunos modelos la opción está escondida y se llama de forma poco intuitiva; en otros ni siquiera es demasiado evidente el modo has seleccionado. Lo que sí está claro es que el coche siempre parte de una idea: mejor que el asistente esté encendido.

Sistema de detección de velocidad en los coches
Sistema de detección de velocidad en los coches

Ventajas reales… y por qué molesta tanto a los conductores

Sería fácil demonizar estos sistemas, pero también tienen su cara buena. Ayudan a evitar multas tontas, reducen despistes en trayectos largos y pueden ser una red de seguridad extra para conductores novatos o cansados. Cuando la señalización es correcta y el ajuste es razonable, hacen la conducción más relajada.

El conflicto llega cuando la tecnología se vuelve intrusiva. Pitidos continuos, vibraciones en el volante o en el pedal, avisos por cualquier pequeño exceso y la sensación de que el coche decide frenar justo cuando tú necesitas potencia. Más que ayudar, generan fatiga y una cierta frustración: no da gusto sentir que tienes que justificar cada movimiento ante una máquina.

En el fondo, duele más la percepción de pérdida de control que el propio sistema. El coche deja de ser “tu” coche para convertirse en una especie de dispositivo que aplica normas automáticamente, sin preguntarte demasiado. Y no siempre se explica bien al comprador que ese comportamiento viene impuesto por ley y que no se puede desactivar del todo.

Lo que viene: coches cada vez más estrictos (y más listos)

Todo indica que esto es solo el principio. Con más sensores, mejores cámaras y datos de tráfico en tiempo real, los próximos sistemas ajustarán la velocidad no solo a la señal, sino al estado de la vía, la lluvia, la niebla o los atascos. El coche tendrá cada vez más información que tú y la usará para corregirte.

En paralelo, la inteligencia artificial permitirá perfilar tu estilo de conducción, recomendando trayectos, ritmos y formas de acelerar pensadas para ahorrar energía y reducir riesgos. La pregunta ya no es si el coche decidirá parte de cómo conduces, sino cuánto margen de decisión estás dispuesto a cederle a cambio de comodidad y seguridad.

Lo único seguro es que los coches nuevos han dejado de ser simples máquinas mecánicas. Son dispositivos conectados que traen de serie un sistema que opina sobre cómo deberías conducir. Y aunque lo puedas silenciar un rato, tarde o temprano volverá a encenderse cada vez que gires la llave o pulses el botón de arranque.

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