El nuevo invento de la Unión Europea soluciona un problema que los propios europeos olvidamos o preferimos ignorar
Viviendo en Europa tenemos unas necesidades diferentes de las de Estados Unidos, Australia, Japón o China, unas necesidades que se supeditan a una cuestión de lo más importante, el mero hecho de donde vivimos y por dónde nos movemos en nuestro día a día.

No es ningún secreto que, desde hace medio siglo, los coches son cada vez más y más grandes. Tanto que ya vemos que coches de un segmento están en el tamaño del segmento que tenían por encima hace unos 20 años. Y no digamos ya en el precio, con las subidas galopantes que hemos presenciado en años recientes.
Lo decimos muy a menudo: los coches de ahora son, fundamentalmente, mejores: más seguros (y por mucho), más eficientes, más limpios, más cómodos, más amplios. Antes encontrábamos coches con sensaciones más reales, sí, pero la tecnología nos ha permitido avanzar y crear coches mucho más avanzados en todos los aspectos.

Coches mejores, más grandes, más... todo
El Volkswagen Golf original, el de 1974, se quedaba en 3,7 metros de largo (fue variando según mercados y regulaciones de seguridad con paragolpes de mayor tamaño). Un Golf, que hoy día es compacto o segmento C y mide casi 4,3 metros de largo (4,6 si hablamos del Variant, la carrocería familiar). Eso serían cifras de coche urbano a día de hoy - se mueve en las cifras de lo que mide el recién presentado Renault Twingo E-Tech.
Los coches han crecido, en torno a ese medio metro, durante el último siglo - y nosotros, dicho sea, pues la media de altura en muchos países del mundo ha crecido desde los setenta a medida que también se ha avanzado en salud y medicina desde entonces . ¿Dónde está el problema? Muy sencillo: aquellas partes de Europa donde vivimos y no han avanzado al mismo ritmo.
Algunos lugares se quedan 'pequeños' para sus coches
Es decir, aquellos pueblos o ciudades que urbanísticamente tienen zonas que se han quedado como estaban hace 50 años. Barrios donde ahora caben menos coches, muchos menos coches, pues cuando se diseñaron buena parte de la población se movían aún en SEAT 127, los primeros Golf o Ford Fiesta. Un BYD Dolphin Surf, como referencia, es más largo que todos estos clásicos.

En zonas más modernas, esto no debería ser problema, más donde hay espacios como garajes comunitarios o similares. Pero en los barrios 'de toda la vida', donde se aparca en la calle y apáñatelas como puedas o das 30 vueltas al vecindario, esto es mucho más notable. Y en las ciudades españolas es mucha gente la que vive en este tipo de barrios, donde cada vez es más común ver coches casi agolpados en plazas de aparcamiento.
Las ciudades crecen a otro ritmo
Este problema es más crítico en aquellos sitios que no han crecido a nivel urbanístico a la misma velocidad - además de ser parte del actual problema de la vivienda que sufren muchos españoles. Incluso en algunas de las grandes ciudades españolas, capitales de comunidades autónomas, vemos este problema en el que los coches cada vez son más, más anchos y más largos para las calles donde se mueven.
Ciudades que no crecen, incluso que no pueden crecer por distintos motivos, mientras los vehículos que recorren sus calles 'engordan' con el paso de los años. ¿Implica eso que debemos comprar coches antiguos hasta que rehagan ciudades enteras? Evidentemente no. Seguimos teniendo necesidades que cubren los coches y los nuevos, si se hace una buena compra, las cubren de mejor manera que uno de tiempos pasados.

E-Cars, solución... aunque casi de casualidad
Casualmente, la Unión Europea tiene una 'solución'. No directamente, pues responde más bien al estado del mercado y de la propia industria del automóvil. Hablamos de esos E-Cars, una solución compacta cuyos detalles definitivos conoceremos dentro de poco tiempo. Una solución que no es mala en sí, pero no surge exactamente de la demanda del pueblo, unos compradores seducidos por la versatilidad y la comodidad de los SUV compactos y medianos.
No tienen por qué ser Kei-Cars a la japonesa, de 3,4 metros de largo - allí dominan el mercado y para el cliente japonés es un orgullo mostrar que ha hecho una compra razonable, además de sus ventajas fiscales. Veremos cómo queda ese reglamento (y cómo lo adopta el público), pero los E-Cars suponen una alternativa que podría solventar ese problema que muchos no ven. Aunque sea de mera casualidad, al estar motivado su origen por otras causas.
