Llevo varias décadas conduciendo con lluvia y estas son las dos claves que de verdad pueden salvarte en la carretera

La lluvia en la carretera es algo tan común como peligroso. Son muchos los consejos que recibimos a la hora de conducir de forma segura, pero esto es lo que de verdad marca la diferencia.

Llevo varias décadas conduciendo con lluvia y estas son las dos claves que de verdad pueden salvarte en la carretera
La visibilidad y el agarre se reducen drásticamente con asfalto mojado.

9 min. lectura

Publicado: 11/12/2025 09:00

Cada día, millones de conductores nos encontramos en la carretera de camino a nuestros lugares de trabajo, de ocio o, simplemente, a cualquier otra actividad lejos de nuestros hogares.

A muchos de nosotros nos gusta conducir y lo disfrutamos, pero a muchas otras personas les resulta pesado o incluso traumático. Pero lo que a todos nos une es la necesidad de hacerlo con seguridad y prudencia para evitar un accidente que puede ser fatal.

Y es que, aunque tengamos tendencia a olvidarlo, conducir es una práctica inherentemente peligrosa, por lo que siempre debemos poner toda nuestra atención en nuestra forma de hacerlo, así como en la del resto de usuarios de la vía.

Cuanto más brillante, más encharcado estará y más probable será encontrar balsas de agua, por lo que mayor tendrá que ser la precaución

Esto es aplicable a cualquier condición de la carretera, pero cuando se trata de conducir con lluvia, resulta incluso más determinante para completar nuestro trayecto sin sustos. El asfalto se vuelve resbaladizo y las distancias de frenado se multiplican, al tiempo que el menor agarre de los neumáticos nos obliga a reducir la velocidad en las curvas.

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Por esa razón, no faltan los consejos de conducción para circular con seguridad sobre asfalto mojado. Pero, por mi experiencia tras décadas cubriendo cientos de miles de kilómetros por toda España, dos son las claves que marcan la diferencia a la hora de afrontar una situación de este tipo al volante de un vehículo.

Las dos claves que pueden salvarte conduciendo con lluvia

Es innegable que aspectos como el estado de los neumáticos, la iluminación del vehículo (el famoso «que te vean y ser visto») o una conducción suave son esenciales para completar un trayecto sobre mojado con seguridad y sin sustos.

Ahora bien, en mi opinión, dos cosas marcan incluso más la diferencia, y ambas tienen que ver con la forma en que afrontamos la conducción en los tan frecuentes días lluviosos a los que nos enfrentamos desde la llegada del otoño hasta el final de la primavera.

Distancia de seguridad

La distancia de seguridad es el gran olvidado de millones de conductores y realmente lo es todo a la hora de superar con éxito un imprevisto en la carretera. Nunca estaremos a salvo de que un camión pierda la carga, se produzca un accidente delante de nosotros o un conductor pegue un frenazo por cualquier otra circunstancia.

Y, en esas situaciones, mantener una distancia de seguridad adecuada marca la diferencia entre tener la oportunidad de reaccionar a tiempo y evitar el accidente o vernos atrapados por el caos que nos rodea.

Un vehículo circula demasiado cerca del que le precede, creando una situación peligrosa que se agrava con la lluvia

No es necesario mantener medio kilómetro de distancia con el vehículo que nos precede, pero sí es recomendable guardarnos aproximadamente dos segundos de margen con respecto al vehículo que nos precede.

Obviamente, en función de la velocidad y la capacidad de reacción de cada conductor, esto se traduce en más o menos metros, pero en cualquier caso lo importante es asumir que debemos tener suficiente margen para reaccionar conduciendo en un estado de atención a la carretera que consideremos normal.

Ni que decir tiene que la distancia de seguridad es fundamental en todas las condiciones, pero cuando el asfalto está mojado debes grabártelo a fuego en la mente, ya que la distancia de frenado se multiplica de forma escandalosa. Para que te hagas una idea, para pasar de 90 a 0 km/h sobre mojado necesitarás, de media, 32 metros más que sobre seco.

Anticipar el aquaplaning

El aquaplaning es un efecto muy habitual en las carreteras cuando se producen lluvias intensas o prolongadas en el tiempo, especialmente en una red viaria con un mantenimiento tan deficiente como la española en los últimos años.

A modo de recordatorio, por si no tienes claro qué es, el aquaplaning se produce cuando el neumático pierde contacto con el asfalto por acción de una balsa de agua. Esta forma una película entre ambos elementos, reduciendo a cero el agarre y provocando que el coche patine sin control.

El aquaplaning es una de las cosas más peligrosas que hay, ya que hasta que el neumático no vuelve a contactar con el asfalto es imposible variar la dirección del vehículo.

Si la velocidad es demasiado elevada o no actúas de la forma correcta, cuando esto suceda tampoco podrás recuperar el control sobre un asfalto mojado y poco adherente. Así pues, lo primero que debes hacer es adecuar la velocidad al estado de la carretera. No porque tu coche no sea capaz de circular a alta velocidad con lluvia, sino por lo que puedas encontrarte de forma inesperada y repentina.

Este es un primer paso para anticipar el aquaplaning, ya que predispone tu mente a ser consciente de que puede aparecer. También es muy útil observar el asfalto por el que circulas, ya que muchos parecen un espejo de lo poco que drenan, mientras que otros son mucho más seguros y eficaces a la hora de desaguar.

Cuanto más brillante, más encharcado estará y más probable será encontrar balsas de agua, por lo que mayor tendrá que ser la precaución. Además, intenta siempre observar lo que sucede al paso de los vehículos que circulan unos cientos de metros más adelante: si salpican mucho o pasan por esas temidas balsas de agua.

Las balsas de agua suelen ser inofensivas en ciudad, pero sumamente peligrosas en la carretera.

No frenes, no gires el volante

Si es el caso, o si ves que vas a cruzar una balsa de agua, debes tener dos cosas claras: prohibido pisar el freno ni girar el volante dentro de la balsa de agua. El coche debe entrar recto, permanecer recto y salir recto de esa masa de líquido elemento para que no trompee o gire, perdiendo el control incluso cuando recupera la adherencia.

Sencillamente, mantén el volante firme y no toques nada hasta que el coche ‘reconecte’ con el asfalto. Generalmente, el aquaplaning se produce en tramos rectos sin peralte de autovías y autopistas, por lo que adoptar este breve estado de inacción no supone un problema.

Si alguna vez has tenido un accidente, nadie tiene que explicarte lo impactante que resulta tomar consciencia de la velocidad a la que circulamos en realidad y cómo nos puede afectar un choque. Si no lo has tenido nunca, créeme, es mejor que no esperes a vivirlo para darte cuenta de lo importante que es la prudencia a los mandos de un vehículo.

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