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Prueba Mazda MX-30, un primer contacto muy satisfactorio (Con vídeo)

Los eléctricos llegan para revolucionar la movilidad. El Mazda MX-30 es el primer eléctrico en los 100 años de la compañía. Apenas hay un puñado de unidades circulando por el mundo, y yo ya he tenido la ocasión de probarlo por las calles de Madrid.

Prueba Mazda MX-30, un primer contacto muy satisfactorio (Con vídeo)

15 min. lectura

Publicado: 11/07/2020 18:00

En 100 años, Mazda ha pasado de recolectar y fabricar corcho a ser una de las empresas más reconocidas del mundo del motor. Este año celebra tan especial onomástica, y lo celebra con la llegada de su primer modelo 100% eléctrico, el Mazda MX-30. Por el momento apenas se han fabricado un puñado de unidades en todo el mundo, y yo he tenido el privilegio de poder conducir una de ellas.

Mazda tiene una forma muy particular de ver el mercado y la industria. Cuando todo el mundo empezó a reducir el tamaño de los motores, los japoneses se mantuvieron en sus treces y mira por donde ahora todas las marcas vuelven a incrementar el tamaño de los motores. Con esta base, y buen hacer, pretende ahora conquistar el segmento de los eléctricos con el Mazda MX-30, un SUV con el ADN de diseño puro de la firma japonesa.

El MX-30 es el primer modelo de Mazda en emplear una plataforma desarrollada y diseñada desde para eléctricos. A pesar de ello sus medidas son prácticamente calcadas a las de un Mazda CX-30. De hecho, por su denominación y tamaño, se podría decir que éste es la versión eléctrica de este. Sin embargo, por diseño no lo parecen. Los requerimientos de un coche de combustión no son los mismos que los de un eléctrico. Por eso en el MX-30 la parrilla delantera es lo más pequeña posible, lo suficientemente ancha para montar el emblema y punto.

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La imagen del MX-30 es la propia de la marca. Muy similar a la del CX-30

Se podría considerar que el MX-30 es un crossover coupé por la forma que adopta el pilar C, ancho y alargado, pero lo más llamativo es el sistema de apertura de las puertas traseras. Desde el legendario Mazda RX-8 no veíamos una apertura así en un Mazda. Los japoneses han tomado esta opción porque consideran que, dada la forma del pilar C, es más cómodo entrar así en la fila trasera que no de la forma convencional. Y para qué engañarnos, también para darle un toque estético diferente. Ahora bien, ¿es una opción acertada?

Pero como ya puedes adivinar, la realidad es que el acceso a las plazas traseras es bastante incómodo. Lo primero que hay que hacer es abatir el asiento delantero, como en los coupés o los descapotables, y es entonces cuando puedes acceder a la banqueta posterior. Sinceramente, esta solución no me gusta nada. Es relativamente cómoda para salir, sí, pero para entrar es complicado. Y de paso lo veo algo inseguro en caso de accidente, porque los pasajeros lo van a tener complicado para salir del coche rápidamente.

Tampoco es que haya mucho espacio detrás. Las piernas tocan con el respaldo del asiento del conductor, y eso que yo apenas mido 1,75 metros. La altura también es escasa, y los pasajeros de más de metro ochenta van a topar con la cabeza en el techo. En realidad, el espacio no es malo, pero no se corresponde con un compacto. La habitabilidad es más particular del segmento de los utilitarios, similar al que podemos ver en un Peugeot e-208, por ejemplo.

Dado que las baterías eléctricas se depositan en el suelo, el maletero queda libre de guardar parte del conjunto. La capacidad de carga mínima es de 366 litros, ampliables a 1.171 litros si abatimos la segunda fila de asientos en una proporción 60:40. Lo más incómodo del baúl es la altura de la boca de carga. El parachoques es bastante generoso y obliga a tener que elevar mucho los bártulos para poder meterlos al coche. Es un problema menor, pero ahí está.

Las puertas traseras suicidas son un arma de doble filo. Cómodas pero también incómodas

Para todo el interior Mazda ha querido conservar la filosofía que rodea a los eléctricos: sostenibilidad y tecnología. Lo primero lo consigue con el uso de materiales generados a través de productos reciclados como botellas de agua. Resulta interesante, no porque sea novedoso, porque transmite un tacto muy agradable. Las tapicerías también tienen ese guiño eco. Hay dos: Modern y Vintage. La primera usa ese material sintético en los asientos y la segunda presenta un cuero sintético.

La segunda parte de la filosofía de los eléctricos llega de la mano de superficies y paneles digitales. Hasta tres pantallas diferentes. Una en el cuadro de instrumentos, algo pequeñita y sin apenas capacidad de modificación, otra en la parte superior del salpicadero, la misma que podemos ver en el Mazda3 o CX-30 y la última de todas la encontramos sustituyendo el módulo de la climatización. La principal es la del salpicadero porque a través de ella podemos gestionar casi todos los sistemas del coche. La de la climatización es bastante estándar, con la ventaja de que tiene botones físicos para así poder modificar los parámetros de una forma más intuitiva.

El número de pantallas de un coche es buen indicador de cuán tecnológico puede llegar a ser. El MX-30 puede contar con mucho equipamiento, tal y como: acceso y arranque sin llave, Head-Up Display, navegador, faros full LED, cámara de 360 grados, control de crucero, conectividad para dispositivos móviles, radio digital y mucho más. Por supuesto también incluye muchos asistentes y ayudas a la conducción, la mayoría de ellos en su acabado base.

Calidad y amplio equipamiento. Cualidades innatas en cualquier modelo de Mazda

Pero vayamos a lo más interesante del MX-30, y es su conjunto 100% eléctrico. Antes de nada, hay que decir que Mazda se apoya en un estudio que asegura que un conductor un conductor europeo normal y corriente recorre una media de 50 kilómetros al día, 48 para ser exactos. Ese mismo estudio también asegura que el impacto medioambiental de un eléctrico es menor cuanto más pequeña sea su batería. Lógico.

Puede que el análisis de este estudio sea el motivo por el que Mazda haya sido demasiado conservadora con la creación de su primer eléctrico. El MX-30 cuenta con un motor eléctrico delantero que está asociado a una batería de iones de litio refrigerada por líquido con 35,5 kWh de capacidad. Desarrolla un total de 145 caballos con 271 Nm de par. Aceleración de 0 a 100 Km/h en 9,7 segundos, velocidad máxima de 140 Km/h, y lo que es más importante, autonomía máxima homologada combinada en ciclo WLTP de 200 kilómetros.

Con estos datos sobre la mesa una cosa tiene que quedar clara desde un principio: el MX-30 no es un eléctrico que pueda convertirse en el coche único de un hogar. Su autonomía es demasiado escasa como para poder afrontar largos viajes. Es un segundo coche, uno funcional que nos sirva para entrar en las cada vez más extendidas zonas de bajas emisiones o para poder circular sin importar de protocolos anticontaminación.

Las prestaciones del MX-30 no son espectaculares. Usable en zonas urbanas e interurbanas

También hay que dejar claro que el principal entorno de uso de un MX-30 es la ciudad o zonas interurbanas. Pero también hay que reconocer que fuera de esos entornos se mueve bastante bien, con cierta soltura. La aceleración es muy progresiva. Tiene una buena primera patada hasta 60 - 70 Km/h, como en todos los eléctricos, pero una vez pasado ese empujón inicial gana velocidad de forma muy lineal, puede que demasiado. No hay problema en salir desde parado aunque sea algo perezoso en recuperaciones a alta velocidad.

Lo más destacable es el ambiente de normalidad con el que los ingenieros de Mazda han dotado al MX-30. Como ya es habitual en Mazda la conducción es buena. La dirección tiene cierto peso y es muy comunicativa, el confort es elevado y el chasis, al derivar de un Mazda3, es muy bueno. Incluso la frenada tiene un tacto normal. Al tocar el pedal del freno en un primer momento aplicamos un frenado motor para así poder recargar batería, y si apretamos un poco más entran en juego las pastillas.

Uno de los problemas de los eléctricos es que al no emitir ningún tipo de sonido hay que estar constantemente vigilando el cuadro de instrumentos para saber si estamos siendo eficientes o no. Mazda ha resuelto este inconveniente poniendo una especie de chivato acústico. Los altavoces replican el sonido del motor eléctrico para que así podamos asociar el ruido con la eficiencia. Al acelerar los altavoces emiten un ruidito claro. No es nada molesto y de cualquier forma se puede desactivar.

Al no haber una conexión física entre la palanca y el cambio, el túnel central flota

Aunque no tenemos modos de conducción, tampoco se necesitan, sí que tenemos diversos modos de regeneración. Al ser un eléctrico, cuando levantamos el pedal del acelerador el coche aplica una retención. Esa deceleración puede graduarse mediante las levas del volante. La leva izquierda aumenta el freno motor, y la leva derecha "suelta" al coche trabajando como un modo vela. En ninguna ocasión el MX-30 llega a detenerse por sí solo, por lo que al final hay que aplicar un leve toque al freno para pararlo por completo.

A la hora de recargar Mazda nos anuncia que el tiempo de espera puede oscilar entre los 30 minutos para pasar del 20 al 80% de la batería si enchufamos el coche en un puesto de carga rápida de hasta 50 kW. O bien unas cuatro horas y media si lo conectamos a una toma doméstica convencional. Es decir, que, si lo ponemos por la noche y aprovechamos las horas valle de la luz, a la mañana siguiente lo tendremos completamente cargado y nos habremos ahorrado unos euros.

La calidad de rodadura del MX-30. No es un eléctrico como cualquier otro. Mazda ha cuidado mucho el confort de marcha

Durante esta toma de contacto no ha dado lugar a saber los consumos y la eficiencia real del MX-30. La marca japonesa anuncia una autonomía máxima en recorridos urbanos de 262 kilómetros. Eso nos deja con un consumo oficial homologado en ciclo combinado de 19 kWh/100 kilómetros recorridos y 14,5 kWh/100 kilómetros recorridos en ciudad. A modo de atractivo, por la compra de un MX-30 Mazda te regala un punto de recarga doméstico, aunque la instalación corre de tu cuenta.

El primer eléctrico de Mazda ya está disponible en el mercado español. El precio de salida del MX-30 es de 34.375 euros, sin ofertas o promociones. Ese precio se podrá rebajar en hasta 4.000 euros acogiéndose a las nuevas ayudas del Plan Renove del año 2020. El año que viene llegará al mercado un MX-30 Range Extender que usará un motor wankel de gasolina para alargar la autonomía total y hacerlo un poco más libre del enchufe.

El MX-30 quiere llamar la atención. Ya está disponible en los concesionarios

Aunque solo ha sido una pequeña toma de contacto, las primeras sensaciones con el Mazda MX-30 han sido buenas. Aunque se trata del primer eléctrico de la compañía, los japoneses han sabido aplicar todos los conocimientos adquiridos a lo largo de estos 100 años. Tiene defectos, sí, pero también tiene muchas virtudes que sin lugar a dudas lo harán muy atractivo ante potenciales clientes. Ya sabes, clientes con uno o más coches en el hogar, con disponibilidad a una toma de carga y con algo más de dinero de lo habitual.

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