Prueba Volkswagen T-Cross 2019, fabricado en España con vocación urbana (con vídeo)
El Volkswagen T-Cross es el crossover más pequeño de la gama de la marca alemana. Con una vocación decididamente urbana, este nuevo modelo se fabrica en Navarra junto al Polo, modelo con el que comparte muchas características, y ya lo hemos conducido.
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Publicado: 29/05/2019 18:00
El nuevo Volkswagen T-Cross se sitúa como el modelo de acceso a la gama SUV del fabricante alemán. Los todocaminos están tan de moda que a Volkswagen se le empiezan a acumular y propone dos en el mismo segmento, el de los crossover urbanos: este T-Cross y el T-Roc.
Eso no quiere decir que sean iguales, ni mucho menos. Aunque militan en la misma categoría cada uno tiene su propia personalidad y tienen diferencias bastante notables como el tamaño. Con respecto al Volkswagen T-Roc, el T-Cross tiene 12 cm menos de longitud, 6 cm menos de anchura y 1 cm menos de altura así que es claramente más pequeño.
También emplean arquitecturas distintas. Ambos se asientan sobre la plataforma modular MQB pero en distintas versiones ya que el T-Roc recurre a la variante MQB A/B, la misma que la del Golf, y el nuevo T-Cross se asienta sobre la MQB A0, la misma que emplea el Polo… y se fabrican en el mismo lugar.
Desde 1984 el Volkswagen Polo se fabrica en la factoría de Landaben de Volkswagen Navarra pero ahora el utilitario alemán ya no estará solo en la cadena de producción y por primera vez en Navarra en su época VAG fabricará dos modelos a la vez: aquí también nace el T-Cross que se comercializará en toda Europa.
En el diseño de este crossover destacan las líneas angulosas y una gran parrilla frontal ya característica en Volkswagen. Los faros pueden ser de LED y, hablando de luces, en el parachoques llama la atención el elemento cromado en forma de ‘O’ que guarda en su interior las luces de giro.
Fotos prueba Volkswagen T-Cross 2019
Las llantas de aleación pueden ser de 16, 17 o 18 pulgadas y hay hasta diez diseños a elegir incluyendo algunas en tonos naranjas o azules. A diferencia de otros modelos de este segmento como el SEAT Arona, el Renault Captur o el propio T-Roc, el T-Cross no puede disfrutar de una carrocería bitono con techo en contraste.
Por delante recuerda mucho al T-Roc pero en la parte trasera todo es diferente y no sólo no se parece a aquel sino que es completamente distinto a cualquier otro modelo de Volkswagen. La mirada se va inevitablemente a los pilotos traseros con tecnología LED que están unidos por una franja de color negro. Desde luego tiene mucha personalidad pero no a todo el mundo le gustará. El resto de elementos son mucho más convencionales.
El Volkswagen T-Cross se ofrece con tres niveles de equipamiento (Edition, Advance y Sport) además de la seria limitada T-Cross First Edition que celebra su lanzamiento con sólo 300 unidades disponibles. El nivel de equipamiento Sport puede equipar opcionalmente el paquete R-Line que se supone que da un aspecto más dinámico a este SUV pero en realidad los cambios son muy sutiles.
Con respecto a las variantes convencionales, en el T-Cross R-Line la parte inferior de los paragolpes es ligeramente distinta, se añade el logo R-Line en la parrilla y las aletas delanteras, la moldura inferior de las puertas lleva el color de la carrocería y las llantas son diferentes.
Interior espacioso y práctico
El habitáculo del T-Cross es muy acogedor. Con respecto a un Polo hay más espacio y además, al estar sentados más altos, es más fácil entrar y salir del coche. Los ajustes son muy buenos, la ergonomía está bien estudiada pero hay que criticar que casi todo está realizado en plástico duro. Sí, esa solución es habitual en este segmento, pero aquí es reprochable si tenemos en cuenta que es un coche costoso aunque luego mencionaré con más profundidad el precio.
Las opciones de individualización son muy amplias. Además de una docena de colores exteriores en el interior podemos elegir el color de las molduras interiores y contar con diferentes tapizados para los asientos. Aquí podemos disfrutar de un paquete R-Line interior (aunque obligatoriamente habría que coger el exterior también). Ofrece un nuevo volante, un pedalier de acero inoxidable, inserciones decorativas, revestimiento de techo en negro, umbrales de puerta y asientos deportivos con tapizado específico.
Un aspecto realmente destacado es el equipamiento ya que encontramos cosas que suelen ser más habituales en segmentos superiores. Un buen ejemplo es el cuadro de instrumentos digital con pantalla TFT de 12,3 pulgadas que es magnífico por diseño e información ofrecida. Viene de serie en el acabado Sport y las versiones más sencillas se conforman con una instrumentación analógica más clásica.
El sistema de infoentretenimiento Composition Media con pantalla de 8 pulgadas está presente en toda la gama y muestra un funcionamiento fluido, un interfaz intuitivo y es compatible con Apple Carplay, Android Auto y MirrorLink. Opcionalmente puede tener un sistema de navegación Discover Media con mapas de Europa.
Para personalizar cada unidad se proponen 12 colores exteriores, 10 tipos de llantas, 6 tapicerías, 6 molduras decorativas y el paquete R-Line exterior e interior
Otros gadgets que se pueden disfrutar son la carga inalámbrica para smartphone, el acceso sin llave o el arranque por botón. Entre las ausencias, ni siquiera disponibles en la lista de extras, se encuentra el head-up display, regulaciones eléctricas para los asientos delanteros, el freno estacionamiento eléctrico o un techo solar.
La practicidad ha sido cuidada con varios compartimentos muy útiles, incluyendo un práctico cajón debajo del asiento del acompañante (no disponible en el acabado de acceso) y un habitáculo muy espacioso. Las plazas posteriores pueden presumir de una magnífica habitabilidad hasta el punto de que pasajeros de hasta 1,85 m de estatura irán holgados tanto en espacio para las piernas como para la cabeza, sensacional para un coche de sólo 4,11 m de longitud. En anchura, como es habitual en este segmento, tres adultos irán muy apretados y además el túnel de transmisión es muy voluminoso.
En esta fila trasera no hay reposabrazos o salidas de ventilación trasera, sólo un par de tomas USB para recargar dispositivos móviles, un pequeño hueco y bolsillos en los respaldos de los asientos delanteros. Algo muy interesante es que el asiento trasero se puede desplazar longitudinalmente en 14 centímetros, moviéndose la banqueta completa (no por partes). Es de serie en todas las versiones.
El maletero tiene una capacidad de carga variable dependiendo de la posición del asiento trasero deslizante. En el peor de los casos se disponen de 385 litros que pueden ampliarse hasta los 455 litros adelantando la banqueta, un volumen interesante en este segmento. El espacio está bien rematado y ofrece un gran compartimento bajo el piso.
El respaldo del asiento trasero es abatible en proporción 60:40 para aumentar el espacio de almacenaje hasta los 1.281 litros con un piso plano. Otro elemento que resalta la modularidad del T-Cross es que, según el acabado, el asiento delantero derecho también es abatible para así poder transportar objetos muy largos.
Los motores TSI, la mejor elección
La oferta mecánica propone dos motores de gasolina y uno diésel. Los primeros comparten el mismo bloque tricilíndrico y consisten en un 1.0 TSI de 95 CV con cambio manual de cinco marchas además de un 1.0 TSI de 115 CV con cambio manual de seis marchas o DSG de siete velocidades.
Aunque en general los motores de tres cilindros no se distinguen por su refinamiento, Volkswagen ha conseguido que este TSI tenga un funcionamiento muy suave y una sonoridad contenida, este último aspecto también beneficiado por la buena insonorización del habitáculo.
No hay una gran diferencia de prestaciones entre uno y otro (andan lo suficiente pero sin brillar) pero el más potente sólo cuesta 690 euros más así que puede merecer la pena el desembolso. Irse a por el cambio automático de doble embrague sumaría otros 1.210 euros a la tarifa. Da un plus de comodidad pero es verdad que la caja manual tiene un funcionamiento muy agradable.
La opción diésel se encarna en el 1.6 TDI de 95 CV con cambio manual de cinco marchas. Cuesta 2.800 euros más que el TSI 95, una diferencia muy grande, por lo que resulta difícil que nos compense optar por el gasóleo. A finales de este año o principios de 2020 llegará un 1.5 TSI de 150 CV sólo con cambio automático como variante más prestacional ¿Irá más lejos la marca alemana y veremos un T-Cross GTI o un T-Cross R? Es improbable pero el tiempo dirá.
Lo que sí está claro es que las posibles versiones híbridas o eléctricas están descartadas. Tampoco hay ni habrá versiones con tracción total, algo que sí encontramos en el T-Roc. Está claro que es un coche de carácter urbano y Volkswagen tampoco propone ningún sistema que ayude a mejorar la tracción pero sí que ha dotado a este modelo de una buena altura libre al suelo, 184 mm, así que al menos se puede circular por pistas no asfaltadas muy sencillas sin dañar la parte inferior del vehículo.
La amortiguación de serie tiene un tarado muy acertado que promete un buen equilibrio entre estabilidad y confort. Las oscilaciones de la carrocería son contenidas y al pasar por irregularidades y badenes no se producen reacciones secas. No se puede equipar una suspensión adaptativa pero tampoco se echa de menos.
La posición de conducción es muy cómoda y la visibilidad es apropiada en todas las direcciones. Además, para facilitar las maniobras podemos tener sensores de estacionamiento delanteros y traseros, una cámara trasera e incluso puede equipar un asistente de aparcamiento automático.
El equipamiento de seguridad es muy completo y le ha valido para obtener la máxima calificación de cinco estrellas en la prueba de seguridad EuroNCAP. Dependiendo de la versión incluye, entre otras cosas, el Front Assist con función de frenada de emergencia y detección de peatones, el aviso de salida del carril, el asistente de ángulo muerto, el asistente de tráfico trasero cruzado o el control de crucero adaptativo.
Llega el momento peliagudo de hablar de precios, un tema trascendental en este modelo. El nuevo Volkswagen T-Cross está a la venta desde 18.990 euros. Es un precio alto y lógicamente corresponde a la versión de acceso Edition; si queremos el Advance el precio sube en 1.630 euros y el Sport son 1.920 euros más.
Así que una unidad con un equipamiento abundante es fácil que supere los 25.000 euros, lo cual es mucho para un coche de este segmento y por tanto por precio se sitúa claramente por encima de casi todos sus rivales. Como siempre, el mejor precio lo conseguirás en la app gratuita de motor.es disponible en Google Play.
Sin duda alguna el precio es la principal objeción que se le puede poner a este modelo hecho en España que, por otro lado, cuenta con varias virtudes entre las que destacan su gran capacidad de personalización, la buena habitabilidad interior y el amplio equipamiento disponible.
- Habitabilidad y practicidad.
- Confort de marcha.
- Amplio equipamiento disponible.
- Precio elevado.
- No disponible carrocería bitono ni techo solar.
- Abuso de plásticos duros en el salpicadero.
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