Motor.es

Virutas F1Entropía Gasly

Pierre Gasly marcó un récord en Monza. Fue exactamente el 13 de mayo de 2012, hace ocho años, cuando un coche que no fuera Mercedes, Ferrari o Red Bull ganó una carrera.

Entropía Gasly
Pierre Gasly, del infierno al cielo en 12 meses. - Red Bull Content Pool

16 min. lectura

Publicado: 23/09/2020 15:30

Lo de Pastor Maldonado fue un verdadero Expediente X, pero para lo del galo ha hecho falta cambiar la entropía de la Fórmula 1, usar un torno de viaje temporal como el de la película Tenet… porque esta carrera se empezó a ganar casi un año antes, exactamente el 19 de agosto de 2019.

Helmut Marko es temido dentro del paddock por manejar los equipos energizados como si fueran su cuadra de caballos particular, un cortijo donde los empleados han de plegarse a sus caprichos so pena de ser defenestrados, y esto significa para la mayoría de ellos desaparecer en el oscuro hoyo del olvido. El contrasentido, o la parte buena de entre lo malo, es que resulta frecuente que atine en sus decisiones. Sus reglas son sencillas: no quiero ver rendimiento, sino resultados. Lo segundo tiende a llegar parejo a lo primero pero no es una regla matemática, aunque su látigo tiende a ser indulgente hacia los que consiguen lo primero.

«Por alguna razón era la oveja negra de Marko. Siempre estuvieron puteándolo»

Calcula ahora el precio de tu seguro de coche

¡Infórmate!

Herr Doctor ha dejado una larga retahíla de corredores en la cuneta aunque no muchos más que el resto de escuderías, y son más las formas que el fondo lo que se le puede echar en cara al rígido responsable deportivo. Ahora el austriaco celebra en público la inesperada victoria de su empleado aunque por dentro debe estar que muerde porque muestra al mundo que se equivocó al echarlo de Red Bull aquel aciago día de agosto del año pasado… o no, porque existe una teoría que apunta a que acertó. Tanto la victoria con el AlphaTauri como el nuevo panorama que han hecho público sobre este equipo parecen darle la razón.

Pierre Gasly vio el cielo abierto el día que un mensaje recibido en su iPhone decía que abandonaría su becariato en Toro Rosso para subirse en un RB15 junto a Max Verstappen. Que el galo es rapidísimo da prueba su paso por la F4 francesa donde quedó tercero en su año de debut, la Renault 2.0 donde le arrancó la cabeza a todos y fue campeón en su año de estreno, quedó segundo en las World Series en el año de su aterrizaje, y más tarde campeonó con Prema en la GP2, ahora Fórmula 2.

Cuando preguntas a alguien que trabajó con él, la voz anónima te dice «es muy trabajador y fácil de integrar en un equipo. No puedo decir nada malo de él. Pero por alguna razón era la oveja negra de Marko. Siempre estuvieron puteándolo. Nunca entendí por qué, pero era evidente. Viene de una familia normal, sin muchos medios, y sin Red Bull no estaría en la F1. Para mi uno de los pilotos más rápidos que hay. Al nivel de Leclerc. Creo que si hubiera estado en Red Bull más tiempo Verstappen hubiera sufrido algo. Tiene un defecto, algunas veces no toma riesgos. Quizás sea su único defecto. Es demasiado bueno como persona. Gana por rápido y por inteligente, pero no por aplicar rabia a su pilotaje». Repetimos, «al nivel de Leclerc»… y ay, amiguetes, este fue el problema en Red Bull.

¿Tendrá Pierre Gasly una segunda oportunidad en Red Bull?

En la escudería azul no ganan títulos desde 2014, y tras un tormentoso final de matrimonio con Renault, tarifaron hacia los propulsores Honda. A día de hoy les han otorgado más o menos las mismas victorias híbridas que los del rombo, pero sin posibilidad de dar alcance a los todopoderosos Mercedes. En 2020 el estado general de la formación es muy distinto al del exitoso periodo 2010-2014, y en la estrategia actual el Gasly de 2019 se convirtió en un dolor de cabeza y no en una solución.

Todo apunta a que Pierre no se leyó bien o no entendió correctamente el guión de tapas azules escrito a pachas entre Horner y Marko. Red Bull es un ejército y como soldado ha de atenerse a unas reglas que no aplicó. Dentro de los mandamientos de cuando ganaban títulos estaba el que los dos pilotos pudieran darse leña puesto que el título de pilotos caería sobre uno de ellos, Vettel o Webber, y el de constructores estaba asegurado.

El problema es que en la era híbrida el horizonte no es ya aquel, sino que sólo pueden ganar carreras puntuales, que no es poco. El destinado a sacar las castañas del fuego, por conurbación con el equipo, antigüedad, rendimiento y probada valía era un Max Verstappen que no necesitaba a alguien haciéndole la puñeta en su mismo box. Gasly fue ambicioso, y esto es bueno en sí, pero antes tenía que aprobar otras asignaturas. Una de las claves que determinan esto reside en algo pequeño, pero significativo que se produjo en los test invernales de Barcelona 2019.

El recién llegado se descolgó con unas declaraciones públicas donde mostró sus ambiciones, su hambre, su sed y sus ganas de saltar por encima de todos. Un piloto ha de ser así. Dijo algo así como ‘vengo aquí a por títulos, a ganar, y a machacar a Max’, pero este no era el papel que le tenían escrito en su catecismo. Cuando te vas a llevar los dos entorchados, que tus gallos trasteen entre ellos te da igual, pero no cuando peleas por victorias… algunas victorias, circunstanciales o accidentales; la estrategia general es otra.

Gasly quería impactar pero le faltaba la experiencia con apenas un año en la categoría, y no le salió. Su aterrizaje se hizo más forzoso aún con un monoplaza muy complejo de conducir al que sólo Max supo sacar lo que llevaba dentro. El de Rouen se puso nervioso, veía que los resultados no llegaban y empezó a cometer errores. Quiso plantar cara al holandés y le salió todo mal. Accidentes, errores en pista, malas clasificaciones, y salidas de tono con respecto a lo previsto.

Poco a poco fue arrinconado, dado de lado de forma silenciosa, se le prestaba menos atención y el chico lo llevó mal, lo que tampoco ayudó. Llegó el verano, a Helmut le subió la bilirrubina, y dijo que hasta aquí. Así que recetó un billete de vuelta a Faenza al gabacho y a Alex Albon le dieron la oportunidad de su vida. El anglotailandés es hijo de la thai Kankamol Albon, budista, practicante de yoga, tranquila por definición, y que vive en estado general que ha transmitido a su vástago.

En AlphaTauri, Pierre Gasly se ha reencontrado con sus mejores sensaciones.

En línea con ese espíritu sus acciones son menos latinas que las de Gasly y más moldeables y afines a lo que desea el capo azul: que no de ruidos, que su función no es pelear por victorias ni andar reventando las estrategias generales de la escudería, que su tarea es otra. Los observadores más conspicuos creen que al bueno de Alex lo tienen de conejillo de indias. Le ponen combinaciones raras de gomas, con equilibrios exóticos del coche, con ellos consigue resultados inesperados, irregulares, pasa de muy bien a muy mal en un mismo día y se piensa que corresponde a esto, no a sus manos.

El chico calla cuando le someten a estrategias que nadie entiende y que parecen pensadas para favorecer a los resultados de su compañero, pero no protesta, no se queja más de lo debido, y acomete su función sin más ambiciones que las programadas. No hay que perder de vista que Alex Albon es el Plan B de un Plan B. Estuvo en el programa de pilotos de Red Bull, lo echaron, y cuando subieron a Gasly al Red Bull tuvieron que echar mano de un Daniil Kyvat que estaba ya fuera del corral (en 2018 fue piloto de pruebas de Ferrari) y de Albon, que tenía los puntos para la Superlicencia, algo que no poseía ningún otro corredor de la familia azul. Parece como si Marko no quisiera a ninguno de sus pilotos, sólo a Max… ¿o hay algo más? Pues sí, parece que lo hay.

Pocos piensan que Gasly pueda tener un nivel equiparable al de Max Verstappen a día de hoy, pero sí que pueda ser casi tan rápido como él en algunas circunstancias. En Red Bull ya saben lo que es lidiar con dos pilotos afines, o equilibrados, y es algo que suele acabar mal. Mal acabaron en muchas ocasiones Vettel y Webber, y no es necesario recordar los terremotos internos de cuando Prost-Senna o Alonso-Hamilton. La siguiente pregunta para Marko es: ¿qué hacemos con este tío que lento no es, pero puede crearme problemas y jorobarme los planes? La respuesta la tiene Honda.

«La siguiente misión parece ser reconvertir al equipo junior AlphaTauri en un equipo de nivel»

El motor japonés, algo discutido por Max Verstappen en semanas recientes, ya les ha dado victorias, son clientes prioritarios, y su evolución solo apunta hacia arriba. Si tuviéramos un calendario que arrancase el 22 de septiembre de 2019, tendríamos un dato esclarecedor: desde esa fecha, hace un año, sólo motores Mercedes y Honda han ganado carreras, y esto se va a prolongar con bastante seguridad en 2021. Esto quiere decir que Red Bull-AlphaTauri tienen la mejor opción de motores posible del mercado y a la que tienen acceso. Solventada la papeleta del propulsor la siguiente misión del grupo parece ser reconvertir al equipo junior AlphaTauri en un equipo de nivel, capaz de hacer los podios que se le puedan escapar a Red Bull, y eso ya ha pasado tres veces desde el año pasado, con una victoria, además.

Añadamos un elemento de juicio extra: ¿alguien ha visto la anunciada ropa AlphaTauri por alguna parte? Los herederos de Minardi cambiaron su nombre con destino desconocido y poco aclarado y corre el rumor que tras la jugada hay algo más grande. Red Bull ya montó su empresa de telefonía, Red Bull Mobile, y el plan de Mateschitz es otro. Se habla en los mentideros de una compañía filial de las actuales relacionada con… er… algo relacionado con una de sus aficiones. AlphaTauri a día de hoy es sólo un equipo de F1 pero va a ser algo más en un futuro cercano y el tema se está larvando, algo congelado a cuenta del Covid-19, que ha atacado con saña al entorno del proyecto.

Desde el punto de vista de los equipos y la Fórmula 1 todo esto lleva a una conclusión sencilla: si no puedes poner a dos gallos en un mismo equipo, ¿por qué no poner un gallo y un monaguillo en cada uno de tus dos equipos? Didi Mateschitz está loco de contento con la victoria de Gasly, así que viendo los resultados netos recaudados parece dispuesto a seguir inyectando dinero fresco en un equipo que necesita seguir creciendo, y cada día escapa más y más de la zona media-baja donde residía de forma habitual. Tanto es así, volvemos a pillar la máquina del tiempo de Tenet, que tras ocho años ha sido la única formación capaz de ganar carreras sin ser uno de los Tres Tenores.

Mateschitz vive en Salzburgo. Allí la ópera les vuelve locos, y nada haría más feliz al hombre que ocupa la casilla número 40 en la pista de ricos de Forbes, que no tener un equipo de tenores… sino dos. Siempre se ha dicho: dos, mejor que uno. Como ‘el malo’ de Tenet, puede permitirse cambiar la entropía de su presencia en la Fórmula 1.

Fotos: Red Bull Content Pool

Compártela en:

Pixel