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Virutas F1Tripitiendo curso

La escena es de cuando Fernando Alonso aún no era campeón del mundo, sino candidato a serlo, allá por… más o menos 2004, puede que principios de 2005. Invitado por Renault a visitar su fábrica de Valladolid, salió de Oviedo a bordo de un Megane tope-de-gama con placa francesa hacia Pucela acompañado de su por entonces inseparable Luís García-Abad.

Tripitiendo curso
Fernando Alonso volverá a Renault para iniciar su tercera etapa con la marca del rombo.

14 min. lectura

Publicado: 09/07/2020 17:30

Una vez pasada la primera parada en el peaje de la AP-66, la de pillar el ticket, unos chicos adelantaron a una velocidad relativamente prudente al coche del asturiano. Uno de ellos, el copiloto, giró la cabeza al rebasarle y le reconoció.

De golpe los tranquilos treintañeros que viajaban en aquel-coche-que-adelantó-a-Alonso empezaron a dar gritos, a montar algarabía, aplaudir, y en ausencia de smartphones (entonces no los había) hacían señas de apoyo con manos unidas, pulgares hacia arriba y amplias sonrisas. De golpe aquellos tipos dejaron de hacer gestos en seco, se despidieron en marcha de Alonso y su acompañante, y siguieron su camino para… esperarle en el peaje donde entregaría el cartoncito de control del acceso, y pagar los ocho euros y pico que costaba entonces usar la autopista.

«Basa todo en una promesa y muchos se preguntan qué puede haber de sólido en ella»

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Allí aquellos tipos le pidieron autógrafos, gorras y lo habitual cuando “atracas” a traición a tu estrella favorita. Ese día Alonso recogió una muestra de lo que llegaría después. Y lo que llegó después no fue más que el estrellato más rutilante de entre los tocados por el dios de la velocidad, la certificación de que el ovetense era uno de esos dos, puede que tres, que salen cada década. Lauda, Prost, Senna, Schumacher, Hamilton, y probablemente Verstappen y Leclerc. Pocos más en los últimos tres decenios han aportado verdadera magia a su participación, y han traído una calidad extra, raciones de velocidad por encima de sus coches.

La pregunta que se hacen todos es, sabiendo que el último pódium que recabó Renault fue en 2011, que el año pasado acabaron quintos, que son proveedores de nadie más con sus motores —Renault será en 2021 el único cliente de Renault—, ¿por qué Fernando Alonso, el mismo que dijo que sólo volvería a la Fórmula 1 para ganar, se alía con un equipo que a priori sólo le permitiría estar más o menos donde se lo permitió su última escudería, zona media y poco más?

La respuesta sólo la sabe él, y apunta a que en 2022 su coche bien pudiera ser competitivo en ese año ante un cambio radical de reglamentación, o al menos esto es lo que ha dejado caer en sus vídeos de presentación. Basa todo en una promesa, y muchos se preguntan qué puede haber de sólido en ella y que no ocurra como con la misma promesa que le hicieron ciertos japoneses de amargo recuerdo.

Tiene pinta de que la pasta no es la clave, el sueldo a percibir con el que se especula ronda la docena de millones por temporada, aunque probablemente haya bonus por puntos. Nota aparte es que con casi toda probabilidad haya algún acuerdo para promocionar su marca de ropa, Kimoa, pero en principio parece un sueldo casi pequeño si se compara con los percibidos en su anterior ciclo en la Fórmula 1. Por dinero tampoco parece que sea, sobre todo cuando se echan cuentas de lo que se sabe ha ganado hasta hoy el asturiano, que han sido varios centenares de millones que tiene guardados en el banco sin apenas inversiones conocidas.

Pocos observadores ven a las claras que ganar, lo que se dice ganar, sea factible a corto plazo, y puede que ni a medio tampoco. Alonso cumplirá treinta y nueve tacos a finales de este mes y superará el rubicón de los cuarenta en mitad de su temporada de reentrada. Hay por ahí un dato que apunta que en las últimas ochocientas y pico carreras de F1 sólo ha sido ganada en una ocasión por un piloto mayor de 40 años, Nigel Mansell, y contando con el mejor coche de su época, que no es el caso. La edad corre contra ALO en este sentido y su estado de forma no debería ser un problema visto su éxito en otras categorías como Le Mans, pero sería algo irregular en la F1 moderna verle ganar; una alegría en todo caso.

Fernando llegó a la F1 para ganar y lo hizo con Renault, ganó con McLaren, ganó con Ferrari… y ahora, ganar, lo que se dice ganar carreras o títulos, es más que una incógnita, una certeza que no serán nada fáciles, por no decir complicadísimo.

Por parte de su equipo, Renault, la cosa adquiere otros tintes, y hay mucha más miga. A finales de mayo la matriz francesa de la escudería, la marca de coches Renault, anunció por voz de su directora financiera que en principio la escudería de carreras sí se libraba de la quema, pero que se iban a despedir a 15.000 empleados, recortar la gama, reforzar las líneas de producción de la familia eléctrica, y entre otras resoluciones ciertamente dolorosas se iban a cerrar varias factorías. Los trabajadores de las cuatro que la firma posee en España (dos en Valladolid, una en Palencia y otra en Sevilla) se echaron a temblar, en especial, viendo lo ocurrido con la Nissan de Barcelona.

Es aquí donde entra un rumor que casa con un hecho paralelo. Se dice por los mentideros que el gobierno de España ha movido hilos en el fichaje de Alonso. «¡Que dice que Alonso ha fichado por Renault por petición de Pedro Sánchez!», no, no, alto. No es esto. Pero se dice que tras el palo de imagen al ejecutivo por no poder detener el desmantelamiento de Nissan Barcelona, los asesores entendían que un posible ‘retoque’ de Renault en el plano laboral e industrial a estas cuatro factorías podrían ser un fuerte descalabro en la confianza de todo un país, y era algo a lo que han puesto soluciones.

Puede parecer descabellado que un gobierno pueda hacer fichar a un piloto, pero hay muchas formas de favorecer todo esto. Exenciones fiscales, quitas en los pagos con Seguridad Social, ayudas de diverso tipo, a cambio de una no-desinversión, y Alonso puede haber ejercido de embajador de alguna manera, que no como moneda de cambio, pero sí que puede haber dulcificado posturas y desarrollado otras visiones sobre lo que aquí se haga.

Una pista que aporta cierta credibilidad a esta teoría es que el mismo día del anuncio del fichaje, el mismo, sale en el Boletín Oficial del Estado número 187, del miércoles 8 de julio de 2020 en su sección I. página 48610 y anunciado tras el Consejo de Ministros del día antes una serie de ayudas fiscales al Gran Premio de España de Fórmula 1 hasta 2023, justo la fecha del teórico fin de contrato de Fernando Alonso si cumple los 2+1 años que se dice ha firmado. Er… vaya coincidencia, especialmente cuando se sabe que desde que en Cataluña se levantó la ola de independentismo y con posterioridad se aplicó el Artículo 155, ha habido un tira y afloja entre ambos gobiernos, central y autonómico, con este tema encima de la mesa. Con esto parece que la beligerancia se liquida, en este tema al menos, aunque el circuito de Montmeló aún tenga que firmar un contrato que le lleve más allá del presente año, fecha de liquidación del actual. Al parecer la pista desea firmar por cinco temporadas.

De vuelta a Renault, Cyril Abiteboul, que entró en Renault como encargado de su página web con el cambio de siglo, y salió para trabajar en Caterham, es discutido a nivel interno porque desde su llegada el equipo no ha sido capaz de ganar nada, pisar podios, e incluso ha perdido a su clientela como motorista. Se dice que Abiteboul estaba contra la pared con un posible sustituto en la recámara: Freddie Vasseur, actual director de Alfa Romeo, francés, y conocedor de las interioridades de Enstone. De todo ello, presentar a Alonso como valedor de su gestión, le podría mantener al menos un tiempo en la cabeza de la escudería. Cyril cuenta con el apoyo de algunos directivos de la marca por cuestiones extradeportivas, pero no de todos. De ahí que, según cuentan, ha puesto una alfombra roja al bicampeón y le ha dado carta blanca en casi todo lo que ha pedido, que han sido una buena retahíla de cosas. Si Alonso pedía, Abiteboul sonreía asintiendo con la cabeza.

«El único que va a perder en todo esto es al autor de este artículo, que va a tener que bailar ante los leones de las Cortes como su madre lo trajo al mundo, porque se jugó que esto no ocurriría y ha ocurrido»

¿A dónde nos lleva todo esto? A Alonso a los circuitos a animar la parrilla y darnos alguna que otra alegría. A la marca a intentar salvaguardar su imagen con un relaciones públicas único que seguro que le ayudará a vender más Clios que Daniel Ricciardo o Esteban Ocon. Al equipo a que o se ponen las pilas y meten pasta a las bravas antes de que caigan los límites presupuestarios o luego será aún más difícil pillar al resto. En el planteamiento general no sólo parece que quieran mejorar, sino que confían en que los demás dejen de hacerlo a cuenta del freno presupuestario.

A la Fórmula 1 la presencia del asturiano le va a sentar muy bien, la va a llevar a algo mejor, más florido, vistoso, y con una estrella perdida que vuelve. El único que va a perder en todo esto es al autor de este artículo, que tras perder su apuesta, va a tener que bailar ante los leones de las Cortes como su madre lo trajo al mundo, porque se jugó que esto no ocurriría y ha ocurrido. Bueno, tampoco fue mal lo dejado por escrito, que en la primera línea de aquella viruta se podía leer: «Medidas desesperadas. Esa sería la causa única por la que el asturiano estuviera de vuelta en la F1, pero no suyas, sino de algún equipo», y eso es exactamente lo que ha ocurrido a cuenta del COVID-19 y todo lo que ha traído. Pero pagar hay que pagar, que algunos tienen palabra y no la cumplen, pero si Virutas dice que hace algo, lo hace.

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