Toyota descubre algo difícil de creer, pero real. Un simple cambio de rutina multiplica la duración de los coches eléctricos
La carrera por mejorar las baterías de los coches eléctricos siempre ha tenido como una de sus metas aumentar su duración. Este descubrimiento de Toyota podría cambiar la dirección del desarrollo, demostrando que, a veces, una optimización en los procesos puede ser más efectiva.
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Publicado: 27/09/2024 10:00
En los últimos años, la industria automotriz ha volcado grandes inversiones hacia el desarrollo de vehículos eléctricos, con baterías de mayor autonomía y duración como una solución clave para la transición hacia una movilidad más sostenible.
Sin embargo, un reciente descubrimiento del Toyota Research Institute (TRI), en colaboración con un grupo de investigadores chinos, podría cambiar el enfoque de este desarrollo y poner en duda si es realmente necesario invertir tanto en baterías con más capacidad.
Cambiar el protocolo de carga inicial podría ahorrar tiempo en el proceso de producción, pero además tendría la capacidad de reducir el coste total de fabricación
El estudio, que ha sorprendido a la comunidad científica, ha hallado una forma sencilla y eficiente de extender la vida útil de las baterías de iones de litio, que actualmente son el estándar en los vehículos eléctricos.
¿Cómo? Mediante un ajuste en el protocolo de carga inicial de las baterías, los investigadores han logrado aumentar su duración hasta un sorprendente y difícil de creer 70 %, una cifra que cambiaría radicalmente la economía y la sostenibilidad de los coches eléctricos.
La clave está en la primera carga
Hasta ahora, la producción de baterías de litio seguía un proceso muy meticuloso, donde la primera carga, conocida como «formación», se realizaba de forma lenta y a baja potencia, lo que podía llevar hasta 10 horas. Este paso, aunque tedioso, era crucial para definir el rendimiento y la vida útil de la batería.
Sin embargo, el estudio dirigido por el TRI ha demostrado que cargar las baterías de manera rápida y a alta potencia durante ese primer ciclo podría ser mucho más beneficioso.
Durante las pruebas, los investigadores sometieron 186 baterías a 62 protocolos de carga diferentes, con tiempos de carga tan cortos como 20 minutos. ¿El resultado? Un aumento de la vida útil de las baterías en un 50 % de media, y en algunos casos, hasta un 70 %.
Este descubrimiento es tan significativo que podría cuestionar la necesidad de seguir invirtiendo en baterías con más capacidad, cuando es posible extender la duración de las actuales con un proceso más eficiente.
El impacto en la industria del automóvil
Este hallazgo no sólo tiene implicaciones tecnológicas, sino también económicas. El sector de los vehículos eléctricos ha centrado gran parte de sus inversiones en mejorar la autonomía, uno de los principales puntos de fricción para los consumidores.
Gigantes como Tesla, Volkswagen y la propia Toyota han invertido millones en el desarrollo de baterías más grandes y eficientes que permitan a los conductores recorrer mayores distancias sin necesidad de recargar a lo largo de la vida útil del vehículo.
Sin embargo, si la duración de las baterías puede extenderse un 70 % sin aumentar su tamaño, las empresas podrían reconsiderar sus estrategias.
¿Tiene sentido invertir en baterías más grandes cuando podemos hacer que las existentes duren mucho más? La respuesta podría transformar el enfoque del desarrollo de baterías en el futuro inmediato.
El efecto en la producción de baterías
Además de la mejora en la vida útil, este descubrimiento podría optimizar el propio proceso de producción de baterías. Según Steven Torrisi, uno de los responsables del estudio en el Toyota Research Institute, «la fabricación de baterías requiere una gran inversión de capital, energía y tiempo».
Cambiar el protocolo de carga inicial podría ahorrar tiempo en el proceso de producción, pero además tendría la capacidad de reducir el coste total de fabricación de cada batería, algo que beneficiaría a los fabricantes y, potencialmente, a los consumidores.
Este descubrimiento también podría tener un impacto ambiental significativo. Al prolongar la vida útil de las baterías, se reduciría la necesidad de fabricar nuevas unidades y, con ello, el consumo de recursos como el litio, el cobalto y el níquel, cuyas extracciones son costosas y conllevan un impacto ambiental considerable.
En cualquier caso, la investigación aún está en sus primeras fases y queda por ver cómo se implementarán estos descubrimientos en la producción en masa de baterías.
No obstante, lo que está claro es que este avance tiene el potencial de cambiar las reglas del juego en el desarrollo de los vehículos eléctricos y en la forma en que pensamos sobre las baterías, poniendo en duda las actuales estrategias de inversión multimillonaria en la búsqueda de más autonomía.
Fuente: Forococheselectricos.com