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El Gobierno de Italia pretende que la Unión Europea permita la venta de algunos coches de combustión interna pasado 2035

Los fabricantes de bajo volumen y alta exclusividad, como Ferrari o Lamborghini, tienen más difícil que los generalistas transicionar hacia lo eléctrico y sin emisiones. Tiene sentido que tengan una excepción a la norma de no más coches con motores de combustión interna a partir de 2035.

El Gobierno de Italia pretende que la Unión Europea permita la venta de algunos coches de combustión interna pasado 2035
Ferrari 458 Italia - darren price (Flickr) CC BY

6 min. lectura

Publicado: 06/09/2021 22:45

Como bien sabemos, a partir de 2035 no se podrán matricular en la Unión Europea coches con motor de combustión interna. Eso incluye a los híbridos. Forma parte del paquete de medidas de los políticos europeos para limitar el impacto en el cambio climático provocado por el ser humano.

Sin embargo, hay una cuestión peliaguda, y es que no hay que perder de vista la economía. En Europa tenemos algunos constructores que tienen más difícil electrificarse por razones industriales y también de identidad. Para los fabricantes de bajo volumen debería haber alguna excepción, la postura del Gobierno de Italia.

En una entrevista a Bloomberg TV, el ministro de Transición Ecológica italiano, Roberto Cingolani, confirmó que se está negociando una excepción en esa norma para fabricantes de bajo volumen que no son precisamente una amenaza para el planeta. Podemos mencionar a Ferrari o Lamborghini, pero obviamente hay más, y no solo en Italia.

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La razón industrial es que cuando hablamos de fabricantes de muy bajo volumen, como no hay economías de escala potentes, los precios tienen que ser altos, así que eso queda sobradamente compensado con la exclusividad, las prestaciones, los acabados, más importancia de la mano de obra que de robots, etc. Y son coches que pueden durar... lo que se quiera.

A la hora de transicionar hacia la electromovilidad, fabricantes que no llegan a las 10.000 unidades anuales (y eso que están en sus apogeos de resultados comerciales) realmente suponen un impacto muy pequeño en todo esto, por lo que tiene un mínimo de sentido abrir la mano. No se limitan a fabricar medios de transporte.

En términos comparativos un superdeportivo o un coche de lujo es más contaminante (en cualquier sentido) que un utilitario, siempre y cuando hablemos de igualdad de kilometraje. Si tenemos en cuenta las emisiones totales, entonces ya no está la cosa tan clara, cualquier utilitario puede recorrer 10 veces más distancia que un Ferrari, y en mucho menos tiempo. Por ende, puede contaminar bastante más.

Por otra parte, está la cuestión de la identidad. Ahora mismo la diferencia a nivel de motorización entre un coche de gama tan alta y uno del montoncillo es astronómica. Si todos los fabricantes producen coches eléctricos la cosa se iguala bastante, y ya para diferenciarse hay que meter más kilovatios y aceleraciones más brutales.

Sin embargo, en una época en la que ya uno no pueda comprarse un gasolina o un diésel, seguirá teniendo sentido comprar un coche con un motor V8 o un V12 porque no hay motor eléctrico que iguale eso, por mucho sonido sintético que se saque por los altavoces. Simplemente no es algo que se pueda igualar en gran medida, como las hamburguesas veganas respecto a las de siempre.

Y tirando del mismo simil, seguramente es muy bueno para el planeta que la mayoría de la población sea vegetariana, vegana o como queramos llamarlo, pero realmente no sería un drama que hubiese una minoría carnívora. Y eso es lo que se negocia, cuánto se puede abrir la mano con fabricantes muy especiales y que tienen su aportación industrial más allá de los impuestos.

Habrá fabricantes alemanes y algún que otro francés que vea esto interesante, ya que el Reino Unido ya va a su bola en cuanto a homologaciones y normativas. Pero todo esto no quita lo evidente, hasta los fabricantes más exclusivos tienen que evolucionar, y para eso hay varios frentes abiertos.

Además de contar con la electrificación, obviamente, también hay caminos abiertos hacia la producción de combustibles sintéticos con menor impacto ambiental, pudiendo lograrse sustitutivos próximos de la gasolina sin que se note. Como cuando un carnívoro no se entera de que se ha comido una hamburguesa de soja con muchos ingredientes extra disimulando su origen. Puede que no haya para todos, pero para unos pocos, sí.

La mayoría de las normas pueden contemplar excepciones, al menos en aquello en lo que los humanos convertimos en norma. Igual se les abre la mano durante unos años más y en 2050 ya solo pueden vender eléctricos. Si les dan 15 años más, conseguirlo será más sencillo, y nos queda la pregunta de cuánta gente echará de menos el sonido de un buen motor dentro de 30 años, al menos en coches nuevos.

Fuente: Bloomberg

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