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El exceso producción en China será el próximo desastre

Diversos fabricantes empiezan a temer que ocurra lo mismo que en su día pasó en Norteamérica o Europa, tener un exceso de capacidad de producción por falta de ventas. China sigue decelerando, la gallina de los huevos de oro se cansa

8 min. lectura

Publicado: 31/08/2015 13:00

Si China deja de demandar coches al ritmo que lo hacía, van a sobrar fábricas a medio plazo, y también empleos

Desde 1998 el mercado automovilístico chino ha ido creciendo sin parar, hasta convertirse en el más voluminoso del mundo, por encima de Estados Unidos. Los fabricantes se han ido apuntando a la fiesta uno tras otro, porque no parecía tener fin. Pero los síntomas se están manifestando, el crecimiento infinito es imposible.

La economía del país asiático está frenando a pesar de los esfuerzos del Gobierno por ralentizarlo: devaluar la moneda, inyectar dinero en la economía o intervenir en los precios de materias primas. La confianza de los consumidores está cayendo, así como el consumo de petróleo, la actividad industrial, la cotización de las bolsas...

Es un escenario pre-crisis, pero de una gran crisis

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Cuando se empiezan a vender menos coches, empiezan a sobrar coches en las campas, y las fábricas producen menos. Eso nos lleva a tener las fábricas por debajo de su capacidad de producción, llegando al extremo de tener que cerrar unos días, despedir empleados o en caso extremo cerrarse. Los fabricantes temen entrar en pérdidas.

Mientras Europa entraba en crisis, China no paraba de crecer. En muy poco tiempo el mercado chino se transformó por completo, de modelos remarcados y obsoletos a los mismos coches que compramos aquí - Fotografía de Matthias Mendler (Flickr) CC BY

En Europa el fenómeno nos suena, porque desde el inicio de la crisis de 2008 se han cerrado decenas de fábricas de automóviles y componentes en el viejo continente, por exceso de capacidad de producción. Los costes fijos de fabricación son muy altos, por lo que se tiene que repartir en el mayor número de unidades posible.

En China se ha ido abriendo una fábrica de automoción cada 9-10 meses de media, por lo que la capacidad de producción aumenta año tras año, y el problema va a más. Solo en los próximos doce meses la capacidad de producción habrá aumentado en dos millones anuales.

Las exigencias de las autoridades chinas para evitar los aranceles de importación incluyen que los fabricantes extranjeros se asocien con fabricantes chinos y monten empresas conjuntas. Por eso la práctica totalidad de fabricantes generalistas y Premium han pasado por el aro, o no podrían ser competitivos en precios.

Un vistazo al índice bursátil de Shangái (SHCOMP:IND) durante los últimos cinco años nos recuerda a pasadas burbujas. Todo lo que sube rápido acaba cayendo

Que bajen las ventas trae consigo otro problema, se reducen los beneficios, hay que pelear en precios con los demás. Solo en julio las ventas cayeron un 7,1%, es decir, el valor más bajo del último año y medio, según datos de la CAMA (equivale a ANFAC en España).

Tanto Ford como Volkswagen acaban de abrir nuevas fábricas con sus socios locales, pero es que además están pendientes de terminar e inaugurarse fábricas de Ford, Renault, Peugeot, Citroën, Cadillac, Jeep, Hyundai... Querían aumentar capacidad de producción -o simplemente tenerla- y desde luego eso van a conseguir.

Los fabricantes extranjeros solo pueden optar a menos de la mitad de la propiedad de las empresas conjuntas (joint-venture), así que podríamos pensar que el impacto es limitado. No tanto, porque si baja la cotización de esas empresas, seguimos hablando de pérdidas.Y esas empresas aportan mucho a la caja central.

Hemos llegado a un punto en el que, para la mayoría, ya no es tan fácil como cerrar fábricas, despedir a todos los trabajadores chinos, y volver a traer los coches en barcos desde otra parte. Los fabricantes no tienen otra que prepararse para hacer cambios contundentes.

Por ejemplo, pueden alargar un poco los ciclos de vida de cada producto, demorando lo restyling y generaciones nuevas, para ahorrar dinero. También tienen que hacerse a la idea de que no van a llegar tantos beneficios desde China, y que no pueden depender de ellos para que salgan las cuentas en casa.

En un artículo anterior hemos visto el impacto que supuso en los grandes fabricantes el negocio en China. Los que son más dependientes son los más expuestos a que un pinchazo de la economía china les afecte. Por ejemplo, General Motors y Volkswagen sacaron más del 40% de sus ganancias solo en este gran mercado.

Si hay algo que sobre en China son marcas de coches. Todas aquellas que no tengan una posición sólida y grandes reservas de dinero corren riesgo de desaparecer si caen las ventas

Por otro lado, están las marcas locales

En China los consumidores pueden elegir más de 400 marcas, siendo la gran mayoría de peor calidad -aunque a precios muy competitivos- y obviamente no hay sitio para todos en un mercado que se contrae. Se avecina una gran extinción, el Gobierno de China no va a poder ayudarlos a todos. Así ha ocurrido en Occidente en su día.

China, por su poderío económico y nivel de población, siempre va a necesitar millones de coches cada año, pero los cálculos no se han hecho en un escenario estable, sino en uno continuamente creciente. Y en muchas ciudades existen ya problemas de circulación crónicos, un exceso de contaminación y en general, dificultades para convivir con tanto coche.

Nos guste o no, habrá una corrección que puede ser muy dolorosa. La ambición de algunos puede haber roto el saco, y puede que alguna joint-venture tenga que disolverse. Los fabricantes deberían irse preocupando en que el resto de sus operaciones -en otros países- sean rentables porque el beneficio de China ya no es algo tan fiable como pasaba hace meses.

Fuente: Automotive News

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