Madrid anuncia un cambio importante en el impuesto de circulación de 2026 que amenaza a las rentas más bajas
El consistorio dirigido por José Luis Martínez-Almeida cambiará a partir del 1 de enero el impuesto sobre vehículos de tracción. La nueva fórmula para la tasa castiga a los propietarios de los coches más antiguos.

Las normativas de emisiones y de restricción al tráfico fijadas por Bruselas han convertido la movilidad diaria de millones de europeos en una auténtica locura. Pegatinas, espacios protegidos, protocolos de contaminación... Para más inri, cada ciudad ha aplicado dichas medidas de forma arbitraria y personal. Las políticas de Madrid nada tienen que ver con las de Barcelona, París o Milán. De hecho, el consistorio madrileño ha anunciado un nuevo cambio en su impuesto de circulación (IVTM) que afectará, principalmente a las rentas más bajas.
El coche eléctrico se ha convertido en un tema de conversación habitual en un arma de separación social. Los coches eléctricos son caros de comprar, además de que presentan el inconveniente de necesitar de un enchufe para seguir circulando. Un problema considerable si tenemos en cuenta que el 70% de los coches de España duermen aparcados en la calle lejos de una toma de corriente. El coche eléctrico no es un capricho, pero todavía está lejos de ser accesible a las rentas más bajas. Rentas que, una vez más, serán castigadas por las medidas ejecutadas por nuestros políticos.

Las rentas más bajas pagarán más por sus coches
El Ayuntamiento de Madrid, dirigido por José Luis Martínez-Almeida ha anunciado que a partir del próximo año cambiará la fórmula para aplicar el ya conocido impuesto de circulación. A partir del próximo 1 de enero el consistorio local tendrá en cuenta el distintivo ambiental a la hora de calcular el tributo anual. Favorecerá a las etiquetas más ecológicas; CERO, ECO y C mientras que encarecerá el impuesto para aquellos propietarios que posean un vehículo con distintivo B. Es decir, los coches más viejos pagarán más por el simple hecho de tener una etiqueta medioambiental menos positiva.
Hasta ahora, el impuesto de circulación de la capital se calculaba según el tipo de vehículo. Tal y como estipula el Anexo II del Real Decreto 2822/1988 del 23 de diciembre. El consistorio fija seis categorías en función del tipo de vehículo: turismos, autobuses, camiones, tractores, remolques, semirremolques, motocicletas y ciclomotores. En el caso de los turismos el impuesto dependía de la potencia fiscal anunciada en la ficha técnica oficial. También se tenía en cuenta el tipo de combustible.
Si bien la fórmula seguirá teniendo en cuenta estos parámetros, el Ayuntamiento de Madrid ha confirmado que a partir del año que viene se tendrá en cuenta el factor de la etiqueta medioambiental. Los coches sin etiqueta o con distintivo B pasarán a pagar más, mientras que los vehículos con certificación C, ECO (híbridos, MHEV y de gas) y CERO (Hidrógeno, eléctricos e híbridos enchufables) se verán bonificados en hasta un 50% por sus, supuestas, menores emisiones contaminantes.
Este no es el único reto al que se enfrentan millones de conductores madrileños a partir del próximo año. A partir del 1 de enero tendrán prohibido circular unos 300.000 coches empadronados en la capital. Madrid activa la última de las restricciones, y la más polémica, de su agenda de movilidad sostenible. Los vehículos sin etiqueta medioambiental, vehículos de gasolina anteriores a enero de 2001 y diésel matriculados antes de 2026, no tendrán autorización a circular por todo el perímetro municipal. La sanción por incumplir la norma será de 200 euros.

Cambios de normativa en España y en Europa
Las rentas más bajas, esas que no pueden permitirse cambiar de coche y mucho menos a uno eléctrico o híbrido enchufable, serán las más perjudicadas con esta nueva medida consistorial. La DGT (Dirección General de Tráfico) ya ha anunciado que cambiará la política de asignación de las etiquetas medioambientales. A partir de 2027, supuestamente, las condiciones para recibir las etiquetas ECO y CERO serán endurecidas. Las autoridades quieren eliminar las ventajas a los microhíbridos (MHEV) y a los híbridos enchufables (PHEV) con menor autonomía eléctrica.
Desde las altas instancias europeas también se plantean cambios importantes en la estrategia de movilidad. Las marcas han presionado a Bruselas para modificar la agenda de electrificación. Muchos fabricantes han cambiado de rumbo apostando, una vez más por una oferta mecánica variada. Cada vez más rumores llegados desde el Parlamento Europeo aseguran que Bruselas dinamitará la agenda de 2035. Los coches de combustión podrían no tener los días contados, aunque desde Europa siguen garantizando que el futuro es eléctrico.

