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J. R. Hildebrand inscribe un IndyCar moderno en la Subida a Pikes Peak

  • El piloto estadounidense buscará emular los logros de Bobby Unser y Mario Andretti en los años 60.
  • El Dallara IR18 será el primer IndyCar contemporáneo que se enfrente al trazado 100% asfaltado que se usa en la mítica subida desde 2012.
J. R. Hildebrand inscribe un IndyCar moderno en la Subida a Pikes Peak
Casi 20 kilómetros de curvas esperan a Hildebrand, el doble de una clasificación en Indianápolis...

4 min. lectura

Publicado: 01/02/2021 22:30

Cuatro años después de su centenario, la Subida a Pikes Peak fue uno de los pocos grandes eventos en solitario del mundo del motor que logró sobrevivir sin grandes compromisos a la pandemia del COVID-19, aunque no sin sentir sus efectos al haber sido desplazada a finales de agosto. Si todo va como debe, la edición de 2021 recuperará su fecha tradicional para el 27 de junio. ¿Y qué hay más tradicional en Pikes Peak que... un IndyCar?

Gran estudioso de la historia del motor a la par que piloto, J. R. Hildebrand afrontará la magna tarea de pilotar un Dallara IR18 2021, la cuarta iteración del coche único de la IndyCar Series que nació como DW12 en 2012, en los 19.983 metros que componen este desafío. El piloto estadounidense, con 65 carreras de IndyCar a sus espaldas desde 2010, ya había participado en la prueba en 2018 en la clase monomarca de los Porsche Cayman GT4 Clubsport, terminando en una más que digna segunda posición, la misma que ocupó siete años antes en las 500 millas de Indianápolis tras su accidente en la última curva.

Mario Andretti, Pikes Peak, 1969. Presentado sin comentarios.

Hildebrand es uno de los 65 competidores ya confirmados para la disputa de la mítica prueba, que celebra este año su edición número 99, y será un claro candidato a la victoria ante otros rivales de la clase Unlimited, mayormente compuesto por barquetas, prototipos de diversa clase y vehículos específicos para subidas de montaña. En el caso de conseguir la victoria, no sería en absoluto la primera vez que un IndyCar se impone en una cita que estuvo intrínsecamente ligada durante décadas a los monoplazas.

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Durante los años en los que la subida era exclusivamente de tierra, esto casaba con la habitual tradición motorizada americana de correr en óvalos de tierra, y la prueba se incluyó como evento puntuable de los campeonatos AAA y USAC (predecesores de la actual IndyCar), primero entre 1946 y 1955, y después entre 1965 y 1969. En sus laderas se hicieron un nombre los hermanos Unser, Al y Bobby, múltiples campeones de IndyCar y la Indy 500 que lograron allí sus primeros triunfos, cogiendo el testigo a su legendario padre Louis Unser.

A su vez, el mismísimo Mario Andretti logró la victoria en 1969, dos años antes de que los stock cars y los coches de rallies empezasen a copar los triunfos, con los cuales ganaron también eventuales leyendas de IndyCar como Rick Mears y Al Unser Jr. La pista empezó a asfaltarse progresivamente por tramos en 2002 debido a requerimientos medioambientales, un proceso que duró 10 años hasta dejar el tramo completamente asfaltado que se ha utilizado desde 2012, siendo el récord absoluto el 7:57.148 que Romain Dumas obtuvo en su cuarto triunfo en 2018 con un Volkswagen I.D. R 100% eléctrico.

Fotos: IndyCar Media

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