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Oliver Schmidt, auge y caída de un ideólogo del Dieselgate

Uno de los responsables del escándalo de las emisiones diésel ya ha sido condenado en Estados Unidos, con este van dos. El resto de encausados están fuera del alcance de la justicia norteamericana. Mientras tanto, en Europa, nadie va a juicio.

6 min. lectura

Publicado: 14/12/2017 21:00

Oliver Schmidt en una conferencia en Traverse City, Michigan (EEUU) en agosto de 2014

Este hombre se llama Oliver Schmidt, y es el segundo condenado a pisar la cárcel por el escándalo diésel de Volkswagen en Estados Unidos, el famosísimo Caso Dieselgate. Pasará siete añitos a la sombra, y además tendrá que pagar una ultramulta de 400.000 dólares. En Europa no le habría pasado nada.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Schmidt participó en una conspiración junto a otros empleados de Volkswagen para lograr que los motores Clean Diesel de la familia EA189 fuesen legalizados en Estados Unidos. Los ingenieros, que llevaban trabajando años en esos motores, no vieron formas legales de hacerlo.

Según la versión oficial de Volkswagen, esos empleados no comunicaron a sus jefes que estaban obrando mal, y cometieron el fraude por su cuenta. La versión oficiosa es que sus jefes pedían demasiado y con los recursos disponibles no les quedó otra que burlar a las autoridades. Los motores EA189 fueron "enseñados" para mentir cuando fuesen probados, es decir, homologados.

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Oliver Schmidt ya estaba al corriente en 2009 de la trampa, las centralitas de origen Bosch podían detectar una prueba de homologación, y por tanto los coches podían ser ultraecológicos en esos momentos. El resto del tiempo, como eso acabaría dando problemas mecánicos y aumentando las quejas de los clientes, contaminaban a cascoporro (respecto al límite legal, claro).

Cuando el International Council for Clean Transportation (ICCT) realizó pruebas de emisiones en carretera con analizadores portátiles de gases (PEMS) junto con la Universidad de West Virginia, la verdad salió a la luz. Los ideólogos del Dieselgate pensaron en su día que no les pillarían con PEMS porque eran carísimos y casi nadie los tenía. Pues se equivocaron, bajaron de precio.

Eso ocurrió en 2014, y el estudio fue demoledor, las emisiones de motores diésel estaban fuera de control en Norteamérica y Europa, y en varias marcas. En ese momento, Schmidt era empleado de Volkswagen Group of America, concretamente era director general de la oficina de Medio Ambiente e Ingeniería en Michigan. No solo sabía del fraude, siguió con él, y no se lo contó a las autoridades americanas. Se la jugó.

De hecho, Schmidt avisó a sus jefes tras conocer el estudio de que existían riesgos, los motores no cumplían los límites legales en carretera. Cuando la EPA empieza a investigar Schmidt dio explicaciones técnicas poco precisas, negando la existencia de una programación tramposa, y poniendo en duda la exactitud de los datos del ICCT.

Si alguien debía haber comunicado a las autoridades americanas lo que se estaba gestando, era él, y pudo hacerlo entre 2012 y 2015. No se debió tomar la investigación muy en serio, ya que fue detenido en el aeropuerto de Miami intentando volver a Alemania, tras pasar unas vacaciones en EEUU, ¡año y medio después! Menudo genio.

Cualquier persona con dos dedos de frente, ante la contundencia del sistema judicial americano, habría puesto pies en polvorosa días después de notificar la EPA la violación de la ley por parte de Volkswagen, y no habría mirado atrás. Eso fue en septiembre de 2015, y le trincaron en enero de 2017. Tardará en salir de Estados Unidos, desde luego.

Imagen de la ficha policial de Schmidt, en enero de 2017

Además de James Liang, el ingeniero que se entregó buscando un acuerdo judicial, otros cinco ejecutivos de Volkswagen están en Alemania y más les vale no pisar ningún país con tratado de extradición con EEUU (en este caso, Alemania no lo cumple). Los "fugados" son Heinz-Jakob Neusser y Jens Hadler, encargados de desarrollo de motores; Richard Dorenkamp, especializado en motores diésel para EEUU, y en calidad Bernd Gottweis y Jürgen Peter.

El mandamás de Volkswagen en esa época, Martin Winterkorn, dimitió, pero no ha sido encausado aún

Inicialmente se especuló con que Schmidt podría enfrentarse a 169 años de cárcel, pero "solo" le caen siete años por violar la Clean Air Act, que limita los contaminantes en los vehículos en ese país. Al declararse culpable se le retiraron multitud de cargos. Solo le cae el máximo por declararse culpable. A Liang le cayó la mitad de condena en pasta y en tiempo, ser chivato es rentable.

Este caballero intentará solicitar su traslado a Alemania para cumplir allí su pena, informa Welt am Sonntag. Tendrá que aprobarlo tanto el Department of Justice como su equivalente alemán. No está claro si apelará el fallo judicial. La compañía no descarta emprender acciones contra él, ahora que ha sido condenado en firme, por mucho que cumpliese órdenes. Casi 600.000 Clean Diesel se vendieron en EEUU.

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