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Racing and Legends 2023: Alguersuari inflama la pasión por el pasado

El Circuit de la Comunitat Valenciana Ricardo Tormo de Cheste ha celebrado este pasado fin de semana la octava edición de su tradicional evento enfocado al mundo del motor clásico tanto de dos como de cuatro ruedas: el Racing and Legends.

Racing and Legends 2023: Alguersuari inflama la pasión por el pasado
Foto final del evento en homenaje a Alguersuari

14 min. lectura

Publicado: 06/03/2023 17:30

Este evento, que normalmente abría el calendario de actividades en pista para el público, en realidad lleva celebrándose mucho tiempo más pero con otras denominaciones. Este año, sin embargo, hay que reconocer que ganó en importancia y actividades, pero también en cuanto a la espesura de los protagonistas presentes en el trazado levantino. Y es que, siguiendo con la tradición de homenajear cada año a una figura relevante de la historia del motor, este año le tocó a Jaime Alguersuari Tortajada.

Y el expiloto, editor, promotor -y muchas más cosas- barcelonés puso su importante grano de arena, al traer al evento una auténtica joya del motociclismo español. Hablamos de la Ossa de 250 c.c. monocasco que fue pilotada por el gran piloto Santiago Herrero, y que Alguersuari posee. En 1969, con esa moto, Herrero estuvo cerca de lograr el título mundial al quedar tercero, a sólo seis puntos del campeón, y con tres victorias en el mundial. Justo al año siguiente perderíamos su gran talento en el maldito accidente en la Isla de Man.

Alguersuari con la Ossa de Santiago Herrero
Alguersuari con la Ossa de Santiago Herrero

Pues Alguersuari, que de piloto hay poco que enseñarle –subcampeón de España de velocidad, campeón de España y de Europa de resistencia, las 24 Horas de Montjuic...- nos dio el gusto de traer al presente esa moto, y rodar con ella por el circuito dedicado a su amigo Ricardo Tormo. Junto a él, completando el elenco de celebridades de las dos ruedas, estaban también Jorge Martínez Aspar –el domingo-, Álex Crivillé, Carlos Checa o Sete Gibernau -que en 2022 fue el homenajeado en el evento-, además de habituales del evento como el doble campeón del mundo de 250 c.c. Carlos Lavado. Pero también los hubo actuales, como el campeón del mundo de Moto3 en 2021 y actualmente piloto de Moto2, Pedro Acosta, del que Alguersuari ha escrito una profusa e interesante biografía, o el también piloto del mundial de Moto2 Alonso López. El domingo, por cierto, Alguersuari rodó con la moto campeona del mundo de 125 c.c. de Izan Guevara, del equipo GasGas Aspar.

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Los dos coloquios con los protagonistas, tanto el sábado como el domingo, fueron dos momentos llenos de recuerdos, por supuesto, pero también de interesantes reflexiones en unas charlas amenas y cercanas. De hecho, se celebraron en un escenario instalado en el propio paddock, por lo que los aficionados pudieron estar cerca de estas leyendas, así como poder aprender de sus experiencias e impresiones. Jaime Alguersuari se hizo dueño y señor de la escena ambos días, con su estilo tan claro, sincero y emotivo. Sumemos a ello la actividad programada de firma de autógrafos el sábado, y con ello se completó la grata experiencia para los aficionados que han vibrado y vibran con la carrera deportiva de estos pilotos.

Pero la presencia de Jaime Alguersuari no se limitó a las dos ruedas. Su hijo, Jaime Alguersuari Escudero, expiloto de Fórmula 1, también quiso rendir el debido homenaje que en el plano de las cuatro ruedas le debe este país su padre. Porque con la creación del Open Fortuna by Nissan en 1998, Alguersuari padre puso el germen para que pilotos como Marc Gené y Fernando Alonso llegaran a la F1. Pero también para las carreras deportivas de nombres como Antonio Garcia, Robert Kubica, Heikki Kovalainen, Robert Wickens, Kevin Magnussen, Carlos Sainz, Kamui Kobayashi, Valtteri Bottas, Stoffel Vandoorne, Pierre Gasly o Nyck De Vries, por mencionar sólo a algunos.

Jaime y Jaime, en el World Series 3.5
Jaime y Jaime, en el World Series 3.5

Porque ese campeonato evolucionó, creció en 2002 a los fantásticos monoplazas V6 de 3.5 litros con dimensiones de auténtico F1, y que estuvo en activo hasta 2017. En ella también corrió su hijo en 2009, logrando ganar. Los Porteiro, saga de competidores castellonenses, trajeron un World Series, pero por desgracia no pudo salir a rodar. Aunque sí arrancó, y la sonrisa de Jaime fue enorme. Decir que Alguersuari era uno de los mayores talentos al volante que tenía este país es una obviedad, y por desgracia fue liquidado por la maquinaria de Red Bull a finales de 2011, sin previo aviso y de la forma más cruel posible. Eso puso en jaque una carrera que acabó en 2015, pero que no merecía ese final abrupto, sobre todo tras un 2011 tan positivo para el barcelonés. Así que, a sus casi 33 años -los cumple el 23 de marzo-, volver a ver a Jaime subido no a uno, sino a dos monoplazas, fue especial. Porque también subió, pero sin poder rodar, a uno de los Formula Nissan que estaban en el trazado levantino. Todo ello, enfundado en su mono de Toro Rosso que todavía le sienta como un guante.

Pero había más monoplazas en Cheste. De los más interesantes eran los Citroën MEP que fueron protagonistas de la «Formula Bleue» en Francia a finales de los sesenta y hasta mediados de los setenta. El grupo de entusiastas y conservadores de estos coches trajeron un gran número de ellos y rodaron en las tandas programadas. La historia del monoplaza surgió cuando Maurice-Emile Pezous –de ahí MEP-, un concesionario de la marca en Albi, quiso crear un monoplaza de formación asequible para los jóvenes pilotos. En 1964, con el grupo mecánico de un AMI 6 y un chasis de poliéster, creó el monoplaza. Su buen amigo, el piloto Maurice Trintignant, lo probó. Era interesante, pero los 25 caballos eran escasos. Se mejoró con el motor del Panhard CT24. Pero fue cuando se presentó rodando en las 24 Horas de Le Mans de 1966 cuando tuvo su impulso definitivo.

Citroën y la petrolera BP le dieron su apoyo, y con el motor del Panhard Tigre de 851cc y 60 caballos, se construyeron los 30 ejemplares, 20 para competir, 10 como reserva. Se presentaron en París a inicios de 1967, y se conformó la «Formula Bleue». Poco después, la mecánica mejoró usando el motor bóxer del Citroën GS, de 1 litro y 78 caballos para un peso de 392 kilogramos. Era el modelo MEP X27, el modelo principal que se usó en la categoría hasta su extinción en 1975, arrasada por los costes derivados de la creciente crisis del petróleo. En Cheste se pudieron ver ejemplares muy bien cuidados y con un sonido encantador, con su azul cielo intenso dando color a la pista cuando no estaban las gloriosas motos del pasado rodando. Destaquemos también en el grupo un magnífico DB 500cc de 1954, un monoplaza que daba un toque del pasado más remoto pero cuyo comportamiento en pista era adorable, o un Formula Vee adaptado para un piloto minusválido.

Pero si hablamos de monoplazas, hay que mencionar y con mayúsculas a la organización de Fórmula Vintage. Se trata de un grupo de verdaderos amantes de los fórmulas nacionales que se juntaron en 2016 para rodar en pista, sin un calendario concreto ni cerrado, y mantener con vida a auténticas referencias de nuestro deporte, como puedan ser los Formula 1430 y 1800 –los Selex, los Cordoban, los Juncosa, los Martini...-, algún Formula Renault, los Formula Nissan precisamente de los inicios del campeonato creado por Jaime Alguersuari y muchos otros. Personalizar sería injusto, puesto que todos ellos aportan la misma pasión y empuje, pero hay que resaltar a Paris Francés y Àlex Vergés –que no pudo asistir- como verdaderos «alma mater» del conjunto. Ambos, además de grandes investigadores del mundo del automovilismo –impresionante su labor en los magníficos y ya extintos cuadernos Autódromo-, son una chispa inagotable de pasión.

Ya habían pisado el trazado valenciano en 2017, pero desde entonces no habían podido regresar, mientras su actividad se desplegaba en otros trazados y encuentros. Hay que decir que su presencia debería ser fija y casi obligatoria en cualquier evento de clásicos en territorio nacional, puesto que no puede entenderse nuestro deporte sin conocer las herramientas que lo han forjado y lo han hecho crecer. En los monoplazas que rodaron por el Ricardo Tormo se iniciaron importantes carreras deportivas que no deben olvidarse. Y así, pilotos como Salvador Cañellas o el diseñador Jaume Xifré –a los mandos de un Selex ST-5 que fue pilotado por Fermín Vélez- suelen estar con ellos, acompañados por la organización de SEAT Históricos que participa frecuentemente en sus encuentros y que no faltó a Valencia. Por cierto, que ver a Cañellas en acción fue un ornamento para el evento: a sus 78 años, exprimía el Cordoban cada vuelta, y al finalizar las tandas repasaba escrupulosamente los tiempos y proponía cambios de reglaje para mejorar el comportamiento en pista, como si de una carrera oficial se tratase. En definitiva, un grupo que es una joya nacida sin más apoyos que el de la pasión, sin que entes federativos locales o nacionales les presten un más que merecido auxilio. En total, fueron más de 40 monoplazas de competición en pista, lo que supuso un espectáculo a la vista y a los oídos.

Entre ellos se encontró el regreso a pista el expiloto valenciano Arturo Llobell, que puso en el asfalto su Formula Masters de 2007. Un monoplaza más moderno y muy interesante, con el que el piloto volvió a disfrutar de las sensaciones al volante. Desde su retirada a finales de 2008, como muchos otros del momento que vivieron la repentina y traumática sequía de patrocinadores, se dedica a la odontología en la capital del Túria, en una suerte de emulación de otro famoso y rápido odontólogo, el británico Tony Brooks. El campeón de la Copa de España de F3 de 2005 se vio acompañado el domingo por su padre, Enrique, otro eminente odontólogo que dejó su impronta en el asfalto ganando el campeonato de Formula 1430 en 1980, sucedido precisamente por su hermano José Luis, por lo que la saga familiar demostró su innata velocidad.

Peugeot 905 Spider Cup
Precioso ejemplar de un Peugeot 905 Spider Cup

El calor en las horas centrales del día y el numerosísimo público –más de 8.000 personas sólo el sábado- hicieron del fin de semana un éxito merecido. Actividades variadas –conciertos, puestos de comida, tiendas de maquetas y merchandising-, muchos clubes tanto de motos como de coches con modelos en muchos casos muy interesantes, y la actividad en pista, hicieron que la edición de 2023 pueda ser definida como un verdadero renacer del evento, tras los años de la pandemia que mermaron notablemente su brillo, sin culpa de la organización. El olor a gasolina ‘vieja’ fue el perfume que inundó Cheste. Y en el año en el que se conmemora el 25 aniversario de su pérdida, aunque el evento en sí no lleve su nombre, ese perfume es el mejor homenaje para el amor por el motor que Ricardo Tormo profesó durante toda su vida. Larga vida a los clásicos.

Fotos: Motor.es

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