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Toyota se deshace de su fábrica de San Petersburgo (Rusia), que llevaba meses parada

La lista de fabricantes que están deshaciéndose, aun malvendiendo, sus fábricas en Rusia, sigue aumentando. Esta vez es Toyota quien, no pudiendo seguir su actividad, ha decidido darle la fábrica por una suma desconocida al NAMI, que ya se quedó con los restos de Nissan.

Toyota se deshace de su fábrica de San Petersburgo (Rusia), que llevaba meses parada

6 min. lectura

Publicado: 31/03/2023 22:15

Ha pasado más de un año desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, la del país entero, no solamente la península de Crimea. A estas alturas del año pasado ya se habían notado los efectos de las sanciones internacionales y la ruptura de la cadena logística.

Ningún fabricante de Rusia era completamente autónomo del exterior. Incluso AvtoVAZ, el fabricante de la marca Lada, tenía una importante dependencia de componentes del exterior, sobre todo de algunos de tecnología más reciente. Y eso incluye todos los fabricantes de Europa y Asia, dependían del exterior.

En realidad, fábricas como tal en Rusia había muy pocas. En gran medida se estaba dependiendo de kits, vehículos que se terminaban de ensamblar en Rusia pero que tenían importante parte de componentes producidos fuera. Toyota solo estaba fabricando dos modelos en San Petersburgo, el Camry y el RAV4. El resto eran importados.

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Ante la imposibilidad de reanudar la producción algo que sucedió ya en marzo del año pasado, Toyota intentó, como otros fabricantes, reanudar la actividad de alguna forma. Pero no fue posible, y allá por septiembre comunicó su intención de vender la fábrica a quien se la quisiese quedar. Ya estaba clausurada.

La fábrica tiene una capacidad de 100.000 unidades al año

El Ministerio de Industria y Comercio de Rusia ha anunciado la adquisición de todo el complejo fabril de Toyota, parado desde hace meses, a cambio de una suma desconocida. Los activos de Toyota se han transferido al NAMI, siglas de Instituto Central de Investigación y Desarrollo de Automóviles y Motores.

Muy probablemente la venta se ha producido por una suma simbólica, asumiendo el NAMI todos los activos, pero también las deudas, por lo que en parte es un caramelo envenenado. El cierre se ha hecho efectivo hoy. Difícilmente va a seguir la producción de Toyota allí, tendrán que hacer otro apaño.

El mismo apaño que se hizo con la fábrica de Moscú que era propiedad de Renault es una de las posibilidades. Para poner la fábrica en marcha de cualquier manera, las autoridades moscovitas resucitaron un cadáver soviético que no sobrevivió al capitalismo, Moskvitch, a partir de coches chinos.

El NAMI intentará reanudar la producción lo antes posible; es un eufemismo de montar coches chinos importados como kits

La visión estratégica de Vladímir Putin no contaba, seguramente con la que la industria del motor rusa iba a caer varios escalones en lo que se viene a llamar industria de alto valor añadido. Al menos, fabricantes como Toyota empleaban ciertos componentes de producción rusa. Con los kits CKD chinos, ni eso.

En otras palabras, los antiguos trabajadores de TMMR (denominación oficial de la fábrica, Toyota Motor Manufacturing Russia) pasarán a ser simples montapiezas. Es lo más rápido, ya que desarrollar coches desde cero lleva, siendo optimista, dos a tres años, porque por debajo lo único que se consigue es hacer chapuzas y productos insuficientemente testados.

Toyota llevaba fabricando el Camry en Rusia desde el 2007, y en 2016 se le unió el RAV4. Que se haya vendido la fábrica no cambia significativamente la situación, los coches nuevos que entren al país vendrán por importación paralela a través de terceros países, y lo mismo respecto a los componentes, para dar servicio a los coches existentes.

En Rusia sigue aumentando la lista de fábricas nacionalizadas que, en su gran mayoría, están de brazos cruzados, o sin producir automóviles. El hundimiento de la producción rusa y de las importaciones provocó enormes distorsiones en el mercado. Los principales beneficiados han sido los fabricantes chinos, que podrán colocar productos que ni en China tengan salida en unos meses.

Cuando todo esto acabe, y las aguas vuelvan a su cauce, la industria del motor rusa va a tardar mucho más en recuperarse. No sabemos si Toyota tendrá derecho a recomprar la fábrica en un plazo determinado, como sí lo tienen Renault y Nissan, ni sabemos si, teniendo esa posibilidad, van a tener ganas de volver o directamente «pasarán del tema».

Fuente: Toyota

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