El nuevo SUV Moskvitch 3, que ruso parece, en realidad chino es
La Rusia de Putin necesita comunicar cualquier victoria que consiga, aunque sea pírrica, tras el fiasco de la Operación militar especial. La resurección de Moskvitch tiene que ver más con la propaganda que con una capacidad industrial autónoma real tras el impacto de las sanciones.
Desde mayo sabíamos que había planes para la que había sido la fábrica de Renault en Moscú. El fabricante francés se vio obligada a malvenderla por un precio simbólico, 1 rublo (céntimos de euro al cambio), con opción a recuperarla en seis años, y las autoridades de la ciudad, en sintonía con el Kremlin, buscaron cómo reactivarla.
Y ese plan pasaba por rescatar la marca soviética Moskvitch, que había sido incapaz de sobrevivir en un mercado liberalizado, y cayó pocos años después que la URSS en sí. Pero como poner una marca y vehículos en marcha lleva años, tiraron por el recurso fácil, pedir ayuda a algún fabricante chino.
Tal y como sonaba en las quinielas, ese fabricante ha resultado ser JAC. Las primeras imágenes del Moskvitch 3 no dejan lugar a dudas, es un remarcado burdo del Sehol X4, un crossover compacto 100% chino que entraría en un segmento de mercado como mínimo interesante, aunque el mercado ruso esté hundido por las sanciones y la situación económica.
¿Qué sabemos del modelo base?
Para empezar, la marca Sehol es una de tantas del fabricante chino JAC, aunque nos sonará más por su antiguo nombre: Sol. Cambió de nombre en 2021, y su inicio estaba ligado a la comercialización de SEAT a través de la joint-venture de JAC con Volkswagen en China. ¿Ya os suena un poco?
El Sehol X4 apareció en China en 2020 no como un modelo totalmente nuevo, sino como una modernización del JAC Refine S4, que había desvelado dos años antes. Se trata de un crossover que mide 4.410 mm de largo, 1.800 mm de ancho y 1.660 mm de alto. Tiene motores de gasolina y también una versión eléctrica, JAC iEVS4.
Lo mismo podemos decir del Sehol X4, gasolina 1.5 y 1.6, y la versión eléctrica Sehol E40X. Ya es conocida la capacidad de exportación de este modelo en kits, más que nada porque desde 2019 tiene una versión ensamblada localmente en Méjico a partir de kits SKD enviados desde China. Lo mismo aplica para Rusia.
Aunque la aventura de Moskvitch ha contado con la inestimable ayuda del fabricante ruso de camiones Kamaz, es a todas luces evidente que detrás del tiempo récord que hay entre el anuncio y el primer coche, apenas medio año, no media ningún milagro. «En seis meses montar prensas, matrices, inyectoras con sus moldes robotizar soldadura... Suena a ciencia ficción», dijo Guillermo García Alfonsín, ingeniero de motor en Twitter.
Ni siquiera se han molestado en actualizar la página web de Moskvitch: http://www.azlk.ru/
El socorrido recurso de los CKD suele ser una medida que se emplea para saltarse los aranceles de importación de vehículos completos al traer vehículos desemsamblados por piezas. Para el país receptor, que suele ser uno en vías de desarrollo, se genera actividad industrial de baja intensidad y se da trabajo, pero no se precisa una elevada especialización para montar coches por piezas. El valor añadido se queda en el país de origen.
Tampoco hacen falta medios extremadamente sofisticados, eso sigue en la fábrica de Hefei (China), de donde salen estos vehículos. El consumidor ruso seguramente no notaría la diferencia si en vez de haberles cambiado los emblemas directamente hubiesen venido de China con el escudo original. Son como dos gotas de agua.
El plan anunciado por el alcalde de Moscú en octubre se ha cumplido con un leve adelanto: los primeros coches ya están, y ahora toca venderlos. Había hablado de reiniciar la producción en diciembre, en realidad una semana antes, y producir 600 coches antes de que acabe el año. Serán 400 unidades con motor gasolina y otras 200 unidades de la versión eléctrica. Para 2023 prevén producir 50.000 coches.
En aquel momento, dije que esto sería un gatillazo de la propaganda rusa. Ese volumen, de lograrse, será una ridiculez comparada con toda la producción perdida de los fabricantes extranjeros que han abandonado Rusia por las sanciones internacionales y la imposibilidad de seguir trabajando. «Moskvitch» dejará de significar «moscovita», será «chino».
Fuentes de Kamaz comentaron que el Moskvith 3 será totalmente ruso en 2024. Puede que ni el régimen de Putin ni la Federación Rusa, tal y como la conocemos, sobrevivan tanto tiempo. La guerra en Ucrania se ha vuelto imposible de ganar para Rusia y está carcomiendo su economía. El Moskvitch 3 no es más que un intento propagandístico, porque en realidad, no es una solución a nada más que generar unas decenas o pocos centenares de puestos de trabajo.