Prueba Subaru Impreza 2018: Dulce incongruencia
Sólo un propulsor, una caja de cambios (Lineartronic) y una tracción AWD. Dos acabados y un paquete tecnológico sin igual. Espacio interior y todo ello por menos de 25.000 euros. Eso sí, si estás aquí pensando en deportividad, entonces estás buscando el WRX STi.
Hace un año, os empezamos a contar todas las novedades del Subaru Impreza de 2018. Si esta es tu primera lectura sobre el coche, hazme un favor. Olvida lo que crees saber sobre el modelo. Porque no vas a encontrar más que una dulce incongruencia. Incongruencia porque el Impreza se ha saltado una generación en España (siendo esta la quinta), para llegar a los concesionarios no en un formato radical ni preparado para competir en rallyes sino todo lo contrario. Todo el peso de la deportividad queda ahora en manos del Subaru WRX STI del que tanto os hemos hablado. Incongruencia porque se sigue llamando Subaru Impreza y es un nombre y apellido con tanto peso que todavía, incluso a mí que he probado el actual modelo me supone trabajo no pensar en la variante radical de la marca.
Dulce porque Subaru entiende que los modelos del segmento C son un mercado importante en países como el nuestro. Dulce porque la oferta mecánica es extremadamente sencilla de entender, porque sólo hay uno: un propulsor bóxer de gasolina de 1.6 litros asociado al cambio automático Lineartronic (CVT) que desarrolla 114 CV y un par máximo de 150 Nm a 3.600 rpm. Y si quieres GLP, te lo instalan por 1.750 euros más.
La simpleza llega también a los acabados: Sport (20.400 euros, sumando una campaña promocional de 1.400 euros que hay vigente actualmente) y Executive (23.200 euros, siendo la campaña, en este caso, de 1.700 euros). Hay 2.800 euros de diferencia que en mi opinión se justifican por el equipamiento.
El listado completo puedes encontrarlo aquí, pero por destacar algunos elementos, el Executive incluye Faros LED, clima bizona, llantas de 17” (de 16 en el Sport), volante y palanca de cuero, pantalla de 8” y 6 altavoces (frente a una pantalla más sencilla y cuatro altavoces), cámara marcha atrás, pantalla LCD para ordenador de a bordo y sistema de detección de vehículo trasero en materia de seguridad. Sigo sin entender cómo no está en este listado los sensores de aparcamiento, que deberían ser de serie. Si quieres, como accesorio le puedes instalar el sensor trasero por 305 euros.
Precisamente, de los sensores me viene bien hablar en este momento, porque el Impreza no es precisamente un coche pequeño. A decir verdad,es un coche compacto de tamaño generoso, en parte motivado por una plataforma única para los nuevos modelos de la marca. Mide 4,46 metros de largo y 1,77 metros de ancho sin espejos, y una altura de 1,48 metros. Esto se traduce en dos conclusiones: Un habitáculo muy espacioso, siendo uno de los puntos positivos del vehículo y cierta complejidad para introducir el coche en los garajes más angostos. Sin embargo le ayuda una buena visibilidad para maniobrar y un radio de giro aceptable entre paredes. Por cierto, la tracción del Subaru Impreza es integral, o como denomina la marca Symmetrical All-Wheel Drive.
Seguridad ante todo
Hace unos años, Subaru presentaba EyeSight, recogiendo las principales ayudas a la conducción y sistemas de seguridad. Esto ha llevado al Impreza a postularse según EuroNCAP como el modelo más seguro de su categoría. En el modelo, aglutina el aviso y frenada ante una colisión frontal, el control de crucero adaptativo, aviso de salida de carril y permanencia en el mismo, función de control del acelerador, aviso de derrapado y detección de avance del coche delantero. Todo ello de serie.
Al tener en pruebas la versión Executive también tenemos detección de ángulo muerto compuesto por unos potentes ledes en los retrovisores, unos de los más visibles de cuantos hemos probado (otros se quedan en unos disimulados testigos luminosos). El resto de los sistemas se accionan a través de varios pulsadores repartidos por el coche, que podrían aglutinarse de una forma más ordenada. A decir verdad, el Impreza abusa de botonera.
Por ejemplo, el sistema multimedia y las pantallas de ordenador de a bordo o el display que se sitúa encima de la pantalla central tienen varias formas de interactuación. La gran pantalla de 8 pulgadas es táctil y de manejo intuitivo, pero es la menos informativa en relación a los datos del vehículo. Más bien sirve como escaparate multimedia y de aplicaciones para hacer de este nipón, un coche más tecnológico.
La pantalla central ha subido de categoría de una forma impresionante, usando un panel táctil capacitativo de los de verdad. No hace tantos años, los japoneses tenían unas pantallas realmente mediocres y ahora están a la altura de lo esperable en coches de gamas superiores. Sin embargo, tienen cierta tarea a la hora de reducir botones porque sólo en el volante (y tras él) hay 13 botones y dos palancas y hay que acostumbrarse un poco. Adicionalmente hay otra media docena de pulsadores para los sistemas de seguridad.
Ejercicio de diseño
Estoy gratamente sorprendido en el ejercicio de diseño del Subaru Impreza tanto exterior como interior. Me gusta la personalidad del frontal, que es muy deportiva y cómo las líneas exteriores confluyen en una zaga con muchísima personalidad, presidida por unos pilotos traseros tridimensionales que sobresalen de la carrocería. La iluminación corre a cargo de ledes gracias al acabado Executive.
Uno de los elementos que llaman más la atención es el enorme y reclinado parabrisas delantero. Se traduce en un interior luminoso y con mucha visibilidad. La anchura del conjunto, en el interior está muy bien aprovechada y presiden unas butacas delanteras con aletas marcadas para sujetar bien a los ocupantes. Al volante se percibe una visibilidad excelente desde cualquier ángulo, y para aparcar, la cámara tiene una buena resolución aunque el ojo de pez falsea un poco la imagen y los objetos se acercan demasiado deprisa a lo que un sensor sería el complemento ideal en este caso.
El salpicadero y la consola central tienen forma de V, pasando de una línea horizontal descendente en ambos extremos para acabar presidido por una disposición vertical de los elementos. Las salidas de aire acondicionado en ambos lados de la pantalla central, permiten que ésta se sitúe en una posición elevada.
El módulo del climatizador y toda la botonería tiene un tacto excelente y las superficies están revestidas con plásticos acolchados con un nivel de acabados ciertamente bueno. Es curioso que se ha apostado por una moldura de acabado en fibra lacada para las puertas delanteras, pero que en las puertas traseras pierde el lacado.
A decir verdad, las buenas sensaciones que se perciben delante, se pierden, en parte en las plazas traseras. También se goza de mucho espacio para las piernas y cabeza, aunque obviamente la tracción integral ofrece menos comodidad para tres pasajeros por un elevado túnel central. Considero importante ofrecer una salida de aire acondicionado a los ocupantes de la segunda fila de asientos a partir de este segmento de vehículos y más ofertando un módulo bizona en el acabado Executive. Son, bajo mi punto de vista, los puntos menos cómodos del coche. Adicionalmente, el maletero tiene una capacidad volumétrica que no está mal pero no destaca: 385 litros, con un espacio regular en formas pero asientos divisibles en proporción 60/40.
En marcha
El coche tiene arranque por botón y freno de estacionamiento electromecánico. Ya no son novedad en el sector del automóvil y aportan comodidad al usuario. En frío y en parado, el Subaru Impreza eleva las revoluciones hasta coger temperatura. Por fortuna, el propulsor no emite un sonido desagradable. La palanca se desplaza y no es electrónica como empezamos a ver en los nuevos cambios automáticos.
Sin modos de conducción aunque no vende lo que no pretende. Ni es Sport ni es ECO. Es equilibrado
El CVT, o Lineatronic es un viejo conocido ya. El coche, gracias al variador no da la sensación de ser lento, sobre todo en el primer 30% de carga de aceleración, donde el Impreza avanza de forma progresiva. El cambio Lineatronic es muy cómodo pues no tiene resbalamientos ni tirones y es adecuado para la ciudad. Dulce incongruencia que la peor parte de esta caja de cambios se acentúa cuanto más carga le pedimos.
Si por ejemplo, necesitamos disponer de potencia para una salida en una incorporación, el cambio revoluciona el coche hasta el límite del régimen y el empuje es progresivo, dando una sensación ciertamente desagradable y una respuesta lenta. Estoy de acuerdo en que ese nivel de exigencia se realiza de forma puntual pero estoy seguro de que una oferta en manual o con un cambio de convertidor de par, mejoraría este aspecto y la sensación de entrega. Tiene una posición ‘L’, que sirve para darle una retención mayor, por ejemplo en puertos de montaña.
Sin embargo, el coche es muy adecuado para el día a día. La dirección es noble, siendo cómoda y buscando agradar al conductor. En parte, ayuda una altísima visibilidad, motivada por un parabrisas muy inclinado y grande, que favorece la visibilidad delantera. Los espejos retrovisores son de grandes dimensiones, y gracias al acabado Executive, el Subaru Impreza puede presumir de tener un muestrario tecnológico digno de coches Premium. Gracias al EyeSight, el coche está constantemente alertando de posibles peligros e interactuando con el usuario.
Que no se malinterprete; no en el mal sentido, el Subaru Impreza es ciertamente alarmista. Al aproximarnos a un coche ya nos advierte de forma visual y acústica que tenemos un obstáculo delante. En última instancia, da un frenazo para evitar colisiones, reacción que nos ha ocurrido en un par de ocasiones y que hunde el pedal del freno, siendo especialmente efectivo. Si por ejemplo estamos parados en un atasco y el coche de delante avanza, el nipón nos avisa de que avancemos también. Me gusta porque es una situación cotidiana el quedarte rezagado debido a una distracción.
El control de crucero adaptativo funciona francamente bien. Recuerdo que hace unos años, el ACC era un elemento sólo reservado a los Premium y a día de hoy lo encontramos en segmentos populares; la tecnología se adapta a un ritmo sin precedentes a día de hoy. Lo que sí me parece más invasivo es el asistente de carril, queriendo mantenernos siempre por el centro en travesías y autopistas.
El Impreza corrige constantemente la trayectoria, siendo especialmente molesto para el día a día. Es una tecnología enfocada a la distracción y el cansancio que puede evitar un accidente, por ejemplo en un viaje, pero para el día a día, estar ‘pegándose’ con el sistema en carreteras al final no es cómodo, aunque esta sensación no está reservada para el Subaru, porque con otros coches he tenido la misma sensación.
El esquema de suspensión es blando y confortable. Filtra muy bien los resaltos y las irregularidades, lo que le convierte en un coche cómodo. Sinceramente, me parece una propuesta muy interesante para el segmento C, porque por precio es difícil encontrar tanto espacio y equipamiento.
No echo de menos los modos de conducción, porque generalmente eso implicaría tener un modo enfocado al ahorro y otro a la deportividad. Os seré franco: el Impreza ni es ahorrador ni es deportivo. Tiene tecnología, como el Start/Stop que le ayuda un poco a ser más eficiente en ciudad, y la tecnología de tracción integral, que sujeta el conjunto en las curvas. Del consumo hemos realizado pruebas específicas que vendrán en un capítulo aparte.
Sobre cómo se comporta el coche en situaciones deportivas,hay que saber que por la amortiguación, dedicada al confort y la dirección, que no es muy directa sino confortable, el Subaru Impreza agarra bien en curvas cerradas, pero esto solo es obra de la tracción. En cambios de apoyo, la carrocería se balancea y es poco ágil, porque ser deportivo no es su propósito. Gracias a la tracción y a unos frenos que muerden bien, el coche se comporta de forma equilibrada pero el apellido Impreza ya no debe usarse erróneamente para hablar del coche duro y deportivo.
Conclusión
Nos ha gustado el Subaru Impreza, porque por precio, calidad y seguridad, es un compacto del segmento C muy a tener en cuenta. Tiene el encanto de la tracción integral que funciona de maravilla y un paquete tecnológico extremadamente generoso.
Echamos en falta mayor agilidad, salida de aire para las plazas traseras, un maletero un poco más grande y la posibilidad de abatir los asientos en proporción 40:20:40. Además, unos sensores de proximidad le irían muy bien, aunque solo puede instalarse el trasero y de forma opcional.
Es un coche cómodo y grande pero se maneja muy bien por cada rincón de la ciudad. Tiene el encanto del motor bóxer que durará muchísimo tiempo y el tiempo hablará de la fiabilidad, aunque no tengo dudas de que en este aspecto será un éxito. Una oferta mecánica mayor sería interesante.