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ComparativaVillanos de la ciudad: Fiesta ST, Clio RS, 208 GTi (II)

En esta ocasión valoramos el interior y exterior de cada uno de ellos y nos ponemos al volante para dictaminar cuál es el mejor GTi. Cada uno tiene un carácter diferente, desde el radical Clio R.S, hasta el noble Peugeot 208 GTi. El equilibrio está en el Ford Fiesta, pero es difícil decantarse por sólo uno de los tres.

Villanos de la ciudad: Fiesta ST, Clio RS, 208 GTi (II)

16 min. lectura

Publicado: 14/09/2014 11:00

En el capítulo anterior veíamos sobre el papel, cómo el Renault Clio se postula como la opción más rápida en el 0-100km/h, con un empate en la velocidad punta y con un adelantamiento por la izquierda por parte de Peugeot en cuanto a par máximo. El Ford Fiesta es el menos potente y se justifica que con datos en la mano tenga un tercer puesto por la mínima. Aclaramos que para ser un buen GTi hay que demostrar más que números.

Los tres frontales son agresivos

En el apartado estético cada uno de ellos tiene modificaciones suficientes para reconocerlo de las versiones de volumen. Sin embargo, el Renault Clio es el más radical con abultados paragolpes y luces diurnas de LED y el anagrama R.S tras el enorme logo delantero. El Peugeot 208 es bastante conservador con pequeñas pinceladas, como rejillas, anagramas e intermitentes delanteros de LED y una moldura cromada que acaba tras la ventanilla trasera con el anagrama GTi. En el Fiesta, las molduras laterales, la rejilla frontal y el anagrama delantero, te harán distinguirlo de una versión convencional, pero podría pasar perfectamente por un paquete deportivo y no como una versión específica. Un inexperto vería mayor deportividad y potencia en el Renault por ser el que ha cuidado más la estética para distinguirlo de las versiones inferiores, aunque es el único de los tres que monta 5 puertas.

Llantas de 17 en los tres coches

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Las llantas son de 17 pulgadas en los tres casos y de dibujo de 5 radios. Las del Fiesta y las del Renault tienen un esquema parecido con una apertura en forma de Y al final de cada radio, aunque en el caso del francés, el acabado es en negro y en el Ford en ‘gris magnético’. En el Peugeot y en el Renault utilizan la medida 205/45, mientras que en el Ford, el neumático es 205/40. Las tres propuestas montan pinzas de freno de color rojo y frenos de disco con una enorme capacidad para retener la masa del coche en situaciones deportivas.

Casi 600 CV que asustan sólo con mirarlos

Los tres apuestan también por escapes dobles. El Renault tiene la opción más estética, simétricos a ambos lados del vehículo y con salidas rectangulares. La trasera del Renault en sí misma es un espectáculo, con un difusor de aire que parece salido de la más alta competición. Su estética es muy radical. Peugeot apuesta por un diseño moderno con forma trapezoidal en un solo lado, mientras que Ford, apuesta por el doble escape redondo, también en un solo lado.

Los tres apuestan por escapes dobles.

Si nos adentramos en cada vehículo, las diferencias son acusadas también. Los tres apuestan por colores llamativos para dar la sensación de estar en un coche radical. El Peugeot usa mucho el color rojo en costuras y molduras, que están muy bien. Además, en la instrumentación Head-Up, hay iluminación ambiente de este color. Los asientos son deportivos, con un soporte lumbar pronunciado y aletas de grandes dimensiones que garantizan buen agarre del cuerpo en curvas rápidas. El volante es de reducidas dimensiones, muy estético para una versión inferior, aunque en las curvas rápidas echaremos en falta el tacto de las dimensiones comunes… pero no todo se puede tener, ¿verdad?

El interior del Peugeot tiene un volante de reducidas dimensiones

El Renault apuesta por tonos más anaranjados y un acabado general algo espartano, aunque su pantalla central le aporta un toque de modernidad al igual que su cuadro de instrumentos. Cada vez que echamos un vistazo a la palanca de cambios que alberga una caja de doble embrague en vez de una manual, fruncimos el ceño pensando en los recorridos cortos de un cambio manual en condiciones, aunque luego nos daremos cuenta de que quizá no es tan mala opción. El Ford Fiesta tiene un interior muy bien ensamblado con asientos Recaro que recogen estupendamente, aunque son algo estrechos. Por dentro no tiene un aspecto tan radical como el 208 GTi ni tan orientado al placer de conducir como el Renault Clio. No es tan colorido ni estridente, pero para el día a día es muy agradable. Tiene plásticos acolchados y un acertado acabado a nivel general.

Renault R.S con mayúsculas

La imagen del Renault Clio R.S, impone

Es hora de poner a jugar a estos tres villanos de la ciudad que sólo quieren salir escopetados ante cualquier situación. Comenzamos por el Renault Clio, el más radical de los tres por fuera, por dentro… y a nivel de conducción. Tiene una dirección directa y una respuesta de frenada que genera confianza. Voy detrás del Peugeot 208, cuya estética me gusta por ser correcta sin ser exagerada; no como en el Renault que ves a más de una persona girar el cuello a su paso. Al primer indicio en el que observo que el Peugeot se escapa, es hora de comenzar a exigir, y la fiesta de las revoluciones se va animando.

El Clio corre más. El Fiesta es equilibrado

Potencia desde luego no le falta ni le sobra. En seguida estoy a la altura del Peugeot y el sonido de mi motor y de mi escape es bastante ronco, pero pillo la trampa. El sonido tan agresivo que sale en parte a través de los altavoces me están ayudando a liberar adrenalina, a que las pupilas creen un foco perfecto en la carretera e intente el 120% de mi capacidad. El cambio es rápido, y las levas ayudan a la experiencia y cada curva se convierte en un nuevo reto de exigencia al conductor. Dependiendo del modo de conducción encuentro respuestas más directas (Normal/Sport/Race) que afectan a la dirección y al acelerador entre otros parámetros.

Tres modos de conducción. Bajada de varias marchas de golpe en modo Race

En el modo Race se pueden realizar descensos de varias marchas de golpe, por ejemplo para frenadas fuertes y entradas en curva. Funciona con precisión y puedes afrontar el siguiente giro con confianza, acorde a tu nivel de conducción. Es un coche exigente pero efectivo, y el más radical para el día a día. Parece querer visitar los circuitos de vez en cuando y marcar tiempos muy buenos. Sin embargo, en ocasiones parece que bajo el capó hay una potencia desmesurada para el coche, y la dirección se vuelve tan directa que las pérdidas de tracción al pisar irregularidades, en seguida te hacen reaccionar como un piloto de verdad. Los asientos agarran de forma noble aunque si llevas a fondo al Renault, podrías montarles unos más 'racing' porque los vas a necesitar. Renault ha volcado su potencial en maximizar la experiencia de conducción, aunque debería haber opción de escoger un cambio manual.

Peugeot: El GTi del día a día

Sigo en el terreno francés y me pongo al volante del Peugeot 208 GTi, coche del que ya os hablamos en esta prueba y al que personalmente le tengo cariño por haber sido propietario de un 206 GTi hace ya unos años. Me pongo detrás de mi compañero Oscar que conduce en cabeza el poderoso Fiesta ST... aunque yo tengo más caballos y lo sé. El coche se conduce de forma noble y junto a una facilidad de manejo, encontramos una suspensión bastante amable y una dirección menos directa.

El Peugeot es inconfundiblemente un GTi con carácter

Su volante es muy estético pero poco práctico a la hora de tener que enfrentarse a cambios de dirección acusados. El interior en general parece el más GTi, con el color rojo predominando por todas partes. Es un gran alivio, porque en el 206 no era así y disimulaba su carácter. La frenada también es buena, con un tacto menos agresivo que el radical Renault, aunque en recta el empuje es brutal. Te pegas al asiento en seguida... y al Fiesta ST. Su sonido no engaña a través de los altavoces, y si bien no es escandaloso, es redondo dentro de lo que esperamos. El tacto del cambio manual es mejorable, pero internamente tienen la solución: el del Peugeot RCZ.

Hay que acostumbrarse a sus 200 CV

Lo bueno de este motor es que cuando crees que vas al máximo, el propulsor todavía tiene guerra para darte. Tiene tanta potencia que a veces da la sensación que no llevamos la estructura adecuada para gestionarla. Entrando en carreteras reviradas apostaba ciegamente por el Peugeot 208 GTi y aunque es muy rápido enlazando cambios de dirección, llega un momento en el que transmite algo de desconfianza y veo a Oscar alejarse con el Fiesta ST. No es un coche exigente como el Renault, pero también es menos efectivo. Lo que sí te puedo garantizar, es que de los tres es el que me compraría con los ojos cerrados para el día a día, porque permite combatir y lidiar con las injusticias del asfalto roto de la ciudad, donde los otros dos serían menos amables. Hay que dedicarle tiempo para entenderse bien con este coche y de esta forma sacarle el máximo partido.

El equilibrio está en el Fiesta

Por ello cambio de coche y me subo en el Fiesta ST. Quiero ver qué respuesta tiene el menos potente de los tres, y para empezar, su interior es el más conseguido a nivel de acabados. No es como el Renault, muy orientado a la conducción pura y dura, ni como el 208, donde hay muchos elementos estéticos. Este interior no tiene un carácter llamativo, salvo por sus asientos Recaro, que por cierto son algo estrechos con un soporte lumbar pronunciado. La caja de cambios manual es radicalmente opuesta a la del Peugeot 208 y en esta ocasión nos encontramos con engranajes directos y precisos. ¡Bravo! Además, la dirección que se endurece en función de las condiciones de conducción es muy precisa. Transmite mucha seguridad a velocidades altas.

Ambos tienen luces LED para iluminación diurna

Estoy sorprendido porque el sonido también está orientado a que en la cabina se maximice, pero no es como en el Renault, sino mucho más refinado. Este coche es el menos potente de los tres, pero es redondo en todos los sentidos. No tengo la sensación de adrenalina que tenía en el Renault, ni la sensación de tener que entenderme con el Peugeot. Puedo entrar en la curva de forma rápida y no tengo ni que pestañear para alejarme de mis otros dos compañeros. En seguida, Gaizka con el Renault Clio R.S se pone a la altura (en la rectas) donde el Fiesta no puede seguirle por la mínima. A continuación, el Peugeot, pero da lo mismo, porque la dinámica manda en este coche y con algo de manos y precisión en las curvas, vuelvo a cogerles. Es fácil conducirlo a todos los niveles, y el tacto de la frenada es enérgico. Estoy sumamente sorprendido porque a pesar de tener menos potencia de partida que sus competidores tiene una función Overboost que aumenta el par máximo de 240 Nm a 290 Nm. ¿Quién se ríe ahora?

Silueta afilada y 3 puertas

Es altamente adictivo porque su electrónica permite cometer algunos errores que corregirá sin dudarlo, gracias a sus niveles de ESP o un sistema que corrige el subviraje si has entrado en una curva algo más rápido de lo que deberías. No podemos decir que tenga trampa, pero a menos que no seas un conductor de carreras experimentado, lo más normal es que encuentres en el comportamiento del Ford Fiesta ST la mejor definición de las siglas GTi.

¡No os perdáis el último capítulo donde el equipo tendrá que elegir un ganador!

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