Punta-tacón: qué es y cómo se hace
Si eres aficionado al Motorsport, seguramente que en más de una ocasión has oído hablar del término punta-tacón. Pero quizás no estés muy familiarizado con esta técnica de conducción eminentemente deportiva, que también se puede aplicar en el día a día.
Consiste en activar los tres pedales del coche (embrague, freno y acelerador) casi simultáneamente al reducir marchas. De ese modo se logra igualar las velocidades de los ejes primario y secundario de la transmisión.
Ya, pero si Pitágoras no falla resulta evidente que para realizar dicha práctica o nos sobran pedales o nos faltan pies. Veamos cómo se obra este pequeño milagro de las cuatro ruedas. Como su nombre indica, con la punta del pie derecho primero se pisa el freno y después, con el talón o tacón de ese mismo pie, se da un golpe de acelerador. Prácticamente a la vez, se activa el embrague con el pie izquierdo para bajar marchas.
Con esta maniobra se adecúa la velocidad a la relación del cambio, evitando que el motor caiga de vueltas, así como los típicos tirones que se producen cuando se reduce bruscamente y que pueden incluso llegar a bloquear las ruedas motrices, desestabilizando con ello el vehículo en frenada.
La operación se realiza en escasos segundos, y como te decíamos anteriormente, consiste en frenar, pisar el embrague, dar un pequeño acelerón y accionar una relación -o dos- del cambio más corta. Sí, todo este proceso se ejecuta casi a la vez.
Pongamos un ejemplo para tratar de explicar el punta-tacón de un modo más sencillo. Imaginemos que, circulando a 100 km/h en quinta velocidad, aparece de repente una curva peligrosa en la carretera. Sin apenas tiempo de reacción, al bajar una o dos marchas se produce una sacudida del vehículo, elevándose las revoluciones. Dicho comportamiento se produce por que el motor necesita unos segundos para adaptarse a la modificación que experimenta su régimen de vueltas.
Para que esto no suceda así, el punta-tacón es la solución, ya que permite maximizar el agarre y la estabilidad del vehículo sin renunciar a un paso por curva elevado.
El punta-tacón, paso a paso
Para que no haya dudas ni errores en la ejecución del punta-tacón, veamos paso a paso cómo se realiza. Primero se presiona el freno con el pie derecho al tiempo que se pisa con el otro pie el pedal del embrague, liberando así al motor del efecto de la transmisión. Instantes después, sin desembragar y todavía con la parte superior del pie derecho sobre el freno, se da un toque rápido al acelerador con el talón o tacón.
Así se evita que el motor caiga de vueltas y además se sincroniza la relación del cambio con las revoluciones del motor. Por último, se selecciona una -o dos- marchas más cortas y se libera el pedal del embrague, activando la caja de cambios.
Para realizar con éxito el punta-tacón será necesario, además de practicar la maniobra, familiarizarse con los saltos en las relaciones de la caja de cambios y conocer cómo se desarrolla la aceleración del propulsor en vacío.
Debemos aclarar que desde el punto de vista del consumo, la técnica del punta-tacón no resulta muy rentable, puesto que esos pequeños acelerones lo aumentan. Sin embargo, escuchar el sonido característico del motor en modo ‘Racing’, lo compensa. O eso pensamos nosotros.
Por último, queremos recordar que para dominar esta técnica se requiere tiempo, por lo que resulta muy recomendable practicarla en lugares sin tráfico y a velocidades bajas. La carretera no es un circuito de carreras ni de pruebas.