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OpiniónFernando Alonso, un digno Rey para el Motorsport

  • La trayectoria del piloto español ha estado invariablemente marcada por sus dos títulos mundiales de Fórmula 1.
  • Pero, tras su presencia en las 500 Millas de Indianápolis y su búsqueda de la triple corona, Fernando Alonso ha entrado en otra dimensión para los aficionados.

8 min. lectura

Publicado: 22/11/2017 12:30

Fernando Alonso siempre ha tenido al aficionado a las carreras dividido. Sin término medio: o lo odias, o lo amas. Si bien es cierto que su talento en la pista está fuera de toda duda para cualquier aficionado a las carreras que ponga un mínimo de intención en analizar su carrera deportiva con algo de objetividad, el carácter del español ha actuado tradicionalmente como un catalizador de críticas hacia su persona.

Nos guste o no, lo personal suele interferir en lo profesional. Y a la hora de juzgar o definir a un deportista, la imagen que genera en los medios de comunicación o durante el ejercicio de su actividad influye en la opinión de los aficionados.

Pero Fernando Alonso tiene un don: seguir siendo la referencia en un mundo como el de la competición -especialmente si hablamos de la Fórmula 1- que depende tanto de los resultados, de los logros deportivos. El piloto español lleva años sufriendo en mitad (o incluso más atrás) de parrilla, pero se las ha arreglado para ofrecer destellos que nos dejen con la boca abierta y nos sigan recordando que sí, que por ahí atrás sigue habiendo un piloto capaz de desafiar a Lewis Hamilton, Sebastian Vettel o Max Verstappen.

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Pero eso no es nuevo, llevamos viéndolo, sintiéndolo, muchos años. Lo que sí es nueva es su, ahora sí, pública pasión por el automovilismo con mayúsculas, lo que ahora denominamos coloquialmente como Motorsport. Es decir, cualquier carrera con ruedas y un motor. Fernando Alonso lleva años intentando abrir horizontes, buscando una motivación que le permita aguantar el mal trago de la Fórmula 1 mientras espera a que llegue de una vez por todas su momento, el del tercer título mundial.

Fernando Alonso cuenta con todo el reconocimiento en la Fórmula 1, pero no se conforma con eso.

Y resulta paradójico que la llave de esa puerta haya terminado siendo el fracaso de Honda, que le ha convertido en el icono del automovilismo mundial. Porque Fernando Alonso nos puede gustar o no, nos puede caer bien o no. Incluso nos puede parecer que está sobrevalorado. O no. Pero lo que nadie puede negar a estas alturas es que en este año 2017 que pronto terminará, el piloto asturiano se ha ganado que el Motorsport mundial le rinda homenaje eterno.

Fernando Alonso no ha ganado nada este año. Ni en la Fórmula 1, ni en Indianápolis, ni en ningún test con Toyota o United Autosports. En cambio, se ha ganado el reconocimiento, respeto y admiración del aficionado a las carreras por una sencilla razón: ha puesto en juego su prestigio y ha decidido bajar del altar en el que está situada la Fórmula 1 para pisar el asfalto de las carreras, el mundo real en el que la pasión por correr está por encima de todo.

Alonso convirtió un enorme riesgo en un acontecimiento mundial que arrastró a miles de aficionados

Con un equipo mítico de las carreras como McLaren a sus pies y Zak Brown como el mejor aliado posible, Alonso se la jugó de manera muy seria en Indianápolis, afrontando una de las competiciones más complejas, peligrosas y técnicas del mundo. No tenía porqué hacerlo. No de un modo tan precipitado al menos. Pero convirtió un enorme riesgo en un acontecimiento mundial que arrastró a miles de aficionados a la F1 a conocer un mundo fascinante y desconocido hasta el momento para ellos.

Lo mismo empieza a ocurrir con la resistencia. Pero Fernando Alonso no se ha limitado a decir: “Quiero correr en Le Mans, pero sólo para ganar”, como muchos otros pilotos que aún esperan en casa una llamada que jamás se producirá. Lo hará y será con Toyota, el equipo con más opciones de conseguir el triunfo. Pero antes 'bajará al barro' ganando experiencia con un LMP2 de un equipo privado que cuenta, a priori, con pocas opciones de victoria en las 24 Horas de Daytona que, si bien es muy prestigiosa, ni siquiera es la referencia principal en Estados Unidos, privilegio que los entendidos le otorgan a las 12 Horas de Sebring. Es, en cierto modo, un homenaje a los Juncadella, Soucek, Gené, Molina y compañía, que demostraron que hay vida más allá de la Fórmula 1 y que convertirse en piloto profesional en resistencia, turismos o GT es tan digno y meritorio como elegir el camino de los monoplazas.

La experiencia en Indianápolis superó todas las expectativas.

Fernando Alonso se está pegando una soberana paliza, ampliando su ocupación en la Fórmula 1 -con 21 Grandes Premios, cientos de eventos publicitarios, entrenamiento físico exhaustivo y todo lo que eso conlleva- a horizontes nunca conocidos antes. Sí, es cierto que en los años 50, 60 y 70 lo más normal del mundo era hacer la F1, Le Mans, Indianápolis, la F2 y lo que se pusiera por delante, para empezar porque era el modo de ganar dinero de verdad. Pero el entrenamiento físico y las obligaciones comerciales eran nulas o muy escasas. Nada que ver (aunque por otro lado suponía jugarse la vida cada fin de semana).

No sé si Fernando Alonso conseguirá su tercer título mundial y tampoco sé si logrará igualar a Graham Hill, hasta ahora único piloto poseedor de la triple corona del automovilismo (GP Mónaco de F1, Indy 500 y 24 Horas de Le Mans). Pero me parece extremadamente inteligente por su parte buscar una segunda vía para lograr un lugar en el olimpo del Motorsport, ya que le será imposible conseguirlo en una Fórmula 1 que le ha negado demasiadas cosas durante los últimos diez años.

No hay mejor modo de demostrar lo que uno siente por este deporte que contribuir a engrandecerlo y difundirlo

Y, por encima de todo, aplaudiré, animaré y admiraré el modo en que está dignificando y rindiendo homenaje al Motorsport, más allá de los resultados. Porque no hay mejor modo de demostrar lo que uno siente por este deporte que contribuir a engrandecerlo y difundirlo por los cuatro costados del universo de las carreras.

A sus pies, Don Fernando Alonso Díaz. Y gracias (espero que en nombre de todos los aficionados a estas carreritas de coches de colores que tanto nos gustan).

Fotos: McLaren F1 | IndyCar

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