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Virutas F1El tiovivo español de Mercedes

El impulso de la Fórmula 1 a Mercedes como marca automovilística no debería ser puesto en duda. El propio Toto Wolff reconoce que en 2019 el equipo de carreras recaudó 3.700 millones de euros en retorno de marketing.

El tiovivo español de Mercedes
Dieter Zetsche posa junto a Lewis Hamilton y Valtteri Bottas en su último Gran Premio como CEO de Daimler - Mercedes AMG F1

15 min. lectura

Publicado: 09/09/2020 17:35

Se calcula que los de Stuttgart se gastaron unas veinte veces menos en su escudería en ese mismo periodo de tiempo. Pero no ha sido todo redondo; también hubo pequeñas… pegas, algunas bastantes divertidas.

Vamos a lo bueno

En apenas una década Mercedes, pioneros de la automoción, inventores del coche, y poseedores de cientos de patentes que viajan a bordo de decenas de marcas, ha duplicado sus ventas. Los alemanes han adelantado a sus competidores al tiempo que han transformado de arriba a abajo una firma considerada conservadora. Si hace unos años los Mercedes eran el símbolo del médico, el constructor y el rico del pueblo, hoy son conducidos por futbolistas, protagonizan videoclips musicales y miles de influencers se pegan por ellos: han cambiado su ADN. Los Mercedes eran (y son) una referencia de calidad de construcción, soluciones originales y esencialmente coches muy bien hechos… pero no eran ‘coches para todos’.

«Lo quiero todo nuevo, dinamismo, fluidez, formas más vivas y deportivas»

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Dieter Zetsche, empleado de la compañía desde 1976 y que tomó el volante a mediados de la primera década de 2000 lo entendió. Alopécico como Mister Proper y adornado con un característico bigote blanco albergaba un enorme sentido del espectáculo. Vestía tejanos y deportivas en actos públicos, salía con guitarras eléctricas al escenario en la presentación de nuevos modelos, o reventaba cristaleras a golpes para simbolizar el adiós al pasado. Al más puro estilo telepredicador, protagonizó una ristra de divertidos videoclips publicitarios en los que mostraba las bondades de los Chrysler al público norteamericano reconvertido popularmente en el Dr. Zee.

En base a cambios de orden mayor a nivel interno Zetsche reinicio una compañía monolítica. La cambió de arriba a abajo. Como primer resultado, el menos visible pero más palpable, fue que rebajó la edad media de su clientela de 54 años a 41 (dato de 2017) Uno de los ejes fue una revolución radical en el diseño. Cogió por los hombros a Gorden Wagener, encargado del aspecto de sus coches, y le dijo básicamente: «lo quiero todo nuevo, dinamismo, fluidez, formas más vivas y deportivas».

El anuncio de Fernando Alonso que puso de moda los Mercedes blancos.

Si la pinta de los coches adquirieron otra vida, algo similar le ocurrió a su gama. Creció hacia arriba, hacia abajo, a lo ancho y alto. Por abajo llegaron coches más pequeños, asequibles: de acceso. Por arriba llegaron pepinos impensables hace 15 años como el AMG GT. A lo alto y ancho llegó una gama de SUVs que dejaría contento a todo el abanico clientelar de la firma. Los hay de todo tipo y tamaño; más TT, más deportivos, más grandes o pequeños. Incluso de seis ruedas, una por cada cifra de las seis que tendrías que abonar si quisieras uno como el que posee Lewis Hamilton. Como principal plataforma publicitaria eligieron la Fórmula 1. Tenían un buen producto, pero había que venderlo y la imagen del deporte les vino de perilla… pero no fue todo redondo al principio, particularmente en España, donde pasaron cosas inesperadas.

Mercedes se compró el 40% de las acciones de McLaren y les puso sus motores, de lo mejorcito en aquella época. Fernando Alonso y Lewis Hamilton fueron en 2007 embajadores de la marca y rodaban anuncios juntos. De hecho la campaña publicitaria les fue tan bien que perdieron dinero… ganándolo. Parece un acertijo pero existe una explicación. El piloto asturiano salía en un anuncio con un Clase C de color blanco, un color muy raro en la firma. Se fabricaban muy pocas unidades en ese color, casi todas destinadas a taxis o ambulancias. La demanda en España de ese acabado fue tal que tuvieron que modificar los planes en Stuttgart para atender los pedidos. Aquel año el blanco pasó de anecdótico a ser el segundo color más solicitado tras el gris plata. El problema es que el blanco era un color ‘normal’, mientras que el gris plata era metalizado. Mercedes cobraba (y cobra) un suplemento por el barniz propio de este acabado… pero no podía hacerlo con el blanco: ¡perdían dinero! De ahí que acto seguido empezaran a sacar tonos de blanco. Blanco roto, blanco sucio, blanco Fuji, blanco perlado, blanco nevado y superchupiblanco. Eso, o las cuentas irían peor. Lógico.

Alonso acabó mal con su equipo en 2007, salió de él de mala manera, y algunos usuarios y a falta de redes sociales, se tomaron la molestia de escribir cartas airadas y casi amenazadoras a la marca en España: «¡Nunca más me voy a comprar un Mercedes después de esto! Sois unos guarros. Vaya faena». Algunos comentarios eran tremendos. Las ventas no sufrieron, desde luego, y en buena lógica ni la firma en España ni siquiera en Alemania eran responsables de todo aquel desagradable jaleo.

Gracias a su presencia en el deporte, especialmente tras la compra del equipo Brawn a finales de 2009 y con la retahíla de victorias de Hamilton, es la gente joven —esto lo declara la propia marca— la que tira de las ventas. Se sacaron modelos AMG más pequeños, con menos potencia pero más asequibles, colores más llamativos, de aspecto más deportivo. Llegaron a un público que nunca se habían planteado… hasta ahora. De un tiempo a esta parte baten récords de ventas y han superado a firmas como BMW, y la tradicionalmente líder durante años Audi, comiéndoles la merienda en su terreno natural.

El Clase A fue el punto de inflexión, pero no el primer Clase A monovolumen con forma de huevo, sino el urbano de dos volúmenes que tanto codician tooooodas las marcas y domina a placer el Golf en decenas de mercados. Ahora Mercedes tiene algo que durante décadas nunca albergó su catálogo. Hoy día Mercedes tiene coches eléctricos, fabrica baterías, y anda experimentando con el hidrógeno. En sus coches de serie, en la Clase S, tiene un chisme que le dices «tengo frio», detecta en qué parte del coche estás y te calienta tu entorno personal. ¡Magia!

Vamos a lo divertido, que malo tampoco ha sido

Pero no todo ha sido tan guay, también ha habido tropezones en el ‘paraíso estrellado’. Vamos a repasar algunas de las escenas que sonrojan a sus empleados, o al menos les sacan una sonrisa, a veces maliciosa.

Homenaje de BMW a Dieter Zetsche... con un punto de trolleo.

Cada vez que llega la Fórmula 1 a Barcelona se echan a temblar. Les piden un cerro de coches para mover a la escudería, y echan mano de vehículos de demostración, de prensa, de uso de la compañía. Esto no es lo malo. Lo malo es que se los dejan a gente que… er… «una vez le dejamos uno a Mika Häkkinen. Debió de estar de farra la noche del domingo, menudas juergas se pegan algunos, se fue a su avión con las llaves y no recordaba donde lo había dejado. Estuvimos casi una semana buscándolo», nos cuenta alguien. «A los pocos días nos llamaron Los Mossos, que habían dado con él. Llevaba aparcado muchos días, sin moverse, y esto es bastante sospechoso cuando se trata de un coche nuevecito de más de 100.000 euros. Dieron con nosotros por la matrícula y fuimos a por él, pero hubo que pedir al piloto que nos mandara las llaves desde Finlandia, se las había llevado».

Otra les pasó hace unos años. Un buen cliente quiso probar un Clase G, el todoterreno pata negra de la firma, valorado en unos 120.000 euros. El tipo quiso vadear un río… sin conocer su profundidad. En mitad de su maniobra el agua tomó el control de un vehículo que pasó a ser embarcación, el G perdió pie, y fue arrastrado por la fuerza de la corriente. Aquel tipo tuvo que salir poco menos que nadando, y el líquido elemento llegó hasta la guantera. ¿Resultado? Siniestro total. La compañía de seguros se hizo cargo. El problema no era la pasta, sino que el 4x4 formaba parte de un programa de demostraciones, pruebas de prensa, y exhibiciones que tenía un calendario de citas que no cumpliría hasta que recibieran otro… en varios meses.

Otra costumbre que tuvieron que abandonar era la de dar cierto reconocimiento a sus usuarios más exitosos en cuanto a su longevidad. De vez en cuando asomaba un taxista con un millón de kilómetros en el odómetro de su Mercedes. La marca le daba una especie de galardón y en reconocimiento lo sacaban en el periódico. ¿Consecuencia indeseada? Que luego llegaban tíos al que su motor le había durado menos (500.000 kms, por ejemplo, que tampoco está mal) con el recorte del periódico en la mano exigiendo un motor nuevo y montando jaleo en algún concesionario gritando «¡quiero un motor como el de este tío!».

Alonso no fue el único que forzó a la firma a cambiar sus coches al blanco… que hubo otros, pero por otra ‘razón’. Hace un par de años un empleado de la marca abrió la cancela de acceso a una de las campas que tienen cerca de Guadalajara, en Miralcampo. Cuando vio lo que vio, cogió su teléfono, llamó a su superior y dijo: «es mejor que vengas a verlo tú». ¿Qué tenía que ver aquel superior? De los 500 coches de flotas, rentacars, de empresa, leasing… usados pero con menos de un año, casi cuatrocientos estaban blancos. Era pleno verano manchego y parecía que había nevado. No tenía sentido y adquiriría sospechosamente aspecto de un capítulo de Cuarto Milenio, pero había una explicación. Justo al lado, en el mismo polígono industrial, había una nave gigantesca de un tamaño tal que en su interior podrían pintar varios Airbuses A380 al unísono. No dentro, sino fuera de ella, cuatro operarios estuvieron pintando a pistola su masiva tapia lateral, contigua a aquel enorme parking repletos de Mercedes.

El misterio se empieza a desvelar al comprender que lo que había ocurrido es que la ventolera de aquel día quiso llevarse kilos y kilos de pintura plástica blanca mate justo donde estaban aparcados aquellos coches. Tras unos dimes y diretes con los responsables, al final accedieron a abonar el pulimentado, limpieza y reparación del destrozo. Esto retrasó entregas comprometidas, envíos que llegaron tarde y unos plazos que no se pudieron cumplir. Un pequeño ejército de “despintores” tuvo que limpiar techos, capós, puertas, ventanillas… porque aquello parecía una continuación del conocido gag de la pintura de Mister Bean.

Pues todo esto, a fin de cuentas, para lo malo pero sobre todo, lo bueno, fue obra del bigotudo Zetsche. Nacido en Turquía, su padre era ingeniero y estuvo allí construyendo una presa, fue el que abrió las aguas ante Mercedes y la convirtió en la exitosa empresa que es hoy. Fue tal su influencia en la compañía que hasta sus competidores se rindieron ante él y el día que dejó el cargo le dedicaron un divertido video en el que subieron a un doble en uno de sus coches competidores. Dijeron «bien está lo que bien acaba, pero es mejor que acabe en un BMW».

Fotos: Mercedes AMG F1

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