El ‘viejazo’ de Fernando Alonso
Piloto con más grandes premios disputados, más de 12 años sin ganar una carrera en la F1 y 44 años. ¿Por qué debería seguir Fernando Alonso en la Fórmula 1? Simple, porque sigue ofreciendo la mejor combinación de talento, motivación y compromiso.

En las dos últimas temporadas, tras aquel 2023 en el que llegamos a soñar con ‘La 33’, he escuchado y leído en muchas ocasiones que a Fernando Alonso ya le ha llegado lo que ahora se conoce como ‘el viejazo’. Es decir, que ha empezado su declive y debe ir pensando en retirarse.
En honor a la verdad, fines de semana como el de Emilia-Romaña en 2024 y algún que otro error más (por ejemplo, la embestida a Zhou en Austria ese mismo año) nos hicieron pensar a algunos que, efectivamente, el asturiano empezaba a entrar en esa fase.
Nada más lejos de la realidad. Fernando Alonso sigue siendo el de siempre y no parece que tenga intención alguna de levantar el pie del acelerador, literal o figuradamente.
Fernando Alonso trasciende ese debate y ya es más que una etiqueta o un galardón honorífico
Los errores de Alonso
Es innegable, Fernando Alonso ha cometido algunos errores de pilotaje o apreciación en los dos últimos años. Pero lo cierto es que un error del asturiano suele magnificarse por lo extraño que resulta. Verle errar en la pista es algo así como avistar un unicornio (o una sanción a Hamilton, diría el propio piloto de Aston Martin).
Y no es menos cierto que, cuando tienes entre manos un coche deficiente e impredecible, como le ha ocurrido a Fernando Alonso en la mayoría de las carreras de estos últimos tiempos, los errores acaban llegando, se quiera o no. Sobre todo cuando el piloto en cuestión se niega a resignarse y sigue buscando el modo de llevar ese potro salvaje con ruedas al límite para amarrar un punto, aunque solamente sea un punto.

Una mentalidad inquebrantable
Con Fernando Alonso existe el riesgo de que los árboles no nos dejen ver el bosque. Tantos años sin ganar, algunas decisiones desafortunadas que contribuyeron a ello, un carácter controvertido… todo ello no debe ensombrecer en ningún caso lo verdaderamente importante en su caso: la forma en que dignifica la profesión de piloto.
Es muy discutible si Alonso es ya el mejor de la F1 compartiendo parrilla con Max Verstappen. Pero lo que considero que es innegable es que cada fin de semana presenciamos algo único. Un piloto que ha entrado en un rango de edad propio de pilotos de mitad del siglo pasado y que, a pesar de llevar tantos años sin ganar, sigue motivado para perseguir al menos un último triunfo.
No solamente eso. A diferencia del otro cuarentón de la parrilla, Lewis Hamilton, Fernando Alonso mata por una posición más, la que sea. Da igual si es un podio o no, si son puntos o no.
Si es un 14º o no: el asturiano siempre lo da todo para obtener un resultado mejor del que la lógica o su propio monoplaza dictan (¿has escuchado la radio de Alonso tras acabar a unas décimas de Hamilton en Singapur? ¡Semejante cabreo por un séptimo puesto!).
En estos últimos años, el hobby preferido de Fernando Alonso ha sido demostrarle a su equipo que la predicción del tan sofisticado programa informático que utilizan para vaticinar el resultado que conseguirán era errónea. ¿Me coloca 12º?, pues toma un noveno puesto. ¿Dice que, a pesar de salir décimo, voy a terminar fuera de los puntos? Pues, venga, un octavo.
La magia de Fernando Alonso
La magia de Fernando Alonso no reside en seguir compitiendo en la Fórmula 1 con 44 años, ni en su velocidad o su talento. Tampoco en su competitividad o en su determinación. Ni mucho menos en su capacidad para minimizar errores o en su forma de luchar por posición, tan dura como limpia.
No, la magia de Fernando Alonso reside en que nadie más combina todo eso a la vez. No existe, existió ni seguramente existirá un piloto de su edad, talento, compromiso y fiabilidad en la historia del automovilismo. Sí, habrá muchos que lo superarán en algunas de esas facetas, pero honestamente pienso que el asturiano fue quien creó ese molde único que lo junta todo y que, cuando finalmente diga adiós, ese molde se romperá para siempre.
¿El mejor piloto de la historia? Qué más da eso. Tengo claro que Fernando Alonso trasciende ese debate y ya es más que una etiqueta o un galardón honorífico. Es la expresión más pura de lo que significa ser piloto de carreras.
Un unicornio al volante que, para quienes estamos teniendo el privilegio de presenciar su trayectoria profesional de principio a fin, recordaremos con orgullo toda la vida.