Dime dónde vives y te diré si puedes vivir sin transporte motorizado: las ciudades más ‘caminables’ de España
¿Te imaginas vivir sin coche y no echarlo de menos? Algunas ciudades españolas lo están haciendo posible gracias a un urbanismo pensado para caminar. Descubre cuáles son las más ‘caminables’ y cómo lo han conseguido.

¿Te imaginas vivir en una ciudad donde el coche es opcional y no una necesidad? Donde puedes ir a trabajar, hacer la compra o llevar a los niños al cole… caminando. Sin atascos, sin buscar aparcamiento y, sobre todo, sin respirar humo.
La sostenibilidad urbana hace tiempo que dejó de ser una simple moda, llegando a convertirse para muchos en una urgencia. Y algunas urbes, las llamadas ciudades ‘caminables’, se han convertido en auténticos laboratorios de futuro. Lugares donde el peatón manda, el coche se domestica y el espacio público se transforma en un patio común para todos.
Las ciudades más amigables para el peatón en España
Zonas 30, calles peatonales, carriles bici, más árboles, más bancos, menos ruido. Esas son algunas de las herramientas con las que muchos municipios españoles están demostrando que otro urbanismo es posible. Pero… ¿cuáles van más avanzados?
1. Pontevedra
Cero muertes por atropello en los últimos quince años. Has leído bien: cero. Así de rotundo es el dato que resume lo logrado por Pontevedra desde que en 1999 empezó su transformación. La ciudad gallega peatonalizó su centro antes de que estuviera de moda y lo convirtió en un referente internacional, limitando también la velocidad a 30 km/h.
El 91 % de las compras se hacen a pie y la prioridad del coche se sustituyó por la de los peatones. Además, sigue al pie de la letra la filosofía de Francesco Tonucci: una ciudad donde los niños pueden caminar solos es una ciudad segura para todos.

2. Vitoria
Vitoria no es únicamente una de las ciudades más verdes de España, sino también una de las más premiadas internacionalmente. Su anillo verde, su potente red de caminos escolares seguros y su apuesta por la movilidad sostenible le valieron el reconocimiento de la ONU en 2019.
3. Torrelodones
Con poco más de 24.000 habitantes, Torrelodones se ha hecho un hueco entre las grandes gracias a una política valiente y participativa. Desde 2013, se han eliminado barreras, mejorado accesos a servicios clave y fomentado el urbanismo amable.
¿El secreto? Un plan de movilidad urbana con participación ciudadana real y una alcaldía comprometida con poner a las personas en el centro.
4. Valencia
La capital del Turia ha decidido que las plazas son para las personas, no para los coches. Con su ambicioso proyecto La ciudad de las plazas, ha peatonalizado el corazón histórico y lo está conectando con calles adyacentes que también se abren al caminante.
Aunque la pandemia retrasó algunas obras, hoy Valencia avanza a paso firme con más aceras, más bicis, y más vida en la calle.
5. Bilbao
Bilbao fue la primera ciudad española de más de 300.000 habitantes en limitar toda su red viaria a 30 km/h. Pero no se quedó ahí. Su plan de movilidad vertical —con más de 40 ascensores y rampas urbanas— ha hecho que incluso las cuestas no sean excusa para no caminar.
Además, ha incluido una perspectiva de género en su urbanismo, con medidas como paradas a demanda en el transporte nocturno. Caminar sí, pero con seguridad para todos.

6. Logroño
En Logroño, la movilidad no depende del color político, y eso se nota. Varios gobiernos han mantenido y ampliado un plan que ha ensanchado aceras, pacificado calles y multiplicado el espacio para el peatón. Tiene incluso una web específica (Calles abiertas) para informar a los ciudadanos de cada paso dado en esta transformación.
7. Soria
Soria ha convertido su centro en un lugar donde apetece quedarse. No se ha limitado a ganar espacio para peatones, sino que ha reimaginado las calles como espacios de encuentro. Bancos, zonas verdes, carriles bici y actividades para promover el caminar, como las famosas ‘quedadas’ para mayores. Un ejemplo de que, a veces, caminar también es socializar.
8. La Rinconada
Este municipio sevillano ha sido pionero en eliminar bordillos y barreras arquitectónicas. Con más calles de plataforma única y más vegetación, caminar se ha convertido en una experiencia cómoda, continua y amable. Y si no te convence, solamente piensa en lo cómodo que es empujar un carrito o una silla de ruedas sin obstáculos.
9. Villanueva de la Serena
En Extremadura también se camina. Y mucho. Villanueva de la Serena ha peatonalizado su centro y ha apostado por campañas de concienciación para hacer que el cambio no sea únicamente físico, sino también mental.

10. Barcelona
Las supermanzanas de Barcelona son una de las políticas urbanas más imitadas (y debatidas) de España. No todo es perfecto, y muchas medidas han sido provisionales y de bajo coste, pero la capital catalana ha abierto el melón del urbanismo estratégico y ha demostrado que incluso las grandes metrópolis pueden ser más caminables… si se lo proponen.
España frente a Europa
Los rankings europeos contemplan muy pocas ciudades españolas, que en general son consideradas mucho menos caminables que otras como Milán, que lidera el ranking de las 20 ciudades más caminables del mundo, con una media de 6 minutos y 24 segundos para llegar a servicios esenciales a pie.
Le siguen de cerca Copenhague, Turín, Dublín y Lyon, todas con tiempos inferiores a los 8 minutos. Incluso en el extremo opuesto de la lista, Oslo —la número 20— mantiene un promedio muy competitivo de 9 minutos y 30 segundos.
Ciudades como París, Berlín, Viena o Múnich también figuran entre las mejor posicionadas, lo que evidencia la ventaja de los entornos urbanos europeos en términos de accesibilidad peatonal.
Esta escasa diferencia de tiempos entre la primera y la última del ranking revela una tendencia común: muchas de estas ciudades europeas fueron diseñadas antes de la irrupción masiva del coche y, por tanto, permiten un acceso cercano y cómodo a todo tipo de servicios.
Además, han sabido adaptar sus centros históricos mediante procesos de peatonalización, creación de zonas verdes y mejora del transporte público. Todo ello reduce la necesidad de vehículos privados y convierte el acto de caminar en una forma práctica, segura y agradable de moverse por la ciudad

Caminar no es solo moverse, es vivir mejor
Detrás de cada una de estas ciudades hay una idea clara: reducir la dependencia del coche no es un castigo, es una oportunidad. Para respirar mejor, para vivir más tranquilos, para que nuestros hijos puedan ir solos al colegio sin miedo, y para que nuestras calles dejen de ser autopistas y vuelvan a ser lo que fueron: lugares de encuentro.
Y tú, ¿podrías vivir sin coche? Lamentablemente, la respuesta no depende únicamente de ti y tu voluntad, sino del lugar en el que vives y cómo este se adapta a una vida más peatonal. La orografía, las distancias, las barreras arquitectónicas o la voluntad política son, sin duda alguna, aspectos clave a la hora de convertir una ciudad en ‘caminable’.