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Avería en el filtro de partículas. ¿Cuánto cuesta? ¿Puedo quitarlo?

El filtro de partículas es producto de las normativas anticontaminación y su avería puede resultar bastante cara en función del motor que tenga nuestro vehículo. Existen modos de evitarlo, aunque algunas personas optan directamente por inutilizarlo.

Avería en el filtro de partículas. ¿Cuánto cuesta? ¿Puedo quitarlo?
Así es un filtro antipartículas.

11 min. lectura

Publicado: 10/09/2020 21:30

Al igual que elementos como el catalizador o la válvula EGR, el filtro de partículas o filtro antipartículas se instaló en los motores a raíz del endurecimiento de las normativas anticontaminación, que poco a poco han obligado a los fabricantes a idear modos de reducir las emisiones sin tener que renunciar a la potencia o las prestaciones.

Pero, en el caso concreto del filtro de partículas, su mal funcionamiento o avería son algo a tener muy en cuenta, pues su sustitución es costosa. Para evitarlo o retrasar en la medida de lo posible el amargo trago de tener que desembolsar una cantidad aproximada de 2000 euros en función de la cilindrada de nuestro vehículo, podemos realizar determinadas tareas preventivas que comentaremos en próximas líneas.

Qué hace un filtro de partículas

Antes de profundizar en los consejos de mantenimiento y las averías, debemos saber para qué sirve un filtro de partículas, que es obligatorio en Europa para los motores diésel desde 2011, momento en el que entró en vigor la normativa EURO 5.

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El filtro antipartículas, FAP o DPF (Diesel Particulate Filter) reduce la emisión de partículas sólidas y óxidos de nitrógeno generados en la combustión de un motor alimentado por gasóleo. Dicha reducción puede llegar al 99% de efectividad, algo que podemos comprobar cuando al acelerar a bajas revoluciones o de manera enérgica en subida, el vehículo no expulsa la tradicional y molesta nube de humo negro por el escape.

Explicación gráfica del funcionamiento de un filtro de partículas.

El filtro antipartículas se coloca en el sistema de escape y consta de un panal cerámico poroso dotado de numerosos conductos que atrapan las partículas generadas por la combustión. En ocasiones forma una única pieza con el catalizador, aunque no debemos confundir uno con otro.

El panal cerámico mencionado anteriormente, dispone de múltiples canales, teniendo algunos de ellos la entrada cerrada y el resto al contrario, la salida. Por tanto, para que los gases puedan salir del filtro antipartículas, están obligados a atravesar la pared porosa de los canales, quedando atrapadas las partículas nocivas.

Ello propicia que el filtro vaya saturándose progresivamente de carbonilla, formada por las partículas atrapadas, por lo que es necesario eliminarlas, ya que el filtro antipartículas no se sustituye periódicamente como en el caso del filtro de aire o aceite.

Aquí entra en juego el catalizador o aditivo, situado en la superficie del filtro y que rebaja la temperatura necesaria para quemar la carbonilla a unos 350 ºC, pues de lo contrario sería necesaria casi el doble.

Esta es la regeneración pasiva, que en realidad es insuficiente y requiere del apoyo de la regeneración activa, especialmente en vehículos empleados en su mayor parte en entornos urbanos en los que las temperaturas no alcanzan su punto óptimo. Para ello, el sistema inyecta combustible adicional en los cilindros para calentar los gases y contribuir a la eliminación de la carbonilla en el filtro. Ello conlleva un leve aumento del consumo del motor, alrededor del 10%.

¿Por qué se avería un filtro antipartículas?

¿Cuándo sabe el vehículo que debe realizar esta regeneración activa? Al irse saturando el filtro, se genera un diferencial de presión entre la entrada y la salida del mismo, lo que permite a la centralita electrónica (ECU) determinar que se hace necesaria una regeneración activa. Este proceso puede durar unos 20 minutos y no debe interrumpirse o de lo contrario la acumulación de carbonilla crecerá hasta un punto en el que será imposible eliminarla.

Por tanto, la principal causa de avería que sufre un filtro de partículas es su obturación a consecuencia de haber interrumpido en varias ocasiones el proceso de regeneración. En ese momento el cuadro de mandos emitirá un aviso y es muy probable que el motor no funcione bien. Es algo a lo que debemos prestar especial atención si acostumbramos a realizar trayectos cortos y/o urbanos en los que el motor no alcanza su temperatura óptima o no circula a alto régimen durante un largo periodo de tiempo.

Los entornos urbanos son perjudiciales para los filtros de partículas.

Para evitar la avería, es aconsejable tener en cuenta lo siguiente:

  • No apagar el motor durante la regeneración. Algunos coches indican que se está realizando la misma mediante un testigo, pero de no ser así se puede llegar a detectar al notar que el consumo de combustible instantáneo aumenta o que el motor suena más de lo habitual, aunque no siempre es sencillo.
  • Respetar los plazos de mantenimiento. Algunos conductores no se toman lo suficientemente en serio las revisiones del vehículo y, en el caso del filtro antipartículas, las consecuencias son igualmente dolorosas para el bolsillo a largo plazo.
  • Evitar trayectos cortos. Cuando se realizan paradas frecuentes o trayectos urbanos de corto recorrido, el motor no alcanza la temperatura idónea y el filtro no funciona correctamente. Además, el proceso de regeneración no será posible al no alcanzarse los grados suficientes para realizar la pirólisis. En caso de conducir mucho por ciudad, debemos procurar salir a la carretera al menos durante media hora cada aproximadamente 1000 kilómetros y por encima de las 2000 rpm, para permitirle al motor completar la regeneración.
  • Elegir un lubricante específico. Los aceites con bajo contenido de cenizas, fósforo y azufre están especialmente indicados para coches con filtro antipartículas, pues durante la regeneración el combustible adicional inyectado ensucia más el lubricante.

Tipos de filtro antipartículas

Aunque todos realizan la misma función, podemos encontrar diferentes tipos de filtros en el mercado.

  • Sin aditivo: la ausencia del mismo hace que sea necesario colocar el filtro muy cerca del motor para aprovechar al máximo la temperatura, pues son necesarios al menos 650 ºC para realizar la regeneración. Es el tipo más común y suele durar tanto como el coche en el que va instalado.
  • Con aditivo: este modelo de filtro usa la cerina como aditivo para reducir la temperatura necesaria para la regeneración en unos 200 ºC, por lo que se coloca en una zona más alejada de la línea de escape. El aditivo, que no debe confundirse con la urea o AdBlue que exige la normativa EURO 6, se va consumiendo con cada regeneración y por lo tanto debe reponerse según la recomendación del fabricante, que suele oscilar entre los 80 y los 140.000 kilómetros, algo a lo que también contribuye el tipo de conducción y la frecuencia con la que la regeneración sea necesaria. El coste de la reposición del aditivo ronda los 100 euros.

El filtro de partículas está obstruido, ¿qué hago?

Llegado el momento de tener que tomar una decisión sobre cómo solucionar nuestro problema con el filtro de partículas, podemos optar por una solución temporal y de emergencia o cortar por lo sano.

El primer caso consiste en una limpieza del filtro con ultrasonido, que básicamente consiste en hacer vibrar las partículas para desincrustarlas del filtro. Esto nos solucionará el problema por un tiempo, pero pasadas unas decenas de miles de kilómetros volveremos a tener el mismo problema. El coste de este tipo de limpieza oscila entre los 150 y los 500 euros, dependiendo del tipo de vehículo que tengamos.

La segunda opción, y la más recomendable si nos lo podemos permitir, es sustituir el filtro por uno nuevo, lo que costará alrededor de los 2000 euros para un vehículo de tamaño medio y unos 2 litros de cilindrada.

¿Es legal retirar el filtro antipartículas?

No, no lo es. La normativa anticontaminación obliga a utilizarlo y retirarlo supone una infracción, pero aún así hay conductores que acuden a un taller para retirarlo por unos 350 euros, eliminando así una potencial avería.

Para ello, se suele retirar el panal del filtro y se reprograma la centralita para que no ordene una regeneración activa, dejando la carcasa en su lugar para no levantar sospechas en la ITV. Ello provoca una disminución del consumo en alrededor de un 10%, así como un incremento leve de las prestaciones. Sin embargo, estaremos contaminando en mayor medida y nos arriesgaremos a sufrir una multa cuando realicemos la inspección periódica a nuestro vehículo.

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