"Todos deberíamos poder decidir cuándo pasarnos al coche eléctrico", Shell planta cara a Europa

La decisión de la Unión Europea de prohibir los vehículos con motor de combustión a partir de 2035 sigue generando polémica y críticas, ya que muchos implicados consideran un error forzar la transición eléctrica. Shell y Repsol han sido las últimas en hacerlo.

"Todos deberíamos poder decidir cuándo pasarnos al coche eléctrico", Shell planta cara a Europa
Un conductor llena el depósito de su vehículo en una estación de servicio - Freepik

5 min. lectura

Publicado: 05/06/2025 15:30

Recientemente, Josu Jon Imaz (CEO de Repsol) se ha posicionado radicalmente en contra de la imposición del coche eléctrico como única vía para el transporte del futuro en la Unión Europea.

En unas declaraciones que puedes leer en este artículo, el dirigente vasco señaló que el proceso de compra de un automóvil debería ser personal, y no impuesto por «la ideología», rechazando de plano lo que considera una «hiperregulación y políticas ecológicas radicales». Es más, incluso llegó a afirmar que «un coche diésel [actual] emite menos CO₂ en su ciclo de vida que uno eléctrico».

Ahora, otro alto directivo de una de las compañías energéticas más importantes del mundo, Shell, se ha expresado en términos similares. Se trata de Florian Glattes, hombre a cargo de Shell en Alemania, Austria y Suiza como director general de Movilidad, y que también es vicepresidente global de Soluciones de Movilidad Eléctrica.

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«Los combustibles y los biocarburantes tendrán que estar disponibles durante bastante tiempo»

La electromovilidad, la gasolina y el diésel

Lo cierto es que son muchas las voces que claman un excesivo radicalismo de la Unión Europea en materia de movilidad eléctrica. Circunstancia en la que, además, está prácticamente sola en el mundo, diluyéndose, por tanto, el potencial efecto que sus políticas puedan tener.

Florian Glattes también lo piensa y, aunque afirma tener «mucha simpatía por la electromovilidad», matiza que también lo tiene por «el negocio de la gasolina y el diésel».

El dirigente alemán recuerda que Shell apostó por la electromovilidad hace ya varios años, pero eso no implica necesariamente que haya que completar la transición de forma forzada y acelerada.

«Miramos las cifras hace siete u ocho años. Y en ese momento ya se estaba haciendo evidente que la flota de coches eléctricos crecería con fuerza. Como resultado, decidimos invertir más en electromovilidad. En la industria energética, la gente no piensa en años, sino en décadas. Para ello, necesitamos saber cuál es la fuente de energía del futuro», argumenta.

Glattes reitera que en Shell siguen convencidos de dicha apuesta y de que los «coches eléctricos jugarán un papel importante», pero considera que la clave está en entender que «estamos hablando de décadas en las que todavía necesitamos combustible».

Europa y 2035

Europa ha dado el paso de apostarlo todo al coche eléctrico y, de hecho, ni siquiera considera que los combustibles sintéticos o los biocarburantes sean una opción intermedia que merezca la pena considerar.

A este respecto, Glattes se muestra escéptico, afirmando que en Shell están «convencidos de que la electromovilidad jugará un papel cada vez más relevante, pero que «posiblemente no sea la única». Y, de hecho, coincide con Josu Jon Imaz en que «todo el mundo debería poder decidir por sí mismo cuándo ha llegado el momento de pasarse a un coche eléctrico».

«En nuestra opinión, los combustibles y los biocarburantes tendrán que estar disponibles durante bastante tiempo. Es importante que tengamos un marco regulatorio con el que podamos planificar a largo plazo», reitera el máximo responsable de Glattes en Centroeuropa.

Shell apuesta por la movilidad eléctrica, pero al ritmo que marque el mercado.

Finalmente, Glattes apunta que la electromovilidad no va a la misma velocidad en todos los tipos de transportes, al tiempo que reconoce su desconfianza en que el hidrógeno pueda ser una alternativa a corto o medio plazo.

«En nuestra opinión, la movilidad eléctrica a batería es el camino ideal hacia el futuro de los turismos. Esto aún no está del todo claro en el caso de los camiones. Por otro lado, no vemos el hidrógeno como una opción significativa en el transporte por carretera antes de 2030», concluye Glattes.

Y tú, ¿consideras que la Unión Europa hace bien al cortar por lo sano en 2035 o apoyas que la transición eléctrica se haga de forma natural y al ritmo que el mercado y la ciudadanía marquen?

Fuente: Edison.media

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