Northvolt era la gran apuesta del coche eléctrico en Europa, pero se hunde entre sospechas de sabotaje chino
Northvolt, la gran esperanza europea en baterías para coches eléctricos, se enfrenta a graves problemas financieros y técnicos. Despidos masivos, proyectos suspendidos y una posible intervención china amenazan no sólo a la empresa, sino también a Europa.
Europa se enfrenta a un desafío cada vez mayor en su intento por liderar la transición hacia la movilidad eléctrica y la independencia tecnológica de su industria automotriz. La transición al coche eléctrico sigue su curso y el Viejo Continente cada vez se queda más rezagado.
La situación de Northvolt, la gran apuesta europea en el campo de las baterías para vehículos eléctricos, se ha deteriorado dramáticamente en los últimos meses. La empresa, que fue vista como una piedra angular para reducir la dependencia europea de fabricantes asiáticos, está ahora al borde del colapso financiero y técnico.
Algunos componentes parecían ser controlables de forma remota, lo que ha levantado sospechas de una posible interferencia externa
Northvolt: del éxito prometedor al riesgo de colapso
Northvolt, fundada en 2016 por el exejecutivo de Tesla Peter Carlsson, surgió como un símbolo del esfuerzo europeo por construir una cadena de suministro local de baterías de iones de litio. Su gigafactoría en Skellefteå, Suecia, fue diseñada para ser una pieza clave en la estrategia energética europea.
La compañía recibió un fuerte apoyo tanto del gobierno sueco como de varios socios europeos, incluida la Unión Europea y grupos automotrices como Volkswagen, Volvo y Scania, con la esperanza de que la planta impulsara la adopción de vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía renovable.
Sin embargo, a pesar de las altas expectativas, la realidad ha golpeado con fuerza a Northvolt. La empresa anunció recientemente que planea despedir a 1.600 empleados, incluidos 1.000 de su planta en Skellefteå.
Además, ha suspendido sus planes de expansión masiva en esta fábrica, poniendo en espera un proyecto que buscaba aumentar su capacidad de producción en 30 GWh adicionales. Ahora, la compañía se centrará en acelerar la producción de celdas de batería en su planta existente, priorizando los compromisos con sus clientes automovilísticos actuales.
Detrás de esta medida drástica están las dificultades financieras y operativas a las que se ha enfrentado Northvolt. Según diversos informes, la empresa necesita una inyección de capital de aproximadamente 7.500 millones de coronas suecas (unos 663 millones de euros) para evitar una crisis de liquidez que amenaza con paralizar completamente sus operaciones.
Este escenario ha encendido las alarmas en toda Europa, ya que el fracaso de Northvolt no sólo sería un golpe para Suecia, sino también para las ambiciones energéticas de todo el continente.
Wuxi Lead, ¿un caballo de Troya en Northvolt?
Más allá de los problemas financieros, Northvolt también se ha visto atrapada en una compleja relación con su proveedor chino, Wuxi Lead, que podría estar en el corazón de sus dificultades técnicas.
Según un artículo del comentarista sueco Lars Wilderäng, la maquinaria suministrada por Wuxi Lead, esencial para la fabricación de baterías de iones de litio, ha sido defectuosa desde el principio, lo que ha impedido que Northvolt opere a plena capacidad.
Wilderäng sugiere incluso que los problemas podrían no ser accidentales. En su artículo, detalla cómo los equipos de Wuxi Lead han sido prácticamente imposibles de operar sin la presencia constante de técnicos chinos, lo que ha dejado a los equipos suecos de Northvolt prácticamente incapacitados para gestionar la producción de manera independiente.
Aún más preocupante, según el comentarista, es la idea de que ciertas funcionalidades de las máquinas podrían haber sido deliberadamente omitidas o saboteadas, insinuando un posible intento de sabotaje industrial por parte del fabricante chino.
El artículo de Wilderäng describe cómo la documentación proporcionada con los equipos estaba incompleta o incluso censurada, y cómo algunos componentes parecían ser controlables de forma remota, lo que ha levantado sospechas de una posible interferencia externa en las operaciones de Northvolt.
Esta falta de transferencia de conocimiento ha sido un obstáculo importante para la planta de Skellefteå, que ha permanecido inactiva durante largos períodos. Mientras tanto, sólo la planta piloto más pequeña en Västerås sigue en funcionamiento.
Todo esto ha dejado a Northvolt en una posición extremadamente vulnerable, con el riesgo inminente de que los salarios de sus empleados no se puedan pagar a partir de finales de septiembre de 2024, según Wilderäng.
¿Una oportunidad para China?
El futuro de Northvolt pende de un hilo, y algunos especulan que los actores chinos están esperando que la empresa colapse para adquirir sus activos. Este posible desenlace sería un duro golpe para los esfuerzos europeos por mantener el control de una industria estratégica como la fabricación de baterías para vehículos eléctricos.
Si Northvolt cae en manos chinas, Europa podría perder el control sobre una parte crucial de su cadena de suministro energética, lo que fortalecería aún más la posición dominante de China en el mercado global de baterías.
Esta situación plantea no sólo cuestiones sobre la viabilidad técnica de Northvolt, sino también sobre las implicaciones geopolíticas de depender de fabricantes chinos para tecnología clave.
La posibilidad de que haya habido una manipulación intencionada en los equipos de Wuxi Lead también pone sobre la mesa importantes interrogantes éticos y de seguridad en la colaboración con proveedores extranjeros.
Implicaciones para Europa
El posible colapso de Northvolt subraya lo frágil que es la posición de Europa en su búsqueda de la independencia energética. La dependencia de equipos y tecnología extranjera, en este caso de China, ha demostrado ser un punto débil crítico. Si bien la inyección de capital podría salvar a Northvolt temporalmente, queda claro que no resolverá los problemas técnicos subyacentes.
La historia de Northvolt es un recordatorio de que la carrera por la autosuficiencia energética no requiere únicamente inversiones financieras masivas, sino también la capacidad de desarrollar y controlar la tecnología necesaria para mantener esas operaciones.
Si Europa no logra reforzar su posición, corre el riesgo de quedarse definitivamente rezagada en una industria que será crucial en las próximas décadas. No en vano, el desenlace de esta crisis no sólo determinará el futuro de Northvolt, sino también el de las ambiciones energéticas de toda Europa.
Fuente: Automotive News Europe | Cornucopia