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IndyCarLicencia por puntos y chasis común con Indy Lights, en el horizonte

  • La categoría ha presentado un plan quinquenal con el objetivo de revitalizar el número de inscritos en su categoría soporte.
  • Los pilotos de Fórmula 1 y NASCAR, así como los mejores de Indy Lights, tendrán licencia automática.
  • 2023 es el año fijado para un posible chasis común que reduzca costes y aumente la participación en ambas disciplinas.

10 min. lectura

Publicado: 02/08/2018 19:30

En los últimos años, la IndyCar ha experimentado un gran crecimiento a nivel competitivo y de salud económica, que ha permitido a la categoría recuperar gran parte del prestigio internacional que poseía a principios de los 90, tras la infame guerra civil de 12 años iniciada en 1996 entre Indy Racing League y CART. No obstante, la categoría ha enfrentado de forma frecuente un problema que parecía haberse convertido en endémico en esta década: las pobres parrillas de la Indy Lights, su principal categoría soporte.

Desde 2010, la categoría cuenta con su propia escalera formativa hacia la cumbre, el Road to Indy, en el que se integraron la US F2000, la Pro Mazda y la Indy Lights. Al año siguiente, el gigante automovilístico Mazda pasó a ejercer de benefactor con unas generosas becas para los ganadores de cada categoría, que les permitía avanzar al siguiente nivel sin necesidad de más apoyo económico; en el caso del campeón de Indy Lights, la beca de un millón de dólares garantizaba disputar al menos las 500 millas de Indianápolis y unas 3-4 carreras adicionales, siendo vital para los debuts del campeón Josef Newgarden, de Ed Jones (actual piloto de Ganassi) o Spencer Pigot, además de pilotos como Tristan Vautier o Gabby Chaves, que llegaron a competir toda la temporada.

Pese a ese incentivo, Indy Lights ha contado con parrillas muy escasas desde 2012, y ni siquiera la entrada de Andersen Promotions (exitosos en categorías inferiores) como co-gestores en 2014, la introducción de un nuevo monoplaza en 2016 y un breve incremento de participantes ha servido de mucho para contener unos costes insostenibles para equipos y pilotos, pasando de 16 competidores ese año a solo siete en 2018. Para añadir más leña al fuego, esta semana Mazda anunció que su implicación en el Road to Indy, becas incluídas, culminará al término de esta temporada, una decisión encuadrada en un plan de redistribución y reducción de gastos en materia deportiva.

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Habiendo comunicado sus planes desde hace un tiempo a IndyCar y a Andersen, estos han tenido margen para diseñar un plan de acción quinquenal, que involucrará de forma decisiva a la máxima categoría, y que fue desvelado este miércoles. El plan comprende cuatro materias consideradas fundamentales para el futuro inmediato de la Indy Lights: "una reducción en los presupuestos de los competidores, un incremento en los premios monetarios, la expansión del programa de test de IndyCar" y, de forma significativa, la introducción de unos "criterios revisados para obtener una licencia en IndyCar".

Desde su entrada en 2011, Mazda ha repartido más de 12 millones de dólares en becas.

Según ha publicado RACER, la categoría ha apostado por adoptar un sistema de puntos, similar al empleado por la Fórmula 1 para su Superlicencia, que buscará incentivar la participación en Indy Lights poniendo especial énfasis en los logros obtenidos allí. Así, un piloto de Indy Lights tendrá acceso automático a una licencia de IndyCar si consigue terminar entre los tres primeros en una temporada, o si acaba entre los cinco primeros en dos temporadas consecutivas. Asimismo, cualquier piloto que haya competido en Fórmula 1 o en la NASCAR Cup Series obtendría automáticamente una licencia si la solicitase, así como cualquier otro piloto que haya gozado de un "determinado nivel de éxito o experiencia en otras categorías".

El director de competición de IndyCar Hay Frye ha asegurado que "no todas las categorías del mundo estarán mencionadas" en el reparto de puntos, del cual no se han publicado detalles concretos, pero sí se ha asegurado que otros candidatos podrían obtener la licencia alcanzando un determinado número de puntos a lo largo de un periodo de dos años en el Mundial de Resistencia, la NASCAR Xfinity Series, la Fórmula E y categorías formativas (Fórmula 2 y 3 de la FIA, las otras categorías del Road to Indy y, previsiblemente, las Fórmulas 3 y 4 estadounidenses gestionadas por la SCCA).

Alfonso Celis Jr. comenzó el año en Indy Lights antes de debutar en IndyCar en Road America. Un sistema de puntos, dados sus resultados y los que traía de Europa, no lo habría autorizado.

También se establecerá una "licencia de test", a la que se tendrá acceso por medio de resultados o experiencia previa en IndyCar, Indy Lights o Pro Mazda, amén de posibles excepciones. "Es, sin duda, una directriz, algo que nunca hemos tenido antes, y dado que hemos tenido mucha expansión últimamente, hemos creído apropiado crear una fórmula sobre cómo convertirse en piloto de IndyCar", comentó Jay Frye. "En general, queremos concentrar ese proceso y usar Indy Lights como un terreno de formación para que los pilotos estén listos para nuestro diverso conjunto de circuitos y desafíos".

El otro gran aspecto que involucra a la IndyCar es la intención de adoptar, en 2023, un chasis común que también pudiera emplearse en Indy Lights con determinadas modificaciones. Este concepto, arraigado en competiciones de stock car, midgets y otras disciplinas, fue planteado en su momento por el extinto fabricante Lola cuando presentó su propuesta de nuevo chasis para la temporada 2012. Este año, se ha implementado con éxito en Pro Mazda, una categoría que, tras años de parrillas escuálidas, ha adoptado el chasis que la US F2000 introdujo el año pasado, con varios cambios aerodinámicos, viendo ambas categorías grandes incrementos en su número de inscritos.

El Tatuus PM-18, la adaptación del USF-17 que Pro Mazda ha empezado a utilizar esta temporada.

Esta medida tendría como objetivo, además de una importante reducción de costes, incentivar que los equipos de IndyCar se involucren en Indy Lights, como ocurre en NASCAR (algo que a día de hoy solo hacen Andretti y la recién promocionada Juncos), y facilitar a su vez que los equipos de Indy Lights puedan incursionar en la disciplina superior. "Además, se abrirían oportunidades de negocio en las que un equipo de Indy Lights podría usar su coche para hacer la Indy 500, y después usarlo para competir a tiempo completo cuando estén listos", asegura Frye. "Los equipos de ambas categorías podrían venderse o alquilarse coches entre sí, vender partes comunes (...) Es demasiado pronto para decir que podremos hacerlo, pero es algo que estamos evaluando".

En esa misma línea, la de incentivar que los equipos de IndyCar tengan su propio "programa junior", aquellos que alineen a un piloto de Indy Lights tendrán dos días de test adicionales, uno más que en la actualidad. Todo esto, con el añadido de que el piloto en cuestión deberá hacer todos los kilómetros y no solo media jornada, como hasta hora. Además, los equipos con programa dual en ambas categorías tendrán beneficios adicionales, como un tercer día de test extra y, solo para nuevos inscritos en 2019, tests muy económicos en Indy Lights.

También se ha asegurado que, al menos en Indy Lights, el programa de becas no solo va a continuar, si no que el premio monetario se verá ligeramente incrementado hasta 1.1 millones de dólares, aumentando también la cantidad de dinero que recibirán el ganador de la Freedom 100 en el óvalo de Indianápolis y los tres primeros en cada carrera. Otras medidas dirigidas específicamente a la Indy Lights consisten en reducir los presupuestos anuales hacia los 900.000 dólares, al ampliar el periodo de vida del actual chasis (introducido en 2015) hasta 2022 y reducir los costes de neumáticos y alquiler de motores, y la posible adopción de un programa similar al del Leader's Circle que se usa en IndyCar, donde los participantes a tiempo completo gozan de una cantidad asegurada de ingresos.

Fuente: RACERFotos: IndyCar Media

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