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Las 5 claves del Mercedes C 220 d, la berlina diésel del momento

En Motor.es hemos podido poner a prueba durante cinco días al Mercedes Clase C 2022 en su variante 220 d con el paquete AMG. Hemos recorrido más de 1.500 km a bordo entre Madrid y Barcelona para probar el vehículo en todos los escenarios en plena cobertura de los test de pretemporada de Fórmula 1.

Las 5 claves del Mercedes C 220 d, la berlina diésel del momento
Probamos el Mercedes Clase C en su variante 220 d en todo tipo de trayectos. ¿Cumplirá las expectivas?

19 min. lectura

Publicado: 09/03/2022 17:00

De entre toda la duración de la cesión, hemos pasado casi un día entero conduciendo el Clase C, siendo el primero de los trayectos un Madrid-Barcelona de más de 600 km sin paradas. Un viaje de no menos de 6 horas por autovía y un tramo de carretera secundaria como la N-II que separa Zaragoza de Lérida. Una vez allí, el uso del vehículo se limitó a trayectos de no más de 25 km para movernos desde el circuito hasta el hotel, por lo que también pusimos a prueba a este Mercedes a las condiciones de tráfico típicas de las grandes ciudades.

Fue solo al regreso y con más de 1200 km a nuestras espaldas cuando tuvimos que parar a repostar, para luego continuar nuestra prueba por las calles y avenidas del centro de Madrid. Una prueba más que completa, donde combinamos travesías por las dos grandes ciudades del país, con tramos interurbanos entre carreteras secundarias y autovías que nos dieron una gran perspectiva en los apartados de consumos, confort, así como todo el apartado tecnológico que envuelve a este Mercedes Clase C. Con todo este preámbulo, estas son nuestras conclusiones de la berlina diésel del momento.

El Mercedes Clase C ha demostrado mantener una fusión perfecta entre deportividad y elegancia

1. Confort para devorar kilómetros

    Las primeras sensaciones al volante en carretera son similares a las de cualquier otra berlina de lujo alemana, pero es el paso de las horas al volante lo que marca las diferencias. Todo en este Clase C está enfocado a reducir al mínimo los niveles de fatiga durante la conducción. Primero por la configuración de sus asientos, que gracias a la regulación eléctrica podemos adaptar a nuestras necesidades, a todas. Desde el ángulo de las aletas laterales, hasta la altura de las piernas, la inclinación del respaldo o la zona lumbar.

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    Además, el hecho de contar con el paquete Premium Plus con asientos de regulación eléctrica, con ventilación, calefacción y lo más importante, con función de masaje, era la guinda del pastel para nuestro viaje de larga duración donde la prioridad era llegar a tiempo al destino. Cuando los lumbares empezaban a flaquear, siempre podías pedirle al coche mediante el comando “Ey Mercedes” que te diera un masaje. Eso o configurarlo a tu medida desde el sistema multimedia.

    Los niveles de rumorosidad son más que aceptables a 120 km/h. Puedes mantener una conversación con el copiloto con total normalidad, hacer una llamada o ponerte música o un podcast gracias al equipo de sonido opcional firmado por Burmester, un extra caro hay que decir, pero que merece la pena en un coche de estas características. El confort de marcha también es espléndido cuando la carretera acompaña, el coche apenas tiene balanceo en curva, el tarado de las suspensiones es firme y la dirección es muy directa.

    Siempre podremos regular cualquier parámetro del asiento para encontrar la postura más ergonómica

    Sin embargo estas características a priori deportivas, pasan factura en los tramos bacheados, donde incluso con el reglaje de las suspensiones en modo ‘Confort’, botamos hasta tal punto, que puedes notar como la carga del maletero se va desplazando por el interior. Tampoco ayudan las llantas de aleación AMG de 19” disponibles en esta unidad.

    Quizá uno de los puntos más negativos en cuanto a la relación estética-confort, pues en los alrededores del Circuit de Barcelona-Catalunya, donde utilizamos este C 220 d a diario, atravesar los badenes y bananas disuasorias en los tramos de los polígonos industriales se hacía tarea complicada. Esta sensación de exceso de dureza también la notamos en carreteras poco cuidadas, como las mencionadas en las inmediaciones del Circuit, o en uno de los tramos de la autovía de Lérida que estaba repleta de parches.

    Las llantas AMG de 19" son un opcional que convendrá valorar de cara a la practicada del día a día

    2. Consumos: la eficiencia de un motor diésel

      A nivel mecánico, nuestra unidad contaba con uno de los motores estrella de la marca alemana: el C 220 d. Un propulsor renovado y adaptado a las últimas normativas de emisiones que cuenta de serie con el sistema de micro hibridación de 48V que le otorga a este Clase C la etiqueta ECO de la DGT. Con 200 CV más un apoyo eléctrico en aceleración de otros 20 extra, para el propósito del coche sobra potencia. Y este matiz es importante. No cuenta con unas cifras de aceleración sorprendentes, el 0-100km/h se homologa en 7,3 segundos, pero ¿para qué queremos más? Tenemos un motor diésel extremadamente eficiente que mueve los 1755 kg del coche con plena soltura, y que cuenta con todo tipo de sistemas para ahorrar hasta la última gota de combustible.

      Donde sí que notamos el déficit de potencia es en las recuperaciones a la hora de hacer algún adelantamiento. Esto se debe a que a velocidades de crucero, la caja de cambios 9G-Tronic de tipo convertidor de par de nueve velocidades, va siempre en la relación más larga para ser lo más eficiente posible, concretamente en torno a las 1500 revoluciones. De modo que a la hora de llevar el acelerador hasta el piso para realizar una maniobra de adelantamiento, el sistema tiene que bajar al menos hasta 4ª velocidad, para llegar a esas 4200rpm donde el par de 440 Nm de este 220 d saca su máximo potencial. Existe la opción de reducir marchas mediante las levas del volante, pero para el caso es lo mismo.

      En los trayectos largos por carretera, recordemos, haciendo Madrid-Barcelona ida y vuelta, respetando siempre la velocidad de la vía, conseguimos un consumo medio de 4,5l/100km, que es justo la cifra que homologa este Clase C en ciclo WLTP. Un dato excelente. Cabe resaltar que esta cifra la obtenemos siempre utilizando el modo Eco, que es no solo el idóneo en estas situaciones, sino que es el que recomendamos utilizar en el 90% de los casos. Además nos ayudamos de las asistentes a la conducción como el Distronic Plus para el Control de Crucero Adaptativo, de modo que dejamos al vehículo acelerar a su ritmo después de un adelantamiento, o gestionar la velocidad en los tramos congestionados.

      El 220 d se caracteriza por una entrega de potencia sosegada, y un control de los consumos

      Una pega que podríamos encontrarle a este Control de Crucero Adaptativo es la omisión del ‘modo vela’ en los descensos, porque si lo tenemos activado, tendremos que quitarlo para que entre en funcionamiento. El modo vela se activa automáticamente en “conducción manual” en función de la orografía del terreno. Se activa en la instrumentación con una D en color verde. En cuestas pronunciadas, podemos avanzar durante un par de kilómetros sin necesidad de pisar el pedal del acelerador. Utilizándolo de forma inteligente podemos apurar unas décimas la autonomía.

      También en ciudad podemos aprovecharnos de esto al aplicar la técnica del “lift and coast”, soltando con mucha antelación el acelerador antes de un cruce o un semáforo. Puede parecer una tontería, pero en ciudad más nos vale ser eficientes. Si bien la autovía es el terreno perfecto para este 220 d, la urbe es el enemigo. En tramos diarios de 25 km, con atascos, semáforos, cruces, rotondas… en definitiva acelerando y frenando constantemente, los consumos se disparan hasta los 7l/100km. No obstante, combinando trayectos, nosotros hemos llegado hasta los 1213 km con un solo depósito de 66l a razón de 5,43l/100km.

      La ciudad es el talón de Aquiles de este C 220 d. Difícilmente bajaremos de los 7 litros

      Combinando trayectos, hemos conseguido hacer 1213 km con un depósito de 66 litros a razón de 5,43l/100km

      3. Un sistema multimedia venido del futuro

        Heredado de su hermano mayor el Clase S, el nuevo sistema MBUX 2.0 se integra en la gama de la Clase C de serie. Un sistema multimedia mejorado y optimizado que está pensado para conocerte como conductor y adaptarse a tus necesidades. Un ejemplo es el del posicionamiento del asiento, volante, o la temperatura de la climatización. Al principio el sistema multimedia es tan complejo (y completo) que cuesta hacerse al funcionamiento, por lo que habrá que dedicarle unos minutos para conocer lo esencial.

        En la parte inferior de la generosa pantalla de 12,6” contamos con un módulo fijo de climatización para regular la temperatura de los ocupantes, y además cuenta con un menú interno para ajustar el resto de parámetros, que no son pocos. Es cierto que no tener mandos físicos para este tipo de funcionalidades puede provocar rechazo, sin embargo siempre podemos pedirle al coche que nos ayude gracias a los comandos de voz: “Ey Mercedes, tengo frío”, y viceversa. Al final todas las marcas se han metido de lleno en la filosofía de eliminar las botoneras físicas para centralizarlo todo en las pantallas.

        En la parte inferior contamos sí con botoneras físicas, como por ejemplo el selector de modos de conducción

        En cuanto al resto de funcionalidades, hay que destacar la navegación. Con este MBUX 2.0 se ha integrado la realidad aumentada, de modo que al atravesar un cruce o en medio de una rotonda, se nos encenderá la cámara delantera en la pantalla y una flecha nos indicará la salida que tomar como si se tratara de un videojuego. Por si esto fuera poco, el Head Up Display proyectado directamente sobre el parabrisas cuenta con una pantalla específica de navegación donde podemos ver el dibujo de la ruta sin desviar la mirada de la carretera.

        Una de las experiencias más satisfactorias ha sido sincronizar el móvil y poder hablarle al coche directamente

        En el cuadro de instrumentos de 10,25”, también contamos con multitud de información y con la posibilidad de personalizar lo que vemos a través de los diferentes módulos. Desde la pantalla más minimalista, la deportiva, la clásica, la de navegación, hasta la de los asistentes donde vemos a nuestro coche en la pantalla junto con el resto de obstáculos.

        El contraste de los colores y la calidad de los materiales hacen que los destellos del sol no sean un problema

        A nivel de conectividad en este Mercedes Clase C 2021 contamos con la última tecnología. Eso quiere decir que mediante Android Auto o Apple Car Play, podemos volcar nuestro móvil al coche cada vez que accedamos a él. Una de las experiencias más satisfactorias de nuestro viaje ha sido precisamente esta, la de dejar el teléfono en el hueco para la carga inductiva y poder hablarle al coche para reproducir nuestra canción favorita o hacer una llamada mientras devoramos kilómetros.

        Quizá la mayor pega de todo el sistema sea el de la respuesta háptica en las botoneras del volante, que además al estar bañadas en negro piano se ensucian con facilidad. Si bien los gestos para subir y bajar el volumen o para aumentar y reducir la velocidad del control de crucero están bien conseguidos, la cruceta superior para navegar por la instrumentación o la pantalla del sistema multimedia nos dieron algunos problemas.

        Para evitar distracciones, muchas veces prescindíamos de usar los controles del volante

        4. Asistentes que te hacen la vida más fácil

          El nuevo Mercedes Clase C cuenta con el paquete de ayudas a la conducción Distronic Plus, que incluye desde el asistente al aparcar hasta el control de crucero adaptativo mencionado anteriormente. A nivel de seguridad el conjunto de los sistemas te aporta la tranquilidad de que el vehículo tiene todo bajo control, tanto en ciudad como en carretera. Nunca hay que dejarlo todo en manos de la máquina, eso está claro, pero por ejemplo activar el Control de Crucero Adaptativo junto con el Lane Assist en carretera, te permite reducir los niveles de fatiga.

          La gestión del espacio con el vehículo de delante, el asistente de cambio de carril, o el frenado automático en situaciones de tráfico funcionaron durante toda la prueba sin ninguna pega. En cuanto a la lectura de señales, si es cierto que a veces el sistema confundía una señal lateral para un desvío a 60km/h con la señal principal de la vía. Sin embargo como las transiciones de velocidad eran muy graduadas, bastaba con cancelar los asistentes y activarlos de nuevo.

          En la insignia se encuentra un panel calefactor que evita que la meteorología afecte a los sistemas de seguridad

          5. Nunca es de noche en un Clase C

            Uno de los pilares tecnológicos de Mercedes es su sistema de iluminación Digital Light, también heredado de la Clase S y que hemos podido probar a fondo por la noche con unos resultados más que satisfactorios. En carretera se disfruta de una iluminación clara, homogénea y sin sombras, que además gracias a la tecnología matricial se adapta a las condiciones de la vía aumentando o disminuyendo la intensidad.

            Esto es algo que se puede observar en el cuadro de instrumentos mediante los testigos de la luz de cruce y la luz de carretera. El vehículo lo gestiona todo automáticamente. Cómo no, en un coche de estas características contamos con faros adaptativos que orientan el haz de luz hacia el interior de la curva, pero no solo eso. Lo más sorprendente de este sistema de iluminación es el recorte automático de la proyección de luz sobre aquellos elementos que podemos deslumbrar, ya sea una acera con peatones, el coche que teníamos delante o los que vienen de frente.

            En el interior de los faros se encuentran 1,3 millones de espejos refractan y reflejan la luz

            En definitiva, este Mercedes Clase C 2022 es la perfecta fusión entre deportividad y elegancia, su habitabilidad interior y su eficiencia en los consumos lo hacen un coche ideal para viajar, y además el conjunto de asistentes a la seguridad y el renovado sistema multimedia son un plus con respecto a su competencia.

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