Tras probarlo, este bonito coupé de 245 CV me deja loco: es el juguete perfecto y, además, gasta como un diésel
Para muchos, la era de la diversión al volante ya ha pasado. Sin embargo, BMW demuestra que no es así y que tampoco hay que recurrir a las versiones M “puras” para obtener sensaciones, deportividad y un sonido adictivo. El 230i Coupé es la muestra de que hay vida más allá de la electrificación.

Hay quien dice que la época de los coches verdaderamente divertidos ya ha tocado a su fin. Que a partir de ahora la electrificación será la única vía de movilidad y que esta no ofrece los niveles de sensaciones de un coche con mecánica tradicional. Sin embargo, yo vengo hoy a decir justamente lo contrario: aún hay vida más allá de la electrificación, pues siguen existiendo auténticos coches considerados como «juguetes para adultos».
BMW sabe bien de lo que hablo. Y es que hace sólo unas semanas también pude ponerme tras los mandos del BMW M2, una de sus bestias salvajes. Este me demostró que el apartado de la electrificación aún puede quedar a un lado, tratándose en este caso de un modelo deportivo de altas prestaciones y una rabia dinámica como pocos. Pero hoy no vengo a contaros lo que pude sentir con el M2, sino más bien con su hermano pequeño, el BMW 230i Coupé.

El BMW Coupé más accesible es un auténtico juguete de receta clásica
BMW se sacó de la maga hace unos años un modelo que traía consigo toda la herencia más mítica de la marca: la de los coupés de concepción más tradicional. Concretamente, esto se tradujo en el Serie 2 Coupé, un coche que ya pude probar hace unos años con la motorización 220i. Sin embargo, ahora hemos subido un escalón y toca catar el 230i, aunque hago spoiler: es igual de bueno pero con mejores cifras.
Por ahora, BMW nada ha cambiado del Serie 2 Coupé desde aquel modelo que pude probar en el año 2022. De hecho, curiosamente, la unidad que ahora he podido disfrutar cuenta con, incluso, la misma decoración exterior en color Thundernight Metallic. Toda una coincidencia. Pero, ¿hay algo más en lo que poder diferenciar una mecánica de otra? Pues lo cierto es que no.
BMW aboga por la personalización de sus modelos hasta puntos en los que el cliente pueda obtener un aspecto realmente deportivo, pero con mecánicas más «lógicas». Esto hace, precisamente, que los modelos no se terminen diferenciando sólo por su mecánica, sino por el propio gusto de sus clientes; algo que siempre es positivo y, más aún, en el caso de una marca premium del nivel de BMW.

Lo que sí podemos decir es que el BMW Serie 2 Coupé, pese a su condición de modelo de dos puertas y, aparente tamaño pequeño, lo cierto es que este no es nada pequeño. Concretamente, sus medidas son: 4.537 mm de longitud, 1.838 mm de anchura y 1.390 mm de altura. Como digo, de pequeño no tiene nada.
En el interior sucede exactamente lo mismo que en su exterior. La personalización juega un papel importante y, por ende, puede llegar a diferenciarse entre niveles mecánicos únicamente por las elecciones cromáticas o de materiales de su propietario. Nuevo punto positivo. Sobre este espacio podemos decir que cuenta con la llamada BMW Curved Display sobre el salpicadero. Este es un panel panorámico donde se acoplan las dos pantallas: instrumentación y multimedia central (12,3 y 14,9 pulgadas, respectivamente).
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También se puede hablar de sus plazas traseras, las cuales son prácticas, pero no útiles para todas y cada una de las tallas de personas. De hecho, en ellas se podrían acomodar pasajeros de no más de 1,70 metros de estatura, ya que el propio diseño coupé redunda en una altura y una habitabilidad interior más bien escasa.
Sin embargo, esto no es lo mismo que sucede con su maletero, el cual es realmente práctico y bastante espacioso. Cuenta con 390 litros, pero que son realmente capaces en cuanto a anchura y profundidad del hueco; la altura ya no es tan generosa, ni tampoco su boca de carga. Por ende, después de todo, sí se puede decir que el BMW Serie 2 Coupé pueda llegar a ser un coche más o menos práctico para el día a día.
Así es la mecánica del BMW 230i Coupé y cómo se comporta en carretera
Bajo todo lo que ya hemos mencionado, el punto más fuerte y por el que destaca el 230i Coupé no es otro que su mecánica. El modelo no avanza hasta el bloque de seis cilindros con el que sí cuenta el M240i o el todopoderoso M2. El 230i se conforma con un cuatro cilindros y 2.0 litros de cubicaje, pero que realmente está bien aprovechado.
Y si hay algo que me gusta mucho de este sistema mecánico es su potencia lógica. El 230i no se decanta por unas cifras de locura con las que al final es muy complicado poder sacar todo el provecho. Este, concretamente, ofrece un total de 245 CV y 400 Nm de par máximo. Esto es algo que se deja notar especialmente a la hora de querer exprimir las prestaciones el coche. Bien es cierto que no otorgará unas sensaciones de deportividad extrema, pero sí las perfectas para pasarlo bien y no necesitar que la DGT ponga su ojo sobre ti.

El BMW 230i Coupé, además, emite todo ese potencial exclusivamente al eje trasero, lo que hace que en ciertos momentos su zaga se vuelva más «juguetona» de lo esperado, pudiendo recuperar su dirección de forma rápida, efectiva y sin pasar miedo en casi ningún momento.
Como digo, este coche es un auténtico juguete con el que pasarlo bien pero sin necesidad de ir más allá de los propios límites físicos. La diversión es sencilla y recuerda (salvando las distancias) a modelos del tipo del Mazda MX-5. Con grandes diferencias, las sensaciones son francamente cercanas en términos de diversión pura.
La cifra de potencia tiene poco que ver con las sensaciones, la puesta a punto o la propia agilidad que demuestre el coche, y es que el 230i Coupé va más que sobrado en todos y cada uno de estos escalones. En una carretera de curvas el coche es una auténtica delicia. La dirección transmite perfectamente todo. Esta tiene un tarado más bien rígido, pero excelente para un coche de estas características. También es bastante directa, lo que, todo ello unido, hace que el 230i Coupé sea ágil y más que divertido ante todo tipo de situaciones, por cotidianas que sean.

Su caja de cambios automática de ocho relaciones ejecuta su trabajo de forma magistral. Es bastante rápida en sus actuaciones y, en caso de necesitarlo, siempre podremos ejecutar los cambios a través de las levas situadas tras el volante, lo que nos dará un plus en la sensación de tener el control en la propia conducción.
De hecho, hay un punto extra que pocos imaginarán viniendo de un coche con un motor de cuatro cilindros, y este no es otra cosa que su sonido. Imagino que BMW habrá hecho de las suyas para lograr el ruido emanado por el escape que realmente es adictivo. Nada más arrancar en frío se dejan oír algunos pequeños gorgoteos. La cosa empieza bien.
La situación va a peor (o a mejor, según se mire) en el momento en el que seleccionamos el modo de conducción Sport. Con este, el sonido que el 230i Coupé emana por sus escapes es bastante llamativo. Al acelerarlo incluso se deja escuchar algún que otro pequeño petardeo sutil. Esto se vuelve especialmente adictivo a la hora de circular con él por una carretera de curvas y poder exprimir al máximo las revoluciones de su cuentavueltas. Es realmente delicioso.

Y como decíamos antes, llevar a cabo una conducción eminentemente deportiva no es tan arriesgado como hacerlo con el M2, un coche que, a poco que le pises, ya estarás coqueteando con alguna que otra sanción de la DGT. Aquí existe un equilibrio perfecto entre pasarlo bien y esquivar las multas de tráfico. Con esto no quiero decir que el 230i Coupé no corra. Este juguete gana velocidad de una forma realmente llamativa, aunque más discreta de otros deportivos que seguro os vienen a la cabeza y que también, para ser justos, tendrán mucha más potencia.
Pero si hay algo que me haya llamado especialmente la atención de este coche no es su deportividad, la agilidad en el paso por curva o el sonido de sus escapes. Para nada. Realmente ha sido su consumo de gasolina. Pese a todos los atributos que ya he descrito con anterioridad, el 230i Coupé es un coche que puede ser realmente ahorrador en este tema.
En un viaje que he podido hacer con él, durante la primera mitad del trayecto (unos 600 kilómetros) el consumo de combustible ha sido de apenas 5,5 litros a los 100 km. Bien es cierto que ha sido una conducción totalmente tranquila, aunque con el debido (e insalvable) aire acondicionado activado. No obstante, esto no quita lo realmente bueno y sorprendente de sus cifras.

Ya de vuelta tras unos días de viaje con él, el resultado ha sido de apenas 6,2 litros a los 100 km. En todo este trayecto (unos 1.400 kilómetros), he podido recorrer con él muchas vías de autopista, pero también muchos tramos urbanos, así como darme alguna que otra alegría elevando el cuentavueltas. El consumo después de esto podría catalogarlo directamente como «excelente».
