Me pongo a los mandos de esta bestia de 480 CV. Cualquier tiempo pasado ¿fue mejor?

Siempre se ha elogiado profundamente al pasado, especialmente en términos de sensaciones. Pero, ¿sucede esto mismo con el actual BMW M2? Estéticamente puede gustar más o menos pero, en términos de prestaciones, hacía mucho que no probaba algo tan salvaje.

Me pongo a los mandos de esta bestia de 480 CV. Cualquier tiempo pasado ¿fue mejor?
El BMW M2 es una auténtica bestia pero, ¿qué tal se siente tras los mandos?

13 min. lectura

Publicado: 24/08/2025 18:00

No, lo siento. Cualquier tiempo pasado no fue mejor. Entendedme, adoro los coches clásicos como el que más. De hecho, me encantaría tener un garaje repleto de ellos, con todas las formas, tamaños y colores. Sin embargo, hay muchos puntos en los que poco tienen que hacer frente a deportivos equiparables de la actualidad. Un BMW M3 e30 está lejos de un BMW M3 g80. ¿Sensaciones? Esto es otro tema.

Bien es cierto que, a día de hoy, parece que los números se hayan vuelto locos. Nunca son suficientes los caballos de potencia que los nuevos deportivos entregan, lo cual deja un enorme margen por la zona baja que muchos querrían tener cubierto. Ejemplo de ello es el BMW M2, el cual ofrece ya una potencia de partida de 480 CV, siendo el M «puro» más accesible. ¿Genera esto mejores sensaciones que modelos más antiguos pero menos potentes? Posiblemente no.

El BMW M2 es el M de pura cepa más accesible de la gama.

El BMW M2 llegó hace ahora alrededor de una década, con un motor de seis cilindros en línea y 370 CV. Más que suficiente para pasarlo bien, que fuese todo un «juguete» y que, además, no tuviese un precio extraordinariamente prohibitivo (que no accesible). Las sensaciones que este proporcionaba eran enormes y permitía que te lo pasaras realmente bien. Como referencia, la nueva generación ofrece 110 CV adicionales y mucha rabia al volante.

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Así es el espectacular BMW M2 en todas sus líneas

No había probando antes la presente generación del BMW M2, aunque sí lo habían hecho otros compañeros de Motor.es. De primeras, he de confesar que su actualización llegó como un pequeño jarro de agua fría. Estéticamente, el anterior me parecía, simplemente, perfecto; este no tanto. Sin embargo, a lo mejor ha sido el habituarme a su nueva imagen, pero ha terminado gustándome cada vez más y más. ¿Habéis visto esos pasos de ruedas ensanchados? Impresionante.

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En muchos términos se podría decir que su imagen juega un papel fundamental para expresar la rabia interna que este modelo es capaz de ofrecer. Los parachoques sobredimensionados o esas cuatro salidas de escape en su zaga. Es muy imponente lo mires por donde lo mires, aunque hay que incidir en que este es un punto totalmente personal, ya que sobre gustos no hay nada escrito.

La estética del BMW M2 puede no convencer a todos.

De hecho, eso de llamarlo «el pequeñín» ya tiene poco sentido. El BMW M2 mide 4.580 mm de longitud, 1.885 mm de anchura y 1.410 mm de altura. Sigue siendo el pequeño de la casa. Sí. Pero, en realidad, pequeño pequeño, no es.

Como suele ser habitual en la marca, la personalización del coche puede llevarse hasta el extremo que se desee. De hecho, nuestra unidad, la cual ilustra este artículo, incorporaba varios miles de euros en extras, como la pintura Voodoo Blue, del catálogo BMW Individual (6.260 euros), las llantas (1.469 euros) o el Paquete M Race Track (17.887 euros), entre otros. No, el precio de la felicidad no es barato ni accesible para todos, pero su nombre apellido es claro: se llama BMW M2.

El mencionado «Paquete M Race Track» incluye, como punto más llamativo, unos asientos tipo baquet acabados en fibra de carbono y que son lo más parecido a los de una atracción de feria. La sujeción del usuario a este es máxima, dejando así muy poco margen para que el cuerpo pueda moverse de un lado a otro en un momento de éxtasis «curvero».

El Paquete M Race Track incluye estos impresionantes asientos deportivos.

El resto de apartados interiores son los ya conocidos. Sobre el salpicadero reposa un gran panel panorámico que incluye las dos pantallas principales: instrumentación y multimedia, con 12,3 y 14,9 pulgadas, respectivamente. Al tratarse del modelo M sí incluye una particular palanca para los cambios en la consola central, algo que se echa de menos en las versiones más «lógicas» del Serie 2 Coupé.

Donde este modelo sigue pecando es en el espacio para sus ocupantes traseros. Bien es cierto que una vez sentados, personas de alrededor de 1,70 metros de estatura no tendrán problemas para viajar más o menos cómodos. Sin embargo, casi cualquiera tendrá que hacer labores de contorsionismo para entrar o salir. Es el precio de querer pasarlo bien con otros tres amigos a bordo.

Donde se le pueden poner pocos «peros» es en su espacio de carga. Este es bastante más espacioso de lo que esperamos. Bien es cierto que su boca de carga no es muy generosa, pero sí lo es su hueco en términos de profundidad, principalmente. Su volumen mínimo es de 390 litros. Sus asientos traseros se pueden abatir, pero con ello sólo ganaremos un hueco más grande por profundidad, no en anchura ni altura, donde el M2 está más limitado.

Una mecánica explosiva y con mucha rabia: así se porta el BMW M2

Pero lo que más importa e interesa del BMW M2 no es lo que se ve a simple vista, ni tampoco lo que se presenta cuando nos acomodamos en sus asientos. Lo que realmente destaca de este coche se encuentra bajo el capó delantero y os aseguro que es un auténtico corazón con altas dosis de revoluciones.

El M2 incorpora el conocido motor BMW de seis cilindros en línea, 3.0 litros de cubicaje y 480 CV. Una auténtica bestia en todos los aspectos. Este, como referencia, es el mismo bloque que usa el actual BMW M3 y M4, aunque debidamente recortada su potencia para erogar 30 CV menos. Recordemos que las medidas de este también son notablemente más escuetas que las de sus hermanos mayores.

En consecuencia de todo esto, el cliente obtiene una bestia salvaje con mucho nervio, prestaciones y sensaciones a raudales. De hecho, pocos coches se pueden comparar a lo que este es capaz de ofrecer. Y esto mola. Mola mucho. Pero, ¿qué es exactamente lo que se siente al ponerse tras los mandos de un BMW M2?

Su interior puede llegar a ser realmente práctico y cómodo.

Nada más acoplarnos en sus espectaculares asientos deportivos, la sensación principal es la de estar sentado en una atracción de feria donde la adrenalina va a llegar a borbotones. Y lo cierto es que así puede llegar a ser. Arrancar el motor es presentar una sinfonía en la que los seis cilindros darán un sonido bronco y muy generoso, aunque en el momento en el que las revoluciones se optimizan, este se reduce notablemente… siempre que queramos.

Con insertar la «D» en su palanca de cambios notaremos como el coche tiene mucha vida y su único propósito es comerse cada centímetro de asfalto. Sus ganas por salir del aparcamiento son altas. No es un coche que haya sido diseñado para ello. Salimos y el M2 es capaz de ganar velocidad y revoluciones a un ritmo pasmoso. El sonido, durante las primeras vueltas, se podría considerar casi como una melodía sinfónica, pero más discreta. Será en cuanto ascendamos por encima de las 3.500 revoluciones cuando la cosa se ponga realmente seria.

Ejecutando los cambios con las levas del volante es toda una experiencia, ya que te hace sentir con mucha más precisión la rabia que es capaz de ofrecer esta bestia del asfalto. Conforme ascienden las revoluciones el sonido se vuelve cada vez más notorio hasta que, finalmente, alrededor de las 7.000 revoluciones te decides a subir un engranaje más y volver a empezar el festín de fuegos artificiales.

Además, cuenta con un práctico maletero de 390 litros.

Pero el M2 no es sólo ruido, ya que este podría considerarse todo un juguete para adultos. Conforme esas revoluciones ascienden, su trasero también se vuelve más juguetón y coquetea con echar un pequeño baile si entras algo más pasado en una curva. No obstante, los controles electrónicos harán su trabajo para que sea eso, meramente un baile, y no un traspiés inesperado. La trasera es divertida, y en cuanto le coges el truco hacerlo bailar no será un trabajo complicado.

Sin embargo, también hay que decir que el BMW M2 puede llegar a ser un coche dócil y práctico perfectamente útil en el día a día. Bien es cierto que su rabia siempre estará presente, aunque con una conducción más sosegada, esta sensación podría llegar a camuflarse un poco (que no del todo).

Activando el modo de conducción más lógico, el M2 no deja de tener una amortiguación dura y, en este caso, unos asientos que te abrazan significativamente. No obstante, no será ninguna locura emplearlo en actividades cotidianas, como ir a las compras o acudir al trabajo. De hecho, es un coche bastante práctico si cuentas con sus dos plazas traseras y su maletero bastante correcto.

El BMW M2 ¿es el deportivo definitivo? No me equivocaría mucho diciendo que sí.

Lo que no cambiará demasiado es su sed por la gasolina. El BMW M2 no es especialmente un coche demasiado ecofriendly. En situaciones normales, y ejecutando una conducción totalmente calmada, lo normal será ver consumos medios por encima de los 8 litros (exactamente 8,2 litros a los 100 km nos presentó a nosotros tras una semana de uso).

Por supuesto, y como cabría esperar, una vez queramos dar rienda suelta a nuestras dotes de piloto, estas cifras crecerán hasta puntos notablemente elevados. De hecho, en esos momentos, no será raro ver cifras más cercanas -o incluso superiores- a los 12 litros a los 100 km. Lo que sí puedo decir es que, todos y cada uno de esos litros merecerán la pena hasta niveles insospechados e inevitablemente adictivos.

Alberto Pérez

La opinión de Alberto Pérez

¿Es el BMW M2 el deportivo perfecto? Si no lo es, lo cierto es que se podría acercar mucho a esta calificación. Bien es cierto que su crecimiento en potencia ha dejado un gran hueco en la gama para quien busque un M algo menos radical (digo M «de pura cepa»). Sin embargo, esto sí ha hecho que el actual M2 sea un deportivo salvaje y muy cercano a lo que se espera de un modelo con tal abolengo.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? «Diferente», diría más bien, pero no mejor. Lejos de la situación automovilística actual, el M2 demuestra que aún se pueden hacer verdaderos deportivos con los que las sensaciones salen a flor de piel y que es capaz de hacerte disfrutar hasta niveles difícilmente inalcanzables hasta hace unas pocas décadas.

¿Me compraría un BMW M2 o recomendaría su compra? Sí, y mucho. Como decía al principio, el cambio estético del M2 puede no gustar a todos. Esto es algo totalmente personal. Sin embargo, ponte tras sus mandos que te hará olvidar todo y cada uno de sus aparentes «puntos mejorables». Una bestia salvaje tremendamente perfecta.

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