Prueba Skoda Kodiaq 2.0 TDI 150 CV, espacio XXL que transforma tu rutina familiar
Con hasta siete plazas y un maletero prácticamente inagotable, el Skoda Kodiaq TDI 150 es un gran SUV diésel cómodo, práctico y discreto. Lee nuestra prueba completa y descubre lo que es capaz de ofrecerte.

El Skoda Kodiaq siempre ha mostrado argumentos sólidos para quien necesita un SUV espacioso, cómodo y bien equipado. Esta vez lo sometemos a examen en su versión diésel de acceso, el TDI de 150 CV y cambio DSG, para ver qué tal se desenvuelve para el día a día, en las escapadas de fin de semana y los viajes de verano.
Lo que define al modelo checo es el sentido común. Te regala un interior amplio, un maletero inmenso y numerosos detalles "Simply Clever" que pueden solventar pequeños quebraderos de cabeza diarios. Justo lo que muchas familias necesitan.
Practicidad bien entendida y un carácter discreto, sin alardes innecesarios. Esto también se traslada a su diseño que en esta segunda generación se ve realmente moderno y robusto pero elegante. El frontal destaca por una parrilla con detalles cromados en líneas verticales, combinada con faros que pueden llevar tecnología Matrix LED.

La vista lateral remarca unas proporciones equilibradas con un capó largo y una línea de cintura en ascenso a medida que la vista se desplaza hacia la parte trasera. La unidad de pruebas llevaba unas llantas de aleación de 20 pulgadas que son opcionales, que le dan un cierto porte deportivo pero filtran un poco peor las irregularidades del asfalto que las que vienen de serie.
En la zaga lo que más llama la atención son las ópticas traseras de LED con forma de "C" completan una estética sólida y sobria. Con sus 4,758 mm de longitud, 1,864 mm de anchura y 1,659 mm de altura, el Kodiaq es voluminoso pero manejable gracias a la buena visibilidad, las cámaras y los sensores. Sorprende lo bien que se mueve en el tráfico urbano.
Espacio y tecnología para toda la familia
Al abrir la puerta, la primera impresión es inmejorable. El modelo checo permite elegir entre varias opciones de color para el interior y los asientos. En esta unidad se vestía la propuesta de mayor contraste, la Suite Coñac, que regala una excelente presencia si te gusta esta tonalidad.

La presentación de los elementos es muy lógica y la calidad percibida en el habitáculo es alta. En este sentido solo me ha parecido criticable que la pantalla central y la instrumentación crujen cuando se aplica una cierta fuerza, algo que me hace pensar que pueda ser una fuente de grillos en el futuro. El resto es sólido e impecable.
El Kodiaq ofrece un puesto de conducción elevado y una posición al volante muy cómoda, lo cual invita a confiar en él durante largas jornadas de ruta. Los asientos delanteros ofrecen ajuste eléctrico y regulación lumbar para el conductor, pero el acompañante no recibe tantos mimos.
El volante es muy ergonómico por el grosor de su aro y su forma. A través de él se ve la instrumentación digital Virtual Cockpit de 10 pulgadas que expone la información con nitidez. Puedes alternar entre un velocímetro tradicional, mapas en gran formato o una vista deportiva que resalta el tacómetro digital.

La pantalla central de 13 pulgadas es grande y al estar situada en posición elevada facilita su consulta. Su interfaz es intuitiva y el funcionamiento fluido, aunque algunos ajustes requieren de varios pasos navegando entre menús. La conectividad incluye Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, el emparejamiento con el móvil fue simple y sencillo.
Debajo hay tres mandos físicos con un pequeño display integrado en cada uno de ellos. Son los Smart Dials y haciendo clic en ellos cambian sus funciones. Permiten ajustar temperatura, caudal de aire, calefacción de los asientos, el modo de conducción y volumen de la música para no tener que buscar iconos en la pantalla central. Su funcionamiento es preciso y rápido aunque yo prefiero tener los controles separados. Cuestión de gustos.

El equipamiento del SUV checo puede ser muy amplio y de serie brida acceso y arranque sin llaves, climatizador de tres zonas, sistema de iluminación ambiental o carga inalámbrica para móviles. El techo panorámico deslizante inunda el habitáculo de luz y refuerza la sensación de amplitud pero es un extra que exigirá 1.285 € adicionales. También se pueden disfrutar de algunas cosas singulares como un limpiador de pantallas -detalle "Simply Clever" más útil de lo que crees-.
El espacio trasero es digno de mención porque permite viajar con holgura a dos adultos, incluso aquellos de gran estatura. El respaldo, reclinable en dos posiciones, y la banqueta deslizante longitudinalmente añaden flexibilidad para priorizar confort o maletero. Si en las plazas traseras van tres, el del medio deberá lidiar con un mullido algo más firme y un túnel de transmisión algo invasivo.
La tercera fila de asientos es opcional por 1.145 €. A pesar del gran tamaño de las puertas traseras, el acceso requiere de un cierto contorsionismo. El espacio disponible en esas dos plazas extra es escaso, parecen pensadas principalmente para niños. La cota de altura limita las cosas y además la banqueta va muy cerca del sueño así que obliga a llevar las piernas muy flexionadas.

El maletero es muy grande, pero no tanto como anuncia Skoda. La marca indica que el espacio de carga es de hasta 910 litros pero esta medición es para la versión de cinco plazas, con la segunda fila desplazada completamente hacia adelante -no dejaría ningún sitio para las piernas de los pasajeros traseros-, el respaldo en su posición más vertical y contando el compartimento que hay bajo el piso si no llevara rueda de repuesto -aunque la lleva en esta versión-.
Sea como fuere, la realidad es que no vas a tener problemas en meter tantas maletas como necesites, carritos de bebé o bolsas. Hay muchísimo sitio e incluso se deja un hueco donde guardar la cortinilla cubreequipajes cuando no haga falta. Todo está muy bien rematado y hay perchas muy sólidas, ganchos y una toma de 12 V. Skoda siempre busca la mayor practicidad y aquí nunca falla.

Un motor diésel solvente para el día a día
Lo hemos dicho más veces: por mucho que algunos se empeñen, el diésel no está muerto. En un coche como éste será una gran elección para los más viajeros. El corazón del Kodiaq que protagoniza esta prueba es un 2.0 TDI de 150 CV asociado al cambio DSG de siete velocidades y tracción delantera. Sin ningún tipo de electrificación, le corresponde la etiqueta C de la DGT.
Durante los días que fue mi compañero de viaje, entre atascos urbanos, tramos de autopista y carreteras secundarias reviradas, el Kodiaq TDI se comportó como un buen compañero, equilibrado en cada escenario. No esperes una explosión de sensaciones; en cambio, encontrarás aplomo y solvencia, cualidades que acaban siendo más útiles en el día a día.
Mantiene su aplomo cuando toca rodar rápido pero quien quiera más alegría tendrá que echarle un ojo al diésel de 190 CV, que además va vinculado a un sistema de tracción total. Con 150 CV se mueve bien en una conducción tranquila. Además, los modos de conducción (Eco, Confort, Normal, Sport e Individual) influyen en curva de acelerador, asistencia de dirección y respuesta del DSG. También afectan a la suspensión adaptativa DCC.

Es una suspensión que me encanta, una de las cosas que más me gustan del coche. Tiene hasta 15 niveles de dureza seleccionables y la diferencia entre los extremos es notoria así que permite ajustar con mucha precisión una posición que nos guste. En la zona más blanda s siente muy cómoda y en carreteras sinuosas, el Kodiaq no pierde la compostura y la carrocería apenas balancea si se ajusta la suspensión DCC en una de sus posiciones más firmes.
Con una conducción variada y despreocupada, el consumo se estabiliza cerca de los 7 l/100 km. Es una cifra razonable aunque ciertamente esperaba un dato aún mejor. Puede mejorarse acercándose a los 6 litros pero hay que poner empeño en realizar una conducción decididamente eficiente.

El Skoda Kodiaq está a la venta desde 45.700 € sin contar promociones, un valor que asciende a 48.700 € si se escoge el motor TDI 150. Conviene elegir con sensatez los extras y buena prueba de ellos es que la unidad de las imágenes, muy bien equipada, supera la barrera de los 60.000 €.
La marca checa siempre se ha caracterizado por ofrecer una magnífica relación precio/producto y aunque aquí se siga cumpliendo está claro que no está al alcance de todos los bolsillos. Si la cartera no es problema y tu lista de prioridades incluye espacio, calidad y funcionalidad, el Skoda Kodiaq 2.0 TDI 150 CV es de lo más sensato que puedes encontrar.
