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Virutas F1La senda de los elefantes (o cómo el cuento de hadas de Aston Martin empieza a desvanecerse)

La tristeza, la pesadumbre, y la decepción devoró el alma de los que esperaban otra cosa. La vuelta al parking tras el Gran Premio de España pasó de ser de mañanera fiesta, a vespertina senda de los elefantes: cabezas bajas y negando, cual silentes paquidermos, lo que pudo ser y no fue.

La senda de los elefantes (o cómo el cuento de hadas de Aston Martin empieza a desvanecerse)
Aston Martin retrocedió posiciones en un inesperadamente complicado GP de España.

11 min. lectura

Publicado: 07/06/2023 12:30

La explosión de selfies en las redes sociales de este Gran Premio de España ha sido arrolladora, mayor que nunca. Todos querían participar de alguna forma, ser protagonistas y transmitir su felicidad ante lo venidero; nadie se hace selfies en los entierros.

El drama fue para muchos que Carlos Sainz saliese desde primera línea para acabar quinto, y Fernando Alonso no lograse su trigesimotercera victoria. Cada cual se duele de lo que crea oportuno, pero resulta obvio que la carga de ilusión y expectativas existente fue dinamitada por un baño de la más palmaria de las realidades.

El Ferrari es bueno los sábados y peor los domingos, y el Aston Martin comienza a empañar su brillo inicial cuando se enfrenta a circuitos clásicos, mientras que el resto comienza a recuperarse. Nuestros pilotos corren; sus coches no tanto como les gustaría.

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Hasta Barcelona, casi todas las pistas eran atípicas. Australia, Arabia Saudí, Bakú, Miami, Mónaco…

El AMR23 nació mejor que bien, tanto que en el propio equipo no se creían los datos que arrojaban las simulaciones. En sus proyecciones más optimistas, aireadas de manera pública, pensaban que podrían estar cuartos. Hasta el propio Alonso ha dicho que no esperaban resultados así hasta al menos 2024. Quien diga que adivinó que pasaría esto miente; tan solo proyectó sus deseos, porque no entraba en la calculadora de nadie.

En cuanto al equipo, enhorabuena, han hecho un trabajo extraordinario, muy meritorio, y muy digno de ser reconocido; no se les puede restar ni un ápice de reconocimiento. El problema para los de verde es que el espacio ganado, segundos tras Red Bull, era un espacio sustraído a los que en buena lógica deberían estar ahí. Al acierto se sumó la falta de tracción de Mercedes y Ferrari, y de ahí el éxito en la tabla clasificatoria.

Ferrari y Mercedes

Con la pretemporada más corta de la historia, limitada a tan solo tres días, era lógico que aquellos a los que se les hubieran atragantado los escasos cambios regulatorios de la nueva temporada acabasen superando sus problemas. Ferrari empezó mal del todo, y ahora al menos sus coches son rápidos los sábados.

Son ejemplos la pole position de Charles Leclerc en Azerbaiyán o la segunda posición de Carlos Sainz en Montmeló. Su dolor de muelas reside en el enorme apetito que muestra por sus neumáticos, y es una dolencia para la que no basta un Ibuprofeno, sino que es necesaria cirugía mayor. En todo caso, parecen avanzar algo.

El ascenso de Aston Martin no se entiende sin la crisis vivida por Ferrari y Mercedes.

Una zancada más larga parece que pegan los de Mercedes, y era lógico que el equipo ganador de ocho títulos consecutivos recuperase el resuello. El resultado de sus decisiones es que los de la estrella ya se han encaramado a la segunda plaza de la tabla de constructores, y le han sustraído tras el Gran Premio de España ese espacio a Aston Martin.

El ciclo de dominio cesó en Brackley, pero no se han olvidado de cómo hacer coches eficientes. Liquidaron sus anoréxicos pontones y ahora tienen algo más clásico, y cercano a lo que les funciona a otros. Ser revolucionario tiene sus ventajas e inconvenientes, y lo segundo comienza a desaparecer al hacerse más normalitos.

Fernando Alonso y Aston Martin

Todo esto nos conduce al grano en el culo que les ha salido a todos: Aston Martin, especialmente el que lleva agarrado por el volante un asturiano. El Fernando de este año no es mucho mejor que el del año pasado; tras dos décadas en la categoría no puede decirse que haya aprendido algo que desconocía. Lo que sí puede afirmarse es que puede aplicar algo que albergaba y que antes no podía usar. Sus circunstancias han cambiado, y con ello los resultados. Su monoplaza es rápido, fiable, y sin ser un coche ganador, le permite pensar que en un día atinado —que suelen ser la mayoría—, y un resultado adverso de los Red Bull, la victoria está a la mano.

Alonso necesita a Alonso para ganar, pero también que fallen los de azul, porque sobre todo en manos de Max Verstappen. Los austriacos están intratables, y apuntan a un año de récord en número de victorias solo equiparable al 1988 de la McLaren de Prost y Senna. El enemigo de Aston Martin no es Red Bull, los coches verdes no corren contra esos o no al menos a estas alturas de la temporada, sino contra los que les acaban de dejar atrás: Mercedes.

Cuando el equipo de Silverstone echó cuentas y predijo que cuartos acabarían, entendieron que los de arriba serían Red Bull, Ferrari y Mercedes. Entrar en el Valhalla de los llamados a beberse el champán era complicado —el 97 % de las victorias desde que se inició la era híbrida han sido recaudas por esos tres—. Que estén ahí no va contra natura, pero siendo un nivel que han alcanzado, lo complicado es que sean capaces de mantenerlo porque sería lógico que mejorasen. Los cambios mayores en una etapa de restricciones financieras no son fáciles, sino más bien el producto de hilar muy fino.

Mercedes ha cambiado una pila de cosas, y ha cosechado resultados contantes y sonantes. Su constancia y tesón les ha otorgado ese doblete en el pódium del GP de España, y arroja otro elemento de juicio importante: sus dos corredores rinden de una forma equiparable.

¿Se está desdibujando Aston Martin?

Si Lewis Hamilton lleva la delantera, su socio George Russell está dentro de lo normal en la horquilla de puntos y rendimiento —que son dos cosas distintas—. Si en Ferrari el que lidera es Sainz en un esquema de puntos similar, en Aston Martin como equipo necesitan que Lance Stroll mejore sus resultados. Da igual cuando leas esto: Alonso supera, cuando no humilla a sus compañeros de equipo, con muy escasas excepciones. El eslabón débil de la cadena verde es el hijo del jefe, y necesita superarse o toda la formación sufrirá. Con dos pilotos como él, que flojo no es, pero dista de estar entre los llamados a ganar carreras, Aston estarían cuartos o puede que quintos.

El que se quema las manos en la olla de castañas es el de Oviedo, y cuando rara vez falla como el sábado catalán, se le ven las vergüenzas a su escudería. Si Aston Martin quiere volver a sonreír tras el traspié de su segunda carrera sin pódium, deben olvidarse de ganar, triunfar o títulos; eso llegará como consecuencia. Ante la imposibilidad de hacer grandes cambios, necesitan actualizarse de manera eficiente y concentrarse en las pistas donde saben que pueden funcionar bien.

El bicampeón se jalea y afirma que en Canadá pueden dar la campanada, y es posible debido a su especial orografía asfáltica; un semiurbano de mucha tracción les viene bien y prometen mejoras. Hungría o Singapur deberían ser lugares favorecedores; de manera previsible, Spa o Monza les debería resultar más incómodos.

Hasta Barcelona, casi todas las pistas eran atípicas. Australia, Arabia Saudí, Bakú, Miami, Mónaco… Trazados urbanos o semiurbanos, que rara vez sirven de referencia para testar un monoplaza, pistas donde las manos, la zorrería de los pilotos y la estrategia, lo que más aportan en detrimento de la eficiencia pura de los bólidos.

Tranquilidad, buenos alimentos, y ánimo a todo aquel que apostó por vivir su sueño y no pudo ser; ya llegará. Que nadie se tome la ausencia de pódiums y victorias en Montmeló como una crisis, sino como un bache. Esto, y confiarse en que sus ingenieros sean capaces de mantener un ritmo de actualizaciones constante capaces de mantenerles en el candelabro.

Dice El Mago More que los elefantes corren menos que los caballos, aunque llegan a todas partes a su ritmo. Aston Martin necesita mantener el suyo, que iba muy bien, y pueden recuperarlo con poco.

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