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¿A qué espera Trump para romper con el TLCAN?

Una de las amenazas del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue romper el acuerdo comercial con sus vecinos limítrofes en Norteamérica. El dirigente no ha seguido adelante con el acuerdo del Pacífico, pero no ha roto aún el acuerdo americano.

6 min. lectura

Publicado: 10/05/2017 20:00

Donald Trump ya ha cumplido más de 100 días en la Casa Blanca y no ha llevado a efecto una de sus medidas estrella: romper el acuerdo comercial con Canadá y Méjico. Este acuerdo se llama TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) o NAFTA en inglés, y data de 1994.

El acuerdo fue suscrito por otro presidente republicano, George Bush senior, poco antes de que llegase al poder Bill Clinton. Bajo este acuerdo se suprimieron o rebajaron las barreras comerciales entre estos países, dando lugar a mucha prosperidad por un lado, pero a pérdidas por otro.

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Algo ha tenido que disuadir a Trump de anunciar la ruptura del acuerdo a sus socios con seis meses de antelación. Según Bloomberg, el Presidente ha visto un mapa de los Estados Unidos, relacionando el grado de exportaciones con los países vecinos, y poniéndolo en relación con aquellos estados donde ha conseguido mayor número de votos respecto a la candidata demócrata, Hillary Clinton.

Pues bien, dicho mapa, que no ha sido facilitado por la Casa Blanca, pero sí rehecho a partir de datos oficiales, muestra una conclusión como menos curiosa. Resulta que la mayoría de los estados que apoyaron al Partido Republicano dependen fuertemente del comercio con los vecinos americanos.

En otras palabras, si Trump decidiese romper el acuerdo e imponer aranceles en las fronteras norte y sur, se encontraría con una reducción de las exportaciones de dichos estados, ya que canadienses y mejicanos comprarían menos bienes y servicios desde Estados Unidos al incrementarse automáticamente los precios.

Inversamente, resulta que los estados que apoyaron más a la candidata demócrata son menos dependientes en sus exportaciones. En otras palabras, Trump perdería muchos apoyos en los estados que le votaron si pone en funcionamiento esa parte de su programa electoral. Podrá intentar mejorar las condiciones, pero no salirse unilateralmente: ¡no le conviene!

En campaña electoral, Trump anunció eliminar o limitar las relaciones comerciales con todos estos países de su entorno

El magnate reconvertido temporalmente a político ha visto lo que los economistas le llevan intentando decir meses: el TLCAN es bueno para la economía estadounidense aunque parte de la producción se deslocalice al otro lado de la frontera. Por ejemplo, en el negocio automovilístico, las plantas mejicanas y canadienses necesitan piezas que vienen desde EEUU, ya que no son autosuficientes en piezas.

Por lo tanto, salirse del TLCAN es perjucicial para EEUU, menos mal que se ha dado cuenta. Varios fabricantes están apostando por Méjico, sí, pero eso no significa abandonar Estados Unidos, donde esos fabricantes tienen todos -o casi todos- fábricas ya instaladas. El bajo coste laboral es atractivo, pero hay más factores.

La Administración Trump tiene que poner condiciones más ventajosas a las empresas del sector para que no vean tan atractivo el país fronterizo por el sur, como importantes reducciones fiscales. Es más, ya ha anunciado la mayor rebaja de impuestos en la historia de la nación -se dice pronto-. También puede subvencionar o conceder préstamos especiales.

Estados Unidos puede dirigir su camino hacia la innovación, como conducción autónoma, nuevos servicios para el automovilista, conectividad, coches eléctricos... En esos aspectos el país hispanohablante no es competitivo. El valor añadido es la clave si los empleados cobran más que en Méjico.

Ford, por ejemplo, renunció a montar una fábrica adicional en Méjico, y anunció una gran inversión para tecnología en EEUU. Ese es el camino, no el de las amenazas de brutales impuestos (35% en aranceles) o el de poner la economía al borde del abismo. Aunque EEUU queda muy lejos, no nos confiemos, en una economía globalizada nos acabaría salpicando, y no precisamente para bien.

Posiblemente Trump ya no piense eso de que el TLCAN fue "el peor acuerdo de la historia" de su país. En los próximos meses puede que veamos alguna negociación en la que EEUU salga mejor parado en algunos aspectos, aunque tenga que ceder en otros. Al otro lado de sus fronteras, muchos respiran más tranquilos, la ruptura del acuerdo podía significar un gran desastre a corto plazo.

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