Abarth se niega a seguir la corriente híbrida (y algo más), cree en los eléctricos para ganar más clientes
La marca del Escorpión ya cuenta con tres modelos en su gama, y todos eléctricos. Una estrategia que los italianos han decidido mantener contra viento y marea aunque la matriz turinesa haya decidido lanzar un 500 híbrido después de 2025. Los motivos tras esta decisión son dos, uno son las elevadas emisiones, la otra lo que los clientes tendrían que pagar a sus fiscos.
El declive en las ventas de coches eléctricos ha sacado a flote una de las grandes debilidades de las marcas: la importante falta de previsión a largo plazo y el seguir como «borregos» a reconocidos expertos de la industria, esos que es imposible que se equivoquen pero lo hacen.
Los fabricantes que decidieron convertirse en eléctricos ahora y eliminar todo vestigio de combustión ahora se están volviendo locos para volver a un camino que nunca debieron de abandonar tan precipitadamente, alabando las decisiones más acertadas de otros que prefirieron apostar por los dos tipos de propulsión, la eléctrica y la térmica. Pero hay otras marcas como Abarth que lo tienen más complicado, y no por falta de recursos a los que garrarse, sino porque la del Escorpión no es una marca de volumen.
Los híbridos no entran en los planes de Abarth
Sus ventas son extremadamente bajas comparadas con las de otras marcas, dado el elevado precio y caché de sus modelos, y el último en sumarse no va a ser menos. El nuevo Abarth 600 es el primer SUV deportivo de la marca italiana, un sueño que podría haber sido una realidad con el 500X pero que fue descartado por las elevadas cifras de emisiones, precio e impuestos a pagar por los clientes.
Estos tres factores son claves en la estrategia de Abarth, que ha declinado toda opción de volver a un motor de combustión en sus filas, a pesar de que sea necesario para la subsistencia de FIAT en el segmento de los coches urbanos. Dicho de otra forma, aunque el 500 Eléctrico se transforme en un híbrido, no tendrá nunca una variante deportiva en el seno de Abarth.
Abarth descarta creaciones propias como otras marcas de prestigio
El ejemplo más claro es el Abarth 595. Calificado como un cohete, su motor de 1.4 litros turbo no sólo permitía disponer de un elevado rendimiento, sino también de unas emisiones contaminantes de 180 g/km. Y, dado que en una gran mayoría de países europeos, el impuesto de circulación se calcula en función del nivel de emisiones, los clientes estaban obligados a desembolsar hasta 2.000 euros cada año.
Gaetano Thorel, jefe de la marca, lo ha confirmado además de acabar con todo tipo de rumores acerca de otros posibles movimientos tácticos. Thorel ha descartado un 500 microhíbrido deportivo por una sola razón: «no sería posible», añadiendo que «Carlo Abarth nunca ha construido un coche desde cero. Nuestro ADN es tomar un coche convencional y mejorar sus prestaciones a través del motor, la dinámica y el sonido, para hacerlo deportivo y accesible, y permaneceremos fieles a este ADN». Más claro, agua, no habrá un Abarth a medida.