Motor.es

Convertir coches clásicos en eléctricos ¿es una aberración?

La conversión de coches clásicos en eléctricos puede suponer un enorme debate entre los entusiastas del automóvil más acérrimos y los que tienen una mente más abierta al ecologismo. La idea no es nueva, y se ha hecho desde a chatarrillas hasta a coches de lujo.

8 min. lectura

Publicado: 11/09/2017 20:30

Vehículo Eléctrico Rosarino (VER), de Ricardo Berizzo (Argentina), basado en un Fiat 147

Una de las partes más importantes de un coche es sin duda su motor, y por omisión hablamos de motores que funcionan con zumo de dinosaurio. Estas máquinas térmicas tienen un rendimiento muy pobre (hoy día no superan el 40% ni los mejores), no son muy fiables sin un riguroso mantenimiento y requieren muchos mimos a largo plazo.

Sin embargo, los motores eléctricos son fiables, muy duraderos, con un rendimiento que más que dobla los de combustión interna, apenas hay que tocarlos y pueden aguantar durísimos castigos con el paso del tiempo. ¿Cómo son los mejores trenes de este mundo? Eléctricos. Incluso las locomotoras diésel usan tracción eléctrica en vez de embragues y marchas.

Durante mucho tiempo convertir un coche normal en eléctrico ha sido un negocio muy ruinoso. Al precio del coche donante hay que sumar muchas horas de mano de obra, componentes caros y las siempre vilipendiadas baterías. Algunos pioneros invirtieron cantidades importantes en electrificar sus utilitarios, por debajo de 6.000 dólares o euros prácticamente no encontraremos nada.

Calcula ahora el precio de tu seguro de coche

¡Infórmate!

1991 Geo Metro “Bluie”, de Mike Casey (EEUU)

Los motivos para convertir coches convencionales en eléctricos pueden ser de lo más variopintos:

  • Fiabilidad: con una cadena cinemática eléctrica se ahorra mucho dinero en mantenimiento, recambios, aceite, piezas de desgaste... y alarga mucho la vida útil de un coche.
  • Muerte del motor térmico: ¿motor inservible, coche a la chatarra? No necesariamente, reemplazar un motor normal por uno eléctrico puede dar segunda vida a un clásico, y cumpliría todas las normativas de emisiones del mundo, actuales y futuras.
  • Ecología: eliminamos las emisiones contaminantes de la ecuación, lo que se aumenta por generar electricidad se compensa de sobra con lo que dejan de echar los viejos escapes. Reducir, reutilizar, reciclar, en resumen.
  • Economía: con motores eléctricos los costes variables se desploman, aunque la inversión inicial es importante
  • Exclusividad: pocos coches encontraremos iguales al nuestro si se ha convertido
  • Tuning: existen preparaciones bestiales con motores eléctricos de muy alta potencia, si las baterías son capaces de aguantar el tute. Por ejemplo, un Ferrari 308 GTS de 1978 fue convertido a eléctrico con 465 CV, bastante más de lo que daba originalmente. Y sin malos humos. Lo malo, que no debió ser barato...
  • Demostradores tecnológicos: son una representación tangible de lo que se puede conseguir con buena ingeniería moderna, pero con líneas intemporales o eternas.

De hecho, hay conversiones que han costado una auténtica fortuna y las fichas técnicas son dignas de admiración. Algunas empresas trabajan convirtiendo coches, tardan meses y cobran una pasta, pero consiguen resultados únicos e incluso mejores que los modelos originales. También puede ocurrir al contrario, si no se meten suficientes billetes.

GT6 E-DRIVE1, una conversión a partir de un Triumph TR6 (Estonia)

Sobre los argumentos en contra, principalmente tendremos comentarios de puristas con un planteamiento muy talibán sobre lo que es original y auténtico. Esa misma gente debería dudar de si el mismo coche, con un motor varias veces reconstruido, sigue siendo original. Desde ese punto de vista, apenas hay coches originales.

La originalidad puede implicar unas potencias bajísimas, consumos de gasolina desorbitados -para la actualidad- a cambio de prestaciones que supera hasta el Dacia más barato del mercado, una paupérrima fiabilidad, etc. No siempre original es sinónimo de mejor, se llama "progreso". Si un motor se muere, es tan legítimo ponerle otro igual al que tenía (que ya no será "original") como uno o varios eléctricos, al menos a efectos de autenticidad.

Las conversiones, dependiendo del dinero empleado, pueden ser muy fieles al original en comportamiento y potencia -véase el Jaguar E-Type Concept Zero- sin los inconvenientes de un motor viejo. Es más, según avancen las normativas anticontaminación y las restricciones, algunos clásicos solo podrán sobrevivir con combustibles sintéticos (que tampoco son "auténticos") o con conversiones a eléctricos. Según avanza la técnica, las conversiones tienen menos pegas.

Jaguar E-Type Concept Zero, un clásico resucitado sin tubos de escape por la propia casa (Reino Unido)

Hace solo 10 años convertir un eléctrico implicaba inflar a kilos un vehículo con pesadas baterías de ácido de plomo, pues eran relativamente asequibles, fiables, daban una energía decente para moverse... Hoy día las baterías de litio están haciendo enormes progresos en fiabilidad, potencia, capacidad... sin que los precios estén aumentando. Es más, el precio por kWh no hace sino bajar y se están popularizando autonomías antes inalcanzables sin parar a recargar más veces.

Tenemos que ir abriendo nuestra mentalidad hacia este tipo de conversiones, pues iremos viendo más y más, sobre todo cuando puedan popularizarse y dar segunda vida a coches que están más que amortizados. Dejará de costar lo mismo que un coche nuevo darle otra oportunidad a un cascarón, pero sin todas las ventajas de un coche nuevo.

Sin duda el petróleo a un precio abusivo aceleraría mucho el proceso y estamos disfrutando de un ligero y sabroso paréntesis en torno a los 50 dólares el barril, y no más del triple. Hagamos memoria, y los trenes suburbanos (metro) se hicieron eléctricos por algo: si contaminasen, los clientes tendrían una esperanza de vida un poco mala. Aumentarán los espacios para "no fumadores", por lo que estas "aberraciones" tendrán cada vez más sentido si no hay excepciones para los clásicos.

1978 Ferrari 308 GTS, convertido por Electric GT (EEUU)

Finalizamos con una curiosidad: ¿Sabíais que varios MINI Cooper que salen en la película "The Italian Job" (2003) eran todos eléctricos? Los rsponsables del Metro de Los Ángeles no admitían que se rodasen escenas con motores de combustión interna. Lo del ruido ya se puso con postproducción. Quién lo habría dicho...

Compártela en:

Pixel